Chihuahua, Chih.
Uno debe creer en la paz y denodadamente trabajar por ella, debe saber buscarla en principio en el interior de su propio ser y cuando sienta que ya la tiene para sí, ha de actuar con la mística del devoto labriego, aquel que envía la semilla, cual si fuera una proclama, un exhorto por la paz, buscando llegue la civilidad a la tierra de la controversia y la lucha, que aun cuando parezca árida y poco receptiva, le habrá de permitir ver fructificar esa vida mejor, con la que todos soñamos.
Así con esta sencilla declaración, estimo que se ha de buscar la realización de la vida para mejorarla sin más, sé que esto es difícil, suponer que solo por pensarlo la podamos hacer posible, algunos dicen que…
LA PAZ ES UNA UTOPÍA
Puede ser, de hecho hace milenios la paz es una quimera, su antítesis la guerra, ha tomado rostro de Cruzada, de exterminio y arrasamiento de los otros, cualquiera sea la justificación, por ello no hablaré de UCRANIA Y SU ACTUAR PRO NAZI CONTRA EL DONBAS Y PRESTARSE SER LA BASE DESDE DONDE LA OTAN Y OCCIDENTE INTENTAN SOCAVAR A RUSIA, QUE CON SU OPERACIÓN ESPECIAL, HACE PRÁCTICA AQUELLA FRASE DE QUE SI "DESEAS LA PAZ PREPÁRATE PARA LA GUERRA" CON ARMAS HIPERSÓNICAS MEJOR.
NO HABLARÉ DE LA GRAN BATALLA QUE SE DA EN MÉXICO POR EL PODER ENTRE FACCIONES, LLAMADAS CONSERVADORAS Y LIBERALES, QUE SE ATACAN DESDE FLANCOS DIVERSOS SIN HABER APRENDIDO QUE EN EL SIGLO XIX LA MISMA ACCIÓN NOS LLEVÓ A VER CERCENADO HASTA EN UN 54% EL TERRITORIO NACIONAL, PERO AQUÍ SEGUIMOS PELEANDO POR LA NACIÓN QUE ES LA CASA COMÚN DE TODOS LOS MEXICANOS.
NI MUCHO MENOS QUIERO AHONDAR EN LO QUE A TODOS DUELE ESTOS DÍAS, PERO QUE HEMOS VISTO INDIFERENTES POR DÉCADAS, LA MIGRACIÓN FORZADA POR LA EXPOLIACIÓN DE LOS PUEBLOS DE NUESTRA AMÉRICA, ARRASADOS POR UN CAPITALISMO VORAZ QUE DESDE EL NORTE AMA A LOS PRODUCTOS Y LAS MATERIAS PRIMAS DEL SUR, PERO DESDEÑA A SUS HOMBRES Y MUJERES QUE ASPIRAN A RECUPERAR LA VIDA DIGNA QUE LES HAN ROBADO EN SUS LUGARES DE ORIGEN, DESDE EL BRAVO A LA PATAGONIA.
CITANDO EL DOLOROSO CASO DE LA MUERTE DE MAS DE 40 MIGRANTES, PORQUE YA HACE DÍAS REBASO LOS MANEJADOS 39 DE ORIGEN EN EL NEFANDO INCENDIO EN LA ESTACIÓN MIGRATORIA DE CIUDAD JUÁREZ, EL CUAL ES UN BOTÓN DE DOLOR Y TRISTEZA PARA TODOS, LOS QUE PUDIENDO HACER ALGO Y NO LO HICIERON, ME REFIERO A TANTOS QUE HOY SE DESGARRAN LAS VESTIDURAS PERO QUE SE VOLTEAN DE LADO ANTE LAS REALIDADES COTIDIANAS DEL DESARRAIGO Y LA INJUSTICIA Y LOS QUE NO HICIERON LO QUE ERA SU DEBER HACER PARA PROTEGER Y SALVAGUARDAR A QUIENES SE VEN OBLIGADOS A MIGRAR.
No, no abundaré en buscar culpables, solo deseo sembrar una semilla de razón para buscar la paz y nada mejor a mi parecer que la reflexión profunda que nos diese el educador insigne que fue el maestro Jaime Torres Bodet, un hombre en el Ser y el Hacer, que con su genial poema de manera sencilla, nos dice todo y más si queremos regresar a LA PAZ.
CIVILIZACIÓN
Un hombre muere en mí siempre que un hombre
muere en cualquier lugar, asesinado
por el miedo y la prisa de otros hombres.
Un hombre como yo: durante meses
en las entrañas de una madre oculto;
nacido, como yo,
entre esperanzas y entre lágrimas,
y —como yo— feliz de haber sufrido,
triste de haber gozado,
hecho de sangre y sal y tiempo y sueño.
Un hombre que anheló ser más que un hombre
y que, de pronto, un día comprendió
el valor que tendría la existencia
si todos cuantos viven
fuesen, en realidad, hombres enhiestos,
capaces de legar sin amargura
lo que todos dejamos
a los próximos hombres:
el amor, las mujeres, los crepúsculos,
la luna, el mar, el sol, las sementeras,
el frío de la piña rebanada
sobre el plato de laca de un otoño,
el alba de unos ojos,
el litoral de una sonrisa
y, en todo lo que viene y lo que pasa,
el ansia de encontrar
la dimensión de una verdad completa.
Un hombre muere en mí siempre que en Asia,
o en la margen de un río
de África o de América,
o en el jardín de una ciudad de Europa,
una bala de hombre mata a un hombre.
Y su muerte deshace
todo lo que pensé haber levantado
en mí sobre sillares permanentes:
la confianza en mis héroes,
mi afición a callar bajo los pinos,
el orgullo que tuve de ser hombre
al oír —en Platón— morir a Sócrates,
y hasta el sabor del agua, y hasta el claro
júbilo de saber
que dos y dos son cuatro...
Porque de nuevo todo es puesto en duda,
todo
se interroga de nuevo
y deja mil preguntas sin respuesta
en la hora en que el hombre
penetra —a mano armada—
en la vida indefensa de otros hombres.
Súbitamente arteras,
las raíces del ser nos estrangulan.
Y nada está seguro de sí mismo
—ni en la semilla el germen,
ni en la aurora la alondra,
ni en la roca el diamante,
ni en la compacta oscuridad la estrella,
¡cuando hay hombres que amasan
el pan de su victoria
con el polvo sangriento de otros hombres!
COROLARIO
Sirva esta reflexión para acompañar a los deudos de los hermanos migrantes, y que encuentren la Paz por el camino de la Justicia, ese debe ser el objetivo.