Chihuahua, Chih.
Difundida muy selectivamente la invitación, el matrimonio de Paul Foster y Alejandra de la Vega, recibirá en su casa, en una “recepción de honor”, al actual gobernador de Texas, Greg Abbott el próximo martes, “en punto de las 5.30 PM”, quien buscará la reelección en 2018.
Con tal fin se han conformado los comités encargados de auspiciar su candidatura, por el Partido Republicano.
A tal reunión se ha citado a lo más selecto del mundo empresarial de El Paso y Juárez que, ya sabemos, tienen a la zona sur de Texas como una especie de área común “de oportunidades”, razón por la que muchos empresarios juarenses -con intereses comerciales allende la frontera- se involucran en las actividades político-empresariales de aquella entidad.
“Él es alguien en quien usted puede confiar", aseguraba en español la suegra de Abbott, Mary Lucy Phalen, -de origen hispano- en la campaña electoral del 2014, quien luego de esa exitosa propaganda fue rebautizada con su nombre de pila, María de la Luz Segura, en otros anuncios de campaña, sin embargo, ante las propuestas del presidente norteamericano, Donald Trump, el gobernador texano firmó, el 7 de mayo de este año la medida SB4 que prohíbe las ciudades santuario en Texas, ignorando las protestas y preocupaciones de algunos de los latinos.
“La estrategia de destacar las raíces mexicanas de su familia adquirida ayudó a Abbott a mantener la gobernación de Texas en manos republicanas: en noviembre de 2014, el entonces fiscal general de Texas triunfó cómodamente sobre la demócrata Wendy Davis, a quien venció por más de 950,000 votos”. (Nota de Melvin Félix, Univision, 13/V/17).
Lo llamativo, para los chihuahuenses, es la participación de Alejandra de la Vega, integrante del gobierno de Javier Corral, abiertamente opuesto a las políticas discriminatorias y racistas de Trump, se involucre en los gobernantes norteamericanos que han desatado una auténtica “cacería de brujas” en contra de los migrantes mexicanos.
La postura de Abbott contrasta con la asumida por sus predecesores, todos emanados del Partido Republicano, quienes se cuidaron de la aplicación de medidas antiinmigratorias en contra de los hispanos, en virtud del elevado número de habitantes de este origen racial en Texas, los que pasaron de 4.3 millones en 1990, a 6.7 millones en 2000 y luego a 9.5 millones en 2010.