Chihuahua, Chih.
Es verdaderamente increíble, visto desde la óptica de la disputa político-electoral: Por alguna extraña razón, a una influyente funcionaria se le ocurre -o le ordenan- que apresure la entrega de una de las materias más escasas en Chihuahua, el agua, a fin de acelerar el cumplimiento de los compromisos del Tratado de Aguas, que vencen hasta octubre, y de pasada, beneficiar a los tamaulipecos con el líquido, de modo tal que colmen el 37% de sus ncesidades.
Lógico, tal decisión desató la furia de los productores -de manera más que justificada pues la extracción de mil millones de metros cúbicos de agua dejará para el próximo solo 500 millones, de los también mil millones a que tienen derecho- a la que se sumaron alegremente (y algunos de los liderazgos, digámoslo claramente, de manera legítima) diversos protagonistas del panismo chihuahuense.
Y, claro, hasta del priismo, como es el caso del dirigente estatal, Omar Bazán.
Pero, además, ¿Cómo no iban a hacerlo si las torpezas cometidas -además de las argumentaciones, claramente demagógicas, de la directora general de la Conagua- son verdaderamente monumentales?
Paradójicamente tales cosas suceden cuando las calificaciones que los chihuahuenses le otorgan al presidente López Obrador, por primera vez, van más allá del 50%, en un verdadero salto al cielo (claro, para los suspirantes de Morena) pues la ganancia del tabasqueño fue de 7 puntos, según Mitofsky, lo que reflejaría el indudable peso que tienen en el ánimo de los chihuahuenses el hecho de que en poco más del 40% de los hogares en la entidad, uno de sus integrantes es beneficiario de alguno de los programas de bienestar social de la 4T.
A tal abordaje se sumó, protagónicamente, el gobernador Corral, que, luego de inmensos silencios -de semanas- en las cuales se incubaba el conflicto, ahora intenta aparecer como el mediador mayor frente al presidente López Obrador y, zalamero, le envía mensajes en el sentido, tal y como lo sostuvo el presidente en la conferencia mañanera, de que los compromisos internacionales había que cumplirlos.
Pero resulta que aún no estamos en la tesitura de fallar a los adquiridos en el Tratado de Aguas pues aún no culmina el presente ciclo y todavía está pendiente la temporada de lluvias, además de que los estados de Coahuila y Tamaulipas deben contribuir, tal y como lo dice el mencionado tratado, al cumplimiento de las metas.
¿Qué llevó al gobierno de la república a ordenar semejante cosa -con Guardia Nacional incluida- tal como beneficiar al estado de Tamaulipas?
¿Será cierto, como corren los rumores al interior de Morena-Chihuahua, de que la obtención de agua chihuahuense es para que un personaje morenista tamaulipeco se beneficie de tal cosa en la carrera por la candidatura de este partido al gobierno del estado?
¡Híjole!
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