Chihuahua, Chih.
La pandemia del COVID-19 en nuestro país ha exhibido no solo la precariedad de las instituciones sanitarias en México; sino también, la ineptitud de muchos funcionarios responsables (médicos) para contrarrestar, oportuna y eficazmente, el exponencial contagio en la sociedad mexicana.
Y no solo eso, las redes sociales se han convertido en el ‘ring’ perfecto para escenificar un sinnúmero de confrontaciones entre los fervientes defensores de las medidas sanitarias implementadas por el gobierno federal y los acérrimos críticos de López Obrador.
Al extremo de que los dimes y diretes virtuales son “cada día más viscerales y virulentos”. De manera cotidiana, se denuncian “los errores y no a quienes los propiciaron y los mantuvieron”. Por lo general, la crítica casi siempre va dirigida a los funcionarios -del ámbito federal y local- que asumen el papel de ‘voceros oficiales’ de la pandemia.
Al respecto, el historiador Jean Mayer realiza una crítica con un enfoque electoral: “En lugar de destruir lo poco que teníamos, de imponer la austeridad a la investigación científica, nuestro México debe invertir en ciencia y tecnología… porque los políticos viven en el cortísimo plazo electoral. El horizonte de nuestros dirigentes se limita al 2021. Miopía catastrófica”. (Excélsior, mayo 10, 2020)
Por su parte, José Ramón Cossío Díaz afirma que “la pandemia llegó con aviso e información… (pero) para no romper el proyecto político en marcha, su importancia fue minimizada. Se emitieron comentarios triviales apelando a una ambigua cultura o a difusas tradiciones para combatirla… Desde el ninguneo, se retrasaron las acciones gubernamentales. Quienes debían planificar no lo hicieron”.
Hace unos días, el Dr. José Narro (exrector de la UNAM y exsecretario de Salud) criticó al actual subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Dr. Hugo López-Gatell por haber afirmado que “estábamos preparados en febrero y la verdad es que no lo estaba el sector salud: no había los equipos de protección personal, ni número de ventiladores necesarios, protocolos necesarios de actuación personal… y ha mencionado fechas distintas para la reactivación de actividades”.
La sorpresiva respuesta del Dr. López -Gatell, al declarar que “el sistema de salud mexicano ha tenido un grado importante de deterioro (ya que) 307 hospitales, por distintas razones, quedaron abandonados en la administración anterior (Peña Nieto)”, provocó un debate mediático que diversos medios informativos calificaron como desafortunada, ya que le restaba credibilidad científica.
Pero también, el propio Ministro en retiro, crítica el deficiente sistema de salud mexicano, en los términos siguientes:
“La pandemia nos llegó en un mal momento sanitario. A fuerza de querer renovarlo todo, el Seguro Popular estaba desmantelado y el Insabi no acababa de nacer. Lo que debió desaparecer seguía ahí y lo que debió llegar no estaba… La imprevisión fue absoluta y la escasez evidente… Los pacientes protestaban porque se les había dicho, semanas antes, que su derecho a la protección a la salud les sería satisfecho completa y gratuitamente. No sucedió”.
“El sistema de salud fallido colapsó. El gobierno no hizo lo que debía… No previó la magnitud de las cosas que iban a llegar. Siguió distinguiendo y combatiendo. Se refugió en un discurso de obediencia científica para la pandemia, pero siguió empujando lo que llamaba su transformación”. (NEXOS, mayo 8, 2020)
De igual forma, cotidianamente, en las redes sociales se critica la actitud asumida por la sociedad mexicana de no acatar, de buena gana, las medidas preventivas ordenadas por el Consejo de Salubridad General. Tal parece que los mexicanos reniegan del confinamiento sanitario para evitar un contagio masivo.
En Chihuahua, como en el resto de las entidades federativas, las autoridades estatales y municipales han recurrido, incluso, al uso de la fuerza pública para obligar a la ciudadanía a permanecer en sus hogares.
Y ni así…