Chihuahua, Chih.
Reacia la mayoría de la población, no sin razones, a participar en los asuntos políticos, incluso a discutir sobre la política, ésta debiera ser el tema central de la sociedad pues se trata, ni más ni menos que de la administración de los recursos del total de la población, de ahí su importancia y lo que estamos viviendo al inicio del 2018 es verdaderamente preocupante en Chihuahua.
Por supuesto que lo es en el ámbito nacional, y quizá más grave que en lo local, pero lo cercano siempre será lo más importante, o lo percibiremos así, pero no podrá ser ajeno a lo acontecido en el país.
El 2018 ha iniciado como una pésima continuación del año anterior, en lo referente al clima de violencia. Hasta mediados del 2017 el promedio de homicidios cometidos diariamente ascendía a 5 en el estado, hoy está por encima de los 7 y quizá, de mantenerse la ola criminal, rebasemos prontamente los 8 pues hay días, como los ocurridos recientemente en Juárez y Chihuahua, en que la cifra de víctimas fatales casi dobla aquella cifra.
Dicho en fríos números, querrá decir que la tasa de homicidios en el estado ronda los 88 por cada 100 mil habitantes. Si el estado de Chihuahua fuera considerado como un país, se encontraría, nuevamente, en el primer lugar mundial de esta tragedia.
Más aún, por lo menos en Juárez las cifras ya superaron a lo ocurrido en 2012, año en el que disminuyeron estas cifras, después de 2008.
Estamos, claramente, frente a un nuevo episodio del continuo enfrentamiento de las bandas criminales en nuestro territorio, ante el cual, como en el pasado, las autoridades son absolutamente inoperantes. El fracaso es evidente, no hay justificantes.
Por doquier aparecen las fallas, los indicios de complicidad, los de una clara incompetencia, pero frente a las quejas y los reclamos de la sociedad, como antes, como siempre, la justificación de las autoridades es la misma, son percepciones, nos dicen, en tanto no solamente las cifras homicidas crecen, sino, paulatinamente, las de los delitos conectados con ellos, o sus derivados, algunos de los cuales se han mantenido en cifras menores que en la oleada violenta, pero por encima de las aparecidas antes del 2008.
Así los robos a casas habitación, a negocios, los robos de vehículos -y ahora a mano armada- han crecido sostenidamente, si bien por debajo del 2012, pero que combinadas estas cifras con las de los homicidios van conformando el panorama tétrico que hace temer a los chihuahuenses la repetición de aquella película en la que, por lo menos, 10 mil empresas cerraron, más de 100 mil juarenses emigraron, definitiva o temporalmente, además de convertir al Valle de Juarez en un páramo y, al mismo tiempo, en un inmenso cementerio.
Frente a tal realidad el pasmo de las autoridades locales, la desconexión con las federales y la ausencia de una estrategia que combata realmente la ola violenta son gigantescos.
Encima de ello suceden cosas verdaderamente ridículas y, por otro lado, espantosas, como la versión oficial acerca del suicidio del supuesto asesino de Luis Fernando Flores Cerros, esposo de la directora del Registro Civil, Inés Martínez, luego del aparente intento de robo a la pareja.
Sin información previa acerca de su detención, y sin dar mayores informes de las circunstancias en que fueron detenidos dos supuestos asesinos de Flores Cerros, la Fiscalía Zona Centro dio a conocer que Jacinto Martín Martínez se suicidó al ahorcarse ¡”con un pantalón térmico de color blanco, que amarró –según las versiones oficiales– al bebedero de aluminio que estaba en el interior de la celda y quedó semisuspendido en una posición sentado, con las dos piernas extendidas”. (Nota del Staff, Diario de Chihuahua, 06/I/18).
O sea, que el acusado de ser el asesino se ahorcó con la puritita fuerza de sus piernas pues ¡Lo encontraron sentado, “semisedente” dijeron los peritos de la Fiscalía!
O sea que, si ha querido, se para y ya no se ahorca!
¡Válgame!
Y estas son las autoridades que deberán detener el año de sangre sobre Chihuahua que ha cobrado ya, en el gobierno del amanecer, poco más de 2 mil 300 víctimas mortales!
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