Mega. Radio Juárez
En contra de las pretensiones del grupo gobernante en Chihuahua, la de imbuir la creencia que el candidato oficialista, Enrique Serrano, lleva una ventaja imposible de alcanzar por cualquiera del resto de los contendientes, desde las más elevadas posiciones del partido gobernante se envían las señales de alerta de que la realidad es contraria a eso.
Por las evidencias pareciera que, o están muy parejas las preferencias electorales entre Serrano y el candidato del PAN-Alianza Ciudadana, Javier Corral, o que éste va adelante en las simpatías ciudadanas.
Bastarían solamente dos evidencias para concluir lo anterior: Por una parte, la decisión de cancelar uno de los dos debates a realizar entre los candidatos al Gobierno de Chihuahua y posponer el único a celebrar hasta el 21 de mayo; y por otra, el cambio de estrategia del candidato de la coalición priista, el exalcalde juarense, Serrano, de atacar frontalmente a Corral, pero de una manera que luego lamentará al llamarlo “rajado” en virtud de que el panista llamó al candidato independiente, José Luis Barraza, a declinar en su favor.
Sorprendió que desatara tan lamentable ataque en el curso del mitin de arranque de campaña de la candidata a la alcaldía de la capital, Lucía Chavira, cual si la contienda electoral se tratase de una pelea callejera, “vénganse de uno en uno”, “A rajarse a su tierra, porque en Chihuahua no somos tierra de rajados”, gritaría a voz en cuello en el acto celebrado en la Plaza de Armas.
Para el PRI y sus aliados la actual campaña electoral es extremadamente novedosa. Nunca, en el curso de los últimos 16 años habían enfrentado tal oposición en las elecciones estatales.
Ahora no, la simpatía por los blanquiazules o el rechazo a la actual administración estatal, han provocado que un buen número de chihuahuenses estén optando por los candidatos de este partido, en mayor o menor proporción, en una dinámica, en la que panistas e independientes deberán competir por los votos de los electores indecisos y los opositores al grupo gobernante en la entidad.
Probablemente el resultado será la aparición de un mayor porcentaje de voto “cruzado”, que determinará, con seguridad, el triunfo a las alcaldías de Juárez y Chihuahua, y posiblemente el del gobierno del estado.
¿Cuál es la lectura del hecho de cancelar el debate que se realizaría en Juárez? Una sola, que se cree que el ganador sería el abanderado panista y que las repercusiones a su favor serían insuperables si se dejara el tiempo necesario para que así ocurriera.
Tuvieron temor a que el debate a efectuarse en el antiguo Paso del Norte, el 11 de mayo, fuera el escenario de una derrota, o de una percepción ciudadana de que Serrano sería superado, precisamente en la ciudad que será la más importante para el desenlace de la elección y en la que, se cree, llevaría ventaja, pues fue la que gobernó.
Aquí los priistas no pueden darse el lujo, ya no de perder, sino de ganar por diferencias mayores que les permitan compensar las desventajas que tendrán en el resto de la entidad.
Uno o dos puntos que perdieran en los debates serían, probablemente, los que marcarían la diferencia entre el infierno y la gloria.
No es la única novedad, también desde las alturas gubernamentales se decidió acudir al rescate de la campaña -o dicho en términos más generosos- a contribuir a recuperar simpatías perdidas a lo largo de los últimos años.
En un giro verdaderamente sorprendente, el gobierno estatal anunció que el período de descuento en el pago de las placas se alargaría hasta el 15 de junio, convenientemente hasta que se hubiesen celebrado las elecciones. Casi al mismo tiempo, en el curso del desfile del 1o. de Mayo, el Gobernador Duarte notificó que decretaría un aumento salarial para los trabajadores del gobierno del Estado, hasta del 7% mensual, en virtud, dijo, de la salud de las finanzas estatales las que, agregó, se verán beneficiadas con una serie de transacciones financieras que le permitirán a Chihuahua, sostuvo, disminuir abruptamente el monto de la deuda pública.
No son las únicas medidas, en la capital del estado, a raíz del marco de ilegalidad en el que fueron puestas en vigor las fotomultas, existe una especie de suspensión de esta medida, que ha concitado el rechazo de la población y que llevó a que el mismísimo Serrano declarara, también, su oposición, luego de que Lucía Chavira encabezara, desde el PRI, la oposición a una de las medidas que mayor enojo ciudadano han provocado y que le mereciera severas críticas, no de los partidos de oposición, sino del interior mismo de su partido.
Así, diversos hechos, ocurridos al calor de la contienda electoral, van develando, a cada momento, el estado de ánimo de los contendientes y las estrategias, resultado de las verdaderas lecturas del curso de las campañas y que la publicación de la mayoría de encuestas tiene, sólo, un claro sentido propagandístico.
Y es que la confianza popular hacia las encuestas tiene sustento ¿Quién va a creer que en la realizada por Mitofsky, en la que se muestra a Teto Murguía adelante en las preferencias electorales, aparezca que la candidata del PRD, Lluvia Luna, sea más conocida que el ex conductor televisivo, Armando Cabada, y que éste apenas supere, en conocimiento, al candidato de Morena, Juan Carlos Loera?
Y estamos hablando del grado de conocimiento en la población, no de las preferencias, ser conocido no basta para ganar elecciones.
De ese modo, lo único que tenemos a la mano para tratar de desentrañar el complejo proceso electoral que vivimos, serán los indicios que nos muestra a cada momento la clase política.