Chihuahua, Chih.
Algunos militantes de la izquierda partidista en Chihuahua han publicado en sus redes sociales comentarios amenazantes y/o en tono de burla sobre el alcalde panista de Camargo, Arturo Zubía, de quien existe un video lanzando piedras en los enfrentamientos del 26 de marzo.
Los agricultores del valle de Delicias se organizaron para defender el agua de La Boquilla, destruyeron instalaciones de gobierno y quemaron vehículos de la Guardia Nacional y de la Conagua.
Es probable, o no, que Arturo Zubía sea procesado por los acontecimientos violentos del jueves pasado. En marzo de 2019, el entonces Alcalde de Cuauhtémoc, Carlos Tena, fue detenido por un asunto que resultaría similar al de Zubía. En ese entonces, la confrontación entre el alcalde morenista, Carlos Tena, y el gobernador panista, Javier Corral, llegó al punto de la ruptura.
No se trata de defender a Zubía. No se trata de posicionarse, a favor o en contra, de un panista que está buscando proyectarse hacia una candidatura en el proceso electoral del 2021.
No se trata de preguntarles a los militantes de la izquierda partidista que hubieran hecho, al estar en el caso de Zubía: ¿Se habrían unido al movimiento para defender desde la vanguardia el agua de Chihuahua, se habrían replegado en la retaguardia esperando el desenvolvimiento de los acontecimientos, o habrían esperado el mejor momento para tomar el micrófono y lanzarse a la palestra mediática esperando los beneficios electorales?
Las amenazas de detención sobre Zubía y sobre otros líderes de los acontecimientos violentos del jueves 26 de marzo, en La Boquilla, Chihuahua, se pueden entender en tres planos:
A) en el plano ético-político de la lucha social;
B) en el plano del cumplimiento de la legalidad, que fue jurado por Zubía cuando fue nombrado presidente municipal de Camargo;
C) en el plano del golpeteo político que se genera en la antesala del proceso electoral local del 2021. En este tipo de casos, los tres planos referidos forman un nudo ciego, muy difícil de desatar.
Y tal parece que el interés que prevalece, al hacer una lectura de los acontecimientos es el asunto electoral. Todo el mundo piensa y se mueve bajo la lógica electoral del 2021.
Muy pocos están pensando bajo la lógica de la lucha social. Los orígenes de gran parte de la izquierda morenista son la lucha social, los orígenes del mismo López Obrador están en la lucha social. Se trata de defender la lucha social como un espacio político genuino, que le ha permitido a la izquierda, y algunas veces a otras fuerzas políticas, reclamar lo que se considera justo para el pueblo en determinadas coyunturas políticas.
Se trata de ponderar a la lucha social (A), como un territorio que conlleva una apuesta riesgosa, que incluso puede llevar a la cárcel (B). La memoria de los presos políticos y los desaparecidos de la guerra sucia sigue vigente todavía.
Se trata de ponderar la lucha social (A), como un territorio genuino en defensa de las causas de los agricultores y campesinos de Chihuahua, más allá de lo electoral (C). La lucha social seguirá siendo un territorio necesario para hacer política en nombre de la justicia colectiva, antes o después de las candidaturas a los puestos de elección popular.
En el contexto polarizado en el que vivimos actualmente, en los afanes que están atravesados por los intereses electorales del 2021, no se vale tirar el agua de la bañera con todo y niño…