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¿Nos llevará el tren?
Sin Retorno

¿Nos llevará el tren? 23 de noviembre de 2023

Luis Javier Valero Flores

Chihuahua, Chih.

La decisión presidencial de impulsar la creación de trenes de pasajeros, a través de la coacción a las empresas concesionarias de las líneas de ferrocarril, a las que les impuso plazos a fin de que presenten los proyectos necesarios que concreten ese objetivo, el establecimiento de 7 rutas, debiera abrir la discusión sobre los proyectos de largo plazo, necesarios para el desarrollo del país y la entidad.

Sí, porque entre las rutas mencionadas por el decreto presidencial, se encuentra la ruta Aguascalientes-Juárez y que en la parte chihuahuense pasaría por Jiménez, Camargo, Delicias y Chihuahua.

A meses del término de la administración federal se antoja, por lo menos tardío, el lanzamiento de tal iniciativa, que debiera concitar una profunda reflexión sobre un tema que requiere una buena cantidad de estudios, que demuestren la viabilidad financiera, el beneficio social y el necesario financiamiento.

Cosa no menor es la definición del proyecto, público, o privado.

Parte esencial de ello lo es si el flujo de pasajeros es el necesario como para que la prestación de ese servicio no fuera a convertirse en un rubro a subsidiar y entonces, en lugar de ser uno que genere beneficios sociales, se convierta en una imparable fuga de recursos públicos que, sin duda, son harto necesarios en otros aspectos de la vida social.

Ahora bien, si fuera un negocio privado, -para lo cual las empresas tendrían que llegar a esa conclusión- entonces, si se dejara en esa categoría, las tarifas tendrían que cumplir dos aspectos, la mayor parte de las veces contradictorios, es decir, la generación de utilidades ‘rentables’ a las empresas, y tarifas reducidas.

Aspecto importantísimo de tales proyectos lo serían las enormes presiones del conjunto de empresas y ramas industriales -además de las estrictamente comerciales de las empresas de transporte de pasajeros- beneficiadas por el tipo de transporte que se privilegió en el país, el del uso de las carreteras, en lugar de las vías férreas, en un país que, por lo menos en la parte central y hasta el norte, es casi ideal para el uso del ferrocarril.

Si, porque las empresas fabricantes de vehículos -automóviles, camionetas y camiones de carga, trailers- llantas, aceites, refacciones; y las relacionadas con la construcción, mantenimiento y rehabilitación de las carreteras, etc. tienen en esta modalidad uno de sus nichos más productivos.

Ahora bien, por las razones anteriores la discusión no puede extenderse a la contienda político-electoral; no puede, por una razón, porque la viabilidad financiera sólo la pueden demostrar los estudios, que no pueden hacerse en el curso de unos cuantos meses.

Para decirlo más adecuadamente: El triunfo o derrota de la candidata del régimen no dependerá de la puesta en marcha, o no, de los trenes de pasajeros.

Más aún, el paso a la historia de López Obrador no lo determinará si se pusieron en marcha esos trenes. 

Para sus apologistas ya está junto a los grandes héroes mexicanos, así que esa es una de las discusiones que no debiéramos hacerla los legos, es decir, la mayoría de la población.

Son los expertos los que deban demostrarle a la sociedad su viabilidad, o no.

Por desgracia, como parece será lo frecuente a partir de ahora, las dos fuerzas políticas más importantes en la entidad ya se enfrascaron en esa discusión.

Por una parte, el Secretario de Gobierno, Santiago de la Peña, de botepronto declaró que «La circulación de trenes de pasajeros en el país facilitará el traslado de migrantes, lo que traerá un mayor desorden en el flujo migratorio…». (Nota de Miguel Ángel Silva, El Diario, 22/11/23).

Ante lo cual, como era de esperarse, la respuesta de los morenistas no tardó.

El Dip. Cuauhtémoc Estrada, líder de los diputados de MORENA, en su respuesta criticó que De la Peña desestimara el uso del tren para pasajeros, «… ahora resulta que las vías que construyó el estado mexicano, solo deben ser utilizadas para el transporte de carga», en un momento, en el mundo, en el que ese tipo de transporte sólo funciona con millonarios subsidios de los gobiernos en donde existe.

Y ya puestos en el terreno de las supuestas ‘ironías’ políticas, Estrada cuestionó a de la Peña, «o sea ¿qué no merecen (los migrantes) un tren de pasajeros?». (Nota de César Lozano, El Diario, 22/11/23).

¡El colmo de las discusiones! Uno se opone porque puede propiciar el crecimiento de la ola migratoria y el otro sale en defensa de esa oleada y que puedan trasladarse en los trenes de pasajeros!

¡Ah, y presentó la solución ‘ideal’ de la 4T!: Si los empresarios no pueden crear ese servicio, «entonces (los) operará el Estado a través de la SEDENA y la MARINA…». (Estrada dixit).

¡Válgame! 

Lo dicho, esos no son temas para la clase política.

Columna de Plata-APCJ: 2008, 2015, 2017, 2022 y 2023

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Luis Javier Valero Flores

Director General de Aserto. Columnista de El Diario