Chihuahua, Chih.
"Nada más que tenerlos ahí conmigo, pues tengo que cuidar la investidura presidencial, como decía Adolfo Ruiz Cortinez: 'no soy yo, es la investidura'. Si de repente se altera alguien, hay un exabrupto, es el presidente de México, es una institución, es el presidente que representa a todos los mexicanos, y tengo que cuidar esa investidura, porque en otros casos han habido excesos y para qué exponernos”: AMLO
¿Qué pierde un presidente de la república mexicana si recibiera a un contingente de padres y madres agraviados por la desaparición de sus hijos? ¿Cuánto puede perder la “investidura presidencial”, si el presidente de México recibiera a los padres, familiares, amigos de los cientos de miles de asesinados a lo largo de los últimos 15 años?
¿Cómo puede usar Andrés Manuel una de las frases más emblemáticas de los tiempos de la “presidencia imperial”, usada, también emblemáticamente, por el presidente Adolfo Ruiz Cortines?
Puede ser -y eso debe ocurrir con frecuencia- que al presidente no le guste el comportamiento de algunos personajes de la vida política y social del país, pero está obligado a hacer abstracción de ello y afrontar muchas de las cosas ocurridas a lo largo de los últimos 20 años, los de la catástrofe humanitaria que ahora padecemos.
López Obrador debe hacerse cargo que llegó a gobernar un país que ha perdido a manos de las balas, navajas, cintas, sogas, ametralladoras y bombas homicidas a más de 280 mil mexicanos, que abarcan a los caídos en los gobiernos de Calderón y Peña Nieto, e incluidos los ocurridos en su gestión.
No es todo, de acuerdo con los datos de la Secretaría de Gobernación del gobierno de la 4T, hay más de 40 mil desaparecidos y 36 mil muertos sin identificar en México.
¡Cómo puede alegarse que se puede dar un “show” si los familiares de los desaparecidos, asesinados, violadas y un largo etcétera, quieren ser recibidos por su presidente!
¿Que ahí, en esa caravana, vienen algunas personas que no le son simpáticas al presidente? ¿Y qué?
No hay razones válidas para negarse a que, por lo menos, algunas doloridas madres puedan recibir las frases de aliento del presidente.
O que algunos padres, con hijos asesinados, puedan enderezar algunas frases indignadas ante tanta indolencia, tanta complicidad, tanta impunidad, tanta podredumbre, tanto dolor. Tanto dolor.
Andrés Manuel no puede comportarse de manera semejante a la de los últimos tres gobernadores de Chihuahua, que no han sido capaces de recibir a las agrupaciones de abogados para recibir el reclamo de justicia y las promesas, -así solo sean promesas- de emprender las postergadas acciones gubernamentales, a fin de encontrar a los asesinos de los más de 50 abogados asesinados en Chihuahua en los últimos quinquenios.
No puede actuar del mismo modo que el gobernador Corral, reacio a recibir a las madres de las decenas de mujeres asesinadas y/o desaparecidas en Chihuahua.
No, no puede el líder de la 4T, no puede actuar del mismo modo que los presidentes anteriores.
Está obligado a ser diferente, y si un pueblo entero le reclama, entonces más obligado está a escucharlo.
Vamos, en el colmo de la exageración, hasta Felipe Calderón se atrevió a presentarse ante los padres de los muchachos masacrados de Villas de Salvárcar y soportar las duras, pero justas frases de Doña Luz María Dávila: “Discúlpeme, señor presidente, pero no le puedo dar la bienvenida; usted no es bienvenido aquí”.
Tú ¿Porqué no, Andrés Manuel?
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