Chihuahua, Chih.
Fueron refutados acremente todos los jefes policiacos de El Paso, consultados por el reportero de Proceso, a raíz de que declararan que no tenían una orden de detención en contra del ex mandatario chihuahuense, luego de que César Duarte recibiera la alerta roja por parte de la Interpol, a petición del gobierno de Chihuahua.
Emitida el 31 de marzo anterior, a causa de que el gobierno chihuahuense emitió una orden de aprehensión por el delito de peculado, la Interpol ingresó a César Duarte a su lista de prófugos, “las autoridades de Estados Unidos no mantienen una búsqueda activa del exgobernador priista... El sargento Enrique Carrillo, portavoz del Departamento de Policía de El Paso, dice que esa corporación no busca al mexicano: “No estamos buscando a Duarte activamente. Si de casualidad llegamos a toparnos con él, tendríamos que ponerlo bajo custodia, pero no tenemos órdenes de estar buscando al exgobernador de Chihuahua en El Paso”. (Nota de Luis Chaparro, Proceso, No. 2110, 9/IV/17).
Lo mismo confirmó la oficina del FBI en El Paso: “No tenemos una orden para perseguirlo”, le aseguró al reportero el oficial que se negó a ser identificado por no tener autorización para hablar con los medios. (Ibídem).
Lo mismo ocurrió con la Oficina del Cuerpo de Alguaciles de Estados Unidos, la que informó “no contar con una orden ni con un expediente para la captura del exmandatario estatal” de Chihuahua. (Ibídem).
“A su vez Roger Maier, vocero de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, descartó que se esté buscando a César Duarte, pero aseguró que ‘si durante un ingreso al país los oficiales saben que un individuo está siendo buscado por alguna agencia, lo pondrán bajo custodia”. (Ibídem).
Bueno, hasta la misma Interpol, “mediante un portavoz que igualmente pidió el anonimato” explicó que “la ficha roja no equivale a una orden de arresto internacional. La persona debe ser considerada inocente hasta probar lo contrario”. (Nota de Luis Chaparro, Proceso, No. 2110, 9/IV/17).
¿Porqué tan largas citas?
Porque el martes, luego de largos meses que el gobernador Corral insistiera recurrentemente en que pronto, muy pronto “caería el vulgar ladrón” y de tener el conocimiento en donde se encontraba, informó que había resuelto desistirse de la solicitud de deportación, interpuesta ante el gobierno de Estados Unidos en contra de Duarte -porque, así lo dijo, ese es un trámite “muy largo”- y pedir la expedición de una orden de detención, con fines de extradición en contra del ex gobernador.
Así lo dijo el gobernador Corral: “Hemos tomado la decisión de ir por el proceso de extradición, hemos abandonado de alguna manera (sic) la estrategia de la deportación, porque estamos viendo signos muy contradictorios en las autoridades norteamericanas, con relación al tema de César Duarte”. (Comunicado de prensa, Coordinación de Comunicación Social, 18/VII/17).
Sabedores, los integrantes del grupo gobernante, que la acusación de peculado no tiene mayor peso -se le considera delito no grave!- dejaron pasar el tiempo para acumular más cargos y fortalecer los existentes, -eso presumimos- pues no se le podrían fincar más cargos extras al ex gobernador, sólo los de la extradición.
Ahora tienen otro acicate, el de que la PGR, a través de la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales (FEPADE), obtenga la orden de extradición y entonces los cargos que formulara la Fiscalía de Chihuahua, por corrupción, ya no se le podrían sumar a Duarte, sólo sería juzgado por los delitos imputados -paradójicamente- por la propia Fiscalía.
¿Entonces, porqué no presentaron desde antes la petición de extradición? A ciencia cierta no lo sabemos, pero sí existen los indicios necesarios como para llevarnos a la conclusión que no tenían -¿Ya las tendrán?- las pruebas sólidas, necesarias, como para lograr que las autoridades norteamericanas aceptaran extraditarlo pues tendrían que demostrarles que existen con la suficiente solidez como para presumir la comisión de los delitos achacados.
Pero en el ínterin le hicieron creer a los chihuahuenses que ya, ahora sí, ya pronto, tendremos a Duarte en la cárcel.
Visto el ejemplo de lo que sucede con el Duarte veracruzano, deberán poner las barbas a remojar, o tienen las pruebas suficientes, en cantidad y calidad como para demostrar la culpabilidad del ex gobernador chihuahuense, o recibirán el rechazo y desprecio de la sociedad chihuahuense que sufrirá un agravio más, ahora de parte de quienes prometieron hasta la saciedad que llevarían “al vulgar ladrón” a la cárcel.
No se lo perdonarían.
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