Chihuahua, Chih.
Vaya qué capacidad política de la oposición, que pretende disputarle el poder político al nuevo partido hegemónico en el país.
Dan tumbos.
Mientras que uno de los dirigentes más destacados del último período -bueno, el más reciente lapso-, el ex rector de la UNAM, José Narro, vino a descubrir la temperatura del agua tibia pues, en su visita a la capital chihuahuense, declaró, enfático, que “el federalismo mexicano requiere un rediseño” y un día antes, el dirigente nacional del PAN, Marko Cortés, anunció la propuesta de su partido para “encontrar” al candidato de la alianza opositora, consistente en que los aspirantes se lancen -a unas cuantas semanas del inicio del proceso electoral- ¡A conseguir 1 millón de firmas para inscribirse como tal en esa alianza!
Vayamos por partes.
En su visita a Chihuahua, Narro se pronunció por la instauración de un nuevo federalismo, el que ha sufrido un retroceso “pues bajo el gobierno de López Obrador se ha recrudecido la centralización de las decisiones”, ante el cual, hoy se da cuenta, o ahora lo dice, “se requiere un federalismo renovado con temas hacendarios y fiscales después de una discusión a profundidad”. (Nota de César Lozano/ El Diario, 24 mayo 2023).
Descubrió, solo hasta que pasó a la oposición, que no se “puede gobernar de manera central un país de 130 millones de personas”, tal y como lo hizo su partido, el PRI, y que solo, ahora, derrotados, expulsados de la mayor parte de las posiciones políticas en el país, se percatan de las reformas necesarias para el país.
Quien gobierna, sustituyéndolos, tampoco se ha dado cuenta de esa necesidad y, jubiloso, ha emprendido el mismo camino de aquel PRI de los 50’s, 60’s y 70’s del siglo pasado, al que tanto añora el presidente López Obrador, quien argumenta que lo malo del gobierno empezó cuando se instauró el neoliberalismo, es decir, a partir de 1982, cuando llegaron al gobierno los “neoliberales”, pero antes, no.
Durante décadas, la oposición al gobierno dirigido por el PRI, insistió en la necesidad de efectuar la reforma fiscal que obligara a quienes más ingresos-utilidades obtienen, a aportar mayores cantidades al fisco, que era la única, o la principal, para abatir la enorme desigualdad social y económica existente en el país.
Siempre la fueron posponiendo, y cuando los panistas llegaron al poder, éstos hicieron algunos tímidos intentos de iniciar la discusión, pero la borrachera de los elevados precios del petróleo los mareó y la pospusieron.
En aquel lapso, la sociedad combatió el aplastante centralismo y construyó, no sin grandes esfuerzos, una buena cantidad de instrumentos institucionales, de todo tipo, para atenuar, tanto el centralismo, como el presidencialismo que por momentos ahogaba al país.
Y estos priístas apenas ahora se dan cuenta.
Ah! Es que ahora son oposición y proponen lo que no fueron capaces, ni siquiera, de imaginarse y al 15 para las doce se destapan promoviendo las reformas y posturas que la oposición a ellos tanto propuso, sin éxito.
Y es que la política mexicana, en el presente momento, parece el mundo bizarro, todo está al revés pues sus principales opositores del pasado ahora gobiernan y lo hacen casi de la misma manera.
Todos se aprestan a la contienda presidencial y mientras el partido gobernante -practicando todas las malas artes del antiguo partido gobernante- se apresta a ungir al “tapado (a)”, su oposición no atina a evaluar adecuadamente el momento político, de ahí que el líder panista está proponiendo el levantamiento de firmas -que puede terminar en diciembre- en tanto que sus rivales en el gobierno estarán desplegando una intensa campaña nacional, abanderados por quien será su candidato (a).
*Columna de Plata-APCJ: 2008, 2015, 2017 y 2022
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