Primero, lo primero: Rendirle un sentido homenaje a Héctor Villasana, maestro de muchos abogados, que recibieron algo que siempre estuvo dispuesto a hacer el Maestro Villasana, impartir sus enseñanzas, sus opiniones sobre cualquier tema, pero especialmente sobre una de las pasiones centrales de su vida, el amparo, porque ahí se encuentra el meollo del Derecho Mexicano, porque es una de las garantías, de los derechos que los mexicanos poseemos para, sí, hacer que se respeten los derechos de los ciudadanos, pero fundamentalmente, decía, para hacerle frente a los excesos del poder público y, ahora, a los excesos de cualquier autoridad.
Podrá tener -y los tuvo- detractores, merced a su paso por la función pública. El escribiente se queda con sus siempre oportunas expresiones sobre cualquier tema en materia de Derecho, solicitadas en medio del tráfago de los acontecimientos, las que, siempre, nos sirvieron de guía para sustentar no pocas opiniones por estos medios publicadas.
En la parte final de su vida convocó -y tuvo un memorable éxito- a que un grupo de abogados, entre los que estaban jueces locales, de distrito, magistrados, futuros magistrados, expresidentes del Supremo Tribunal de Justicia, ex funcionarios públicos (incluido un ex gobernador provisional), litigantes, expertos en amparo y hasta un periodista, estudiáramos la nueva ley de amparo. Fue un ejercicio realmente enriquecedor, gracias a las aportaciones de todos sus participantes, los que lo hicieron merced al poder de convocatoria de Don Héctor Villasana.
Hoy lamentamos, con dolor, su partida. Al mismo tiempo les expresamos nuestra más sentida solidaridad a sus familiares, amigos, compañeros y discípulos.
Son increíbles las explicaciones ofrecidas por los responsables de la seguridad pública, tras el enfrentamiento de Las Varas, Madera, -con resultados inciertos todavía hasta la fecha y cuyo peritaje quedará en el aire pues en el lugar de los hechos, sólo para tener una idea de la magnitud de semejantes descuidos, los peritos dejaron “olvidada” una bolsa con alrededor de 200 cartuchos percutidos, sin que hayan dejado “asegurado” el lugar principal del hallazgo de cadáveres-, francamente estremecen.
El Fiscal General, César Augusto Peniche, en una conferencia de prensa en la que no permitieron preguntas a los reporteros (y eso que es el sexenio de la “transparencia”, en el que los periodistas ejerceríamos libremente nuestro trabajo, “como nunca”) dijo que “es un hecho que estos enfrentamientos entre grupos delincuenciales son el reflejo del debilitamiento y pérdida del territorio que hemos podido generar poco a poco en aquella región, eso los ha movido a territorios que no tenían controlados” y que las “balaceras son tras el Operativo Fortaleza (puesto en marcha en febrero mediante el cual se sustituyeron las policías de varios municipios y el gobierno estatal asumió esa responsabilidad)”. (Nota de Staff, El Diario, 7/VII/17).
Más aún, el Comisionado de Seguridad, Oscar Aparicio Avendaño, aseguró que ahora que ponen mano dura “empiezan a salir todas ratas y cucarachas, e inician a emigrar a otros estados”, porque por muchos años “las componendas con otras administraciones permitieron que la entidad se convirtiera en un estado cómodo para los delincuentes”. (Nota de la redacción, Proceso, 6/VII/17).
A su vez, La diputada presidenta del congreso local, Blanca Gámez Gutiérrez, aseguró que la ola de violencia que se está viviendo en la entidad es derivado de los trabajos que el poder ejecutivo está realizando en contra del crimen organizado, "Yo lo que he dicho es que precisamente esta ola de violencia viene debido al trabajo que está haciendo el ejecutivo a través de la fiscalía, de la PEU, que han aprehendido a jefes de plaza a delincuentes relacionados con el narco, varias personas que se han aprehendido. Yo considero que están haciendo su trabajo”. (Nota de la redacción, tiempo.com.mx, 7/VII/17).
Si nos atenemos al sentido general de estas declaraciones, coincidentemente semejantes a las realizadas por casi todos sus antecesores, para justificar el incremento de la ola delictiva, como ocurrió en la parte más álgida de la ola homicida; todo se debía, decían, a que se estaba atacando a los grupos delictivos y hoy, que estamos en medio de un agudo incremento de los homicidios realizados a plena luz del día, en la noche, en las calles, en las ejecuciones a domicilio, en lugares concurridos o en alejadas rancherías, nuevamente nos vienen a decir que tal matazón obedece a que ahora sí están trabajando.
Las declaraciones de prácticamente todos los funcionarios del gobierno del amanecer llaman a la confusión. Se quejan de la falta de coordinación, o que el combate al narcotráfico es del orden federal, sin embargo, en las conferencias de prensa, por poner un ejemplo, participan los jefes militares y policiacos federales.
Por si fuera poco, los principales mandos de las corporaciones policiacas estatales proceden del ámbito federal, en lo que se deduce la existencia de acuerdos entre las autoridades estatales y federales para el nombramiento de tales mandos. Vamos, el nombramiento del Fiscal Peniche y del Comisionado Aparicio obedecen, con toda seguridad a decisiones tomadas entre el gobernador Corral y los altos mandos del ejército, el gobierno de Peña Nieto y la PGR.
¿Y entonces, cuál es la razón de la terrible situación por la que atravesamos, que de a poquito se asemeja a la vivida a fines de la primera década del presente siglo?
Imposible saber si causan más terror los hechos sangrientos o las declaraciones de los oficiales de la seguridad pública, cuando aseguran que se presentan en regiones aisladas y que las fuerzas de seguridad estatal tienen “presencia en los 67 municipios”.
¿De veras creen que algún chihuahuense de los 15 años en delante les crea tales asertos?
Y es que los hechos son incontrovertibles.
Como mudos testigos del enfrentamiento en Las Varas -como antes, en las cercanías de Rubio- quedaron abandonadas algunas decenas de vehículos, todos de lujo, la mayoría de ellos blindados y algunos acondicionados para montar ametralladoras de grueso calibre y sin placas. No son pocos, ni tan fáciles de no apreciarlos en aquellas latitudes.
Son de lujo, pero resulta que “nadie” los ve, que los satélites de seguridad no los han observado, que los policías destacamentados en aquellas zonas tampoco se han percatado de los mismos; que los jefes policiacos, luego del asalto de la comandancia de Las Varas, apenas unos cuantos días antes, no tuvieron el tino de enviar a un más importante destacamento de policías, o que a nadie se le ocurriera solicitarle a las autoridades militares un apoyo extraordinario para destinarlo a aquella zona, dados los antecedentes.
Cuesta trabajo creer que nada de lo anterior se haya hecho.
Frente a eso, el general brigadier DEM, José Francisco Moreno Barrera, jefe de la V Zona Militar, se negó a declarar cosa alguna en relación a los hechos por los cuales, nuevamente, Chihuahua vuelve a ser el centro de los reflectores mundiales a causa de violentos hechos de sangre.
Por si faltaran elementos para apreciar el enorme descuido oficial en estos hechos, agreguemos uno más: Los reporteros de El Diario acudieron a la zona y en el trayecto, de la capital del estado a Madera y a Las Varas, no encontraron fuerza policiaca o militar alguna que estuviera vigilando la zona; vamos, ni siquiera un retén de esos que permiten la salida -o entrada- de delincuentes o de personas trasladando armas a bordo de sus vehículos, como lo demostró el caso de la joven Andrea Athié, victimada semanas atrás, y cuyos asesinos burlaran el cerco policial tendido alrededor de la capital del estado, que era, según las expresiones de la alcaldesa Maru Campos, para vigilar la entrada a la ciudad, “y no para vigilar la salida”.
Los asesinos iban de salida.
Todo lo anterior ocurre, y ya no es una percepción, -ni tampoco merced a la ocultación en el sexenio anterior de cadáveres, cifras y evidencias, como lo aseguran los nuevos gobernantes- en el salvaje incremento de los homicidios dolosos del 50%.
“En los primeros cinco meses de 2017 se cometieron 624 homicidios dolosos en el estado de Chihuahua, 208 más que en el mismo periodo del año anterior, informó el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP). La cifra representa un incremento de 50 por ciento respecto a 2016, cuando hubo 416 asesinatos, según los datos oficiales. Del total, 380 fueron cometidos con arma de fuego, es decir, 60.89 por ciento”. (Nota de José Pérez-Espino, El Diario/Juárez, 23/VI/17).
A pesar de ese incremento, es una cifra 55% menor a los presentados en 2011, “cuando mil 407 personas fueron privadas de la vida”. (Ibídem).
En cambio, en Juárez esas cifran son superiores pues los homicidios aumentaron casi al doble en el primer semestre del año. “De enero a junio se registraron 365 asesinatos contra los 192 del mismo lapso del año pasado, documentó El Diario con base en cifras de la Unidad de Información de la Fiscalía General del Estado (FGE)”. (Nota de Staff, El Diario/Juárez, 2/VII/17).
Sin duda que tales cifras tienen correlación con lo ocurrido en el país pues en el mes de mayo se presentó la cifra más alta de homicidios en el país, desde 1997, lo que denota, eso, y la procedencia de algunos de los victimados en Las Varas -originarios de varias entidades del sur del país- que estamos en medio, como siempre, de un conflicto de carácter nacional y global, ante el cual se necesita una respuesta de ese tipo, global, pero en la que el componente principal sería la plena comprensión, por parte de las autoridades locales, de la dimensión del problema y la asunción total del compromiso que se necesita para afrontarlo, cosa contraria a lo que ahora hemos detallado.
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