Chihuahua, Chih.
“El medio es el mensaje”
Marshall Mc Luhan.
La víspera del día de ayer, la noticia que fue tendencia en Internet y en las redes sociales, fue la de la sanción que recibirá la revista Nexos, actualmente bajo la batuta del connotado escritor y periodista, Héctor Aguilar Camín.
El castigo, cumplimentado por conducto de la Secretaría de la Función Pública, se relaciona con una negativa a proporcionar publicidad a la publicación por un lapso no menor a un par de años; ello, salvo que Nexos pague, antes, una multa a la cual se habría hecho presuntamente acreedora, y cuyo desembolso sería un atenuante para no padecer la sangría de recursos.
Según fuentes diversas, el hecho que esgrime la SFP para sancionar a Nexos, es que la aludida publicó una información sobre el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) que resultó ser falsa. De tal suerte que resultaría ser un doloroso “jalón de orejas” a una prestigiada publicación, todo por publicar presuntas “fake news”.
Sin embargo, en las redes han circulado hipótesis al respecto, donde se señala que la premeditada sanción es tan sólo una coartada, pues Héctor Aguilar Camín ha sido un respetuoso crítico de la 4T, y esta sería la manera de acotar su predominio o castigarlo.
Sea cual fuere el causal, esto me parece gravísimo.
Nexos, al igual que un aluvión de publicaciones, como Proceso y Letras Libres, se han dedicado al ejercicio crítico, y fueron fundamentales en la transición democrática y en los cambios torales que ha dado la estructura de este país.
Pretender sancionar un disenso, esgrimiendo a las paparruchas como el “cuerpo del delito”, parece más bien una acción de un estado totalitario, que la de una democracia en construcción, como, de manera recurrente y cotidiana, el Presidente López Obrador alude en sus discursos, deseando que México transite por este camino.
Sin duda alguna, la sanción a Nexos es una terrible señal, si bien no incontrovertible, sí indicativa de hacia dónde podrían conducirse las complejas relaciones de la tríada gobierno-prensa-intelectualidad, en un futuro cercano.
Hasta ahora, el escribiente ha manifestado que la libertad de expresión ha sido un signo que no le podemos regatear al presente gobierno, no obstante los claroscuros que se han presentado, mismos que se han expuesto, con puntualidad, en diversos espacios.
Ejemplo de ello es que, a contrapelo de sus antecesores, el Presidente López Obrador ha abierto la agenda de la Presidencia al denominado “Cuarto Poder”; y no sólo eso, sino que se ha sometido al escrutinio público, con una recurrencia inusitada para un jefe de estado.
Mientras, el ex Presidente Enrique Peña Nieto, dio unas cuantas conferencias de prensa, todas ellas sumamente acotadas por sus encargados de comunicación social y vocería (¡cómo olvidar aquella que, al calor de sus dos primeros años de gobierno, brindó en Televisa a periodistas afines al gobierno en turno, tales como Pablo Hiriart, Lilly Téllez y Denise Maerker¡), AMLO ha dado más discursos que algunos mandatarios de Estados Unidos y México en sus casi un año, nueve meses de gestión.
En las Mañaneras se ha privilegiado un diálogo circular muy singular, donde, algunos periodistas no adeptos a la Cuatro Te, se han acercado y han cuestionado a la administración obradorista de manera puntilluda (Denise Dresser, Jorge Ramos), a lo cual, es meritorio decir, AMLO no se ha inmutado o sobajado, sino que ha respondido a los cuestionamientos, con una tranquilidad que parece no abandonarle.
Sin embargo, en los últimos tiempos, diversos comunicadores cercanos a la fuente gubernamental (Lord Molécula, El Pirata, Carlos González) han hecho de sus apariciones un hecho cotidiano, llegando a perjudicar (algunos de ellos) con su cortesanía, un ejercicio de reflexión y cuestionamiento que me parece sumamente legítimo.
Aun así, no todo ha sido perfecto.
Ya se mencionaba la compleja dialéctica que ha acontecido con la denominada prensa fifí y con los constantes reclamos al Reforma desde el podio. Sin embargo, y más allá de diferendos, esos periódicos y publicaciones han seguido operando, pues se había visto que, aunque el Presidente tuviera opiniones fuertes acerca de algunos medios, y se atreviera a esgrimirlos en cadena nacional, sus operadores no habían logrado sentir el yugo de Gobernación bajo sus pies, como antaño.
Pero con el caso de Aguilar Camín, todo cambia.
Puede que sea una estrategia “legaloide” para acallar a un crítico y no un manotazo presidencial como los de antaño. Sin embargo, el mensaje que se da a la opinión pública, con un hecho así, es pésimo, pues están narrándole al mundo que en México la libertad de expresión sí tiene cortapisas, cuando, probablemente, no es la información que desean dar; menos aún, cuando AMLO se jacta, de modo cotidiano, de querer tornarse en adalid de un estado democrático.
Personalmente, admiro la obra del intelectual quintanarroense. Sus contribuciones en los campos de la historia, el periodismo y la literatura, son fecundos y cardinales. Si bien hay quienes lo acusan de haber sido un personaje cercano al ex Presidente Salinas de Gortari, y de haber contado con su auspicio, eso sigue siendo parte de una leyenda urbana, pues, aunque eventualmente, hubiese tenido cierta cercanía, el historiador nunca perdió su talante crítico; y ahí están sus textos para demostrarlo.
Por ello, creo que publicaciones como Nexos son fundamentales en esta nueva etapa que vive el México contemporáneo.
La Cuarta Transformación debe abrevar de sus críticas, y no tomarlas como un ataque a la figura presidencial, pues, si algo enriquecen la discusión y el debate público, son el pluralismo y la multiplicidad de ideas y voces. No creo que debamos volver a la época de las sociedades cerradas y teledirigidas; sino, por el contrario, debemos prodigar el intercambio de ideas certero, civilizado, y a la altura de las circunstancias, tal y como Nexos, y otras publicaciones, lo han venido haciendo.
El Presidente López Obrador ha mostrado tener una complejísima relación con la prensa y los sectores intelectuales. Ojalá que, citando a Walter Benjamín, este penoso acto sea la excepción y no la regla. Y ojalá el propio mandatario haga, pronto, alusión a este caso en alguna de sus alocuciones matinales, y se le otorgue una pronta solución. Quiero creer.
¿SÚPER-GATELL? El día de ayer, se dio a conocer que la subsecretaría de salud, que encabeza el Dr. Hugo López- Gatell, tendría nuevas atribuciones, como la conducción y la absorción de las funciones de la COFESPRIS y la CONADIC.
Esto me lleva a varias lecturas: si, algún tiempo atrás, quien suscribe señaló que el canciller, Marcelo Ebrard, se había tornado en una especie de “Súper-Ministro” de la 4T; Gatell hace lo propio y se convierte, de facto, en “Súper-subsecretario”, continuando, siendo, el Secretario de Salud sin cartera.
Interesante.
Ojalá tenga éxito en su labor por el bien de Chihuahua y México.