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Morena, entre la elasticidad pragmática y la contractura ideológica y política

Morena, entre la elasticidad pragmática y la contractura ideológica y política 20 de diciembre de 2020

Leonardo Meza Jara

Chihuahua, Chih.

Desde las elecciones del 2018, el cemento aglutinador que une ideológica y políticamente a la izquierda resulta, cuando menos, dudoso. Nunca quedaron claros los alcances de las alianzas entre las diversas izquierdas que formaron un bloque en torno a la candidatura de López Obrador. Tampoco quedaron claros los alcances de las alianzas entre las izquierdas, respecto a otras candidaturas. 

Las rupturas entre el feminismo y la 4T son más que obvias. Son también notorias las diferencias entre el proyecto político de la 4T y las organizaciones sociales que luchan por encontrar a los desaparecidos por el crimen organizado. Hay diferencias políticas e ideológicas de fondo entre diversos movimientos de la lucha social, como los campesinos y la CNTE, y el actual gobierno federal. 

En 2018, el aglutinamiento aliancista de las izquierdas quedó encubierto por el fervor electoral lópezobradorista. En 2021, el aglutinamiento electoral de las izquierdas está en riesgo por diversos factores, entre los que destaca la continuidad del pragmatismo.

El pragmatismo es una línea de flotación que le ha permitido a la izquierda (primero al PRD y después a Morena) navegar sobre las aguas turbulentas de las coyunturas electorales. El pragmatismo es un remolino de fuerzas ideológicas y políticas contradictorias, que han llevado a la izquierda a una problematicidad creciente. ¿Cuáles son los alcances reales de la elasticidad del pragmatismo en Morena? 

Hace algunos años, era impensable que Morena se aliara con el PANAL en la gubernatura por Chihuahua. Era impensable también, que las candidaturas de la izquierda que ha venido luchando por la democratización, se resolvieran por encuestas cuyos procedimientos se mantienen en reserva ante la militancia y ante la ciudadanía. Puede afirmarse, que la secrecía en los procedimientos de las encuestas en Morena, son un encubrimiento del dedazo. 

Ante el nombramiento de Juan Carlos Loera como candidato a gobernador por Morena en Chihuahua, a los militantes de Morena les quedan dos caminos:

- Guardar silencio, dejar las inconformidades para sí mismos y hacerlas explotar en la caja fuerte de la autocontención, para luego plegarse a la candidatura de Loera.

- Mostrar la inconformidad ante la decisión, y jugar el desacuerdo desde un territorio periférico, con todas las implicaciones y afectaciones que esto conlleva en lo personal y en lo partidario. 

Para los militantes de Morena en Chihuahua, cualquier de las dos posibilidades termina siendo una desavenencia ideológica y/o política. Una desavenencia es una falta de entendimiento, una falta de acuerdo, que puede quedar silenciada o que puede ser manifiesta, con mayor o menor notoriedad. La historia del PRD y de Morena se caracteriza por la repetición y la continuidad de un conjunto de desavenencias, manifiestas o encubiertas. 

En repetidas ocasiones, cuando la izquierda ha “dado a luz” un candidato, tiene lugar una contractura ideológica y política, que desde luego es una lesión que amerita ser atendida y atenuada. Una contractura es una pérdida del músculo ideológico y político de la izquierda, que se retrae y se lesiona, a la vez que pierde fuerza y capacidad de acción. Una contractura es una disminución de la potencia ideológica y política de la izquierda electoral. 

Aunque en el fondo, la contractura no es una sola, sino varias. En el nombramiento de un candidato a gobernador en la izquierda, que olfatea de cerca el arribo al poder, se hacen presentes un conjunto de contracturas ideológicas y políticas. Hablamos de contracturas, en plural. 

La manera de atender las contracturas ideológicas y políticas de la izquierda después de haber “parido” un candidato a gobernador, se resuelven de manera pragmática mediante el otorgamiento de candidaturas a los militantes y los grupos de poder inconformes. La operación cicatriz en Morena será un pragmatismo en la repartición de las candidaturas a diputados federales y locales, a presidentes municipales, síndicos y regidores.  Paradójicamente, en la repartición pragmática y elástica de las candidaturas se hacen presentes las contracturas analizadas. 

Por un lado, en la izquierda partidista se identifican un conjunto de acciones pragmáticas cuyos límites elásticos son imprecisos. La elasticidad pragmática de esta izquierda ha llegado a ser desconcertante al establecer alianzas con partidos como el PANAL y el PVEM, y al nombrar candidatos cercanos a la derecha. 

Por otro lado, se identifican un conjunto de contracturas ideológicas y políticas en las maneras de “parir” candidatos a diferentes puestos de elección popular. Las contracturas que se hacen presentes en el nombramiento de candidatos, traen consigo una disminución de la potencia ideológica y política de la izquierda histórica. Estamos hablando de una implosión de la izquierda, que al retraerse, queda política e ideológicamente disminuida.