Chihuahua, Chih.
Inmersa la clase política en la contienda electoral del año entrante, bajo la creencia de que la sociedad mexicana -y más allá de ella- también está inmersa en tal asunto, para el que faltan largos 9 meses, dejan de lado la mayor parte de los asuntos en los que diariamente lidian los mexicanos y, en este caso, los chihuahuenses, pero no sólo, sino también a los miles de migrantes multinacionales que han abarrotado calles, vías, carreteras, trenes, aviones, autobuses, etc., en el afán de llegar a los Estados Unidos.
Ante tal problema, el gobierno de México -única instancia con las facultades y las capacidades, de todo tipo para afrontarlo- se desentiende del mismo y en lugar de promover activamente un acuerdo, si no latinoamericano, por lo menos centroamericano (que incluyera a Colombia y Venezuela, por lo menos) y los Estados Unidos, con el fin de abordar de mejor manera lo que ahora ya está convertida en una catástrofe humanitaria.
Vamos, ni siquiera en las negociaciones con el presidente Biden, el mexicano ha puesto en la mesa de las discusiones el tema de la situación de los migrantes mexicanos, el de los deportados y las condiciones en las que son detenidos durante largos meses.
Eso era hasta ahora porque, inusitadamente, ante la ocupación total de todos los albergues norteamericanos, en las ciudades fronterizas, las autoridades federales, en primer lugar la patrulla fronteriza, han resuelto liberar, por miles, a los migrantes detenidos en la frontera, porque, literalmente, ya no hay capacidad para hospedarlos.
«Los cruces irregulares a lo largo de la frontera sur han alcanzado niveles que no se habían visto en varios meses, agotando los recursos del Gobierno y llevando al límite a algunas comunidades locales donde un gran número de migrantes han sido liberados de la custodia federal». (Nota de The New York Times, 20 septiembre 2023).
«Cuando los refugios no pueden albergar a los migrantes, las autoridades comienzan a liberarlos en las comunidades. “La Patrulla Fronteriza básicamente está liberando a las personas mientras las procesan para descomprimir sus instalaciones. Esto está provocando liberaciones callejeras en todas partes”, dijo Diego Piña López, director de la red de refugios Casa Alitas en Tucson, Arizona». (Ibídem).
Claro, tal noticia ha llevado a que, incluso en la selva del Darién, en la frontera colombiana-panameña, se concentren decenas de miles de migrantes, los que, indefectiblemente, transitarán por territorio mexicano, fenómeno que nadie previó y, peor aún, el gobierno mexicano no afronta, ni con la prontitud, ni la atingencia necesarias y sólo atina a declarar cualquier cosa, pensando que todo lo que sucede en el mundo real tiene como objetivo desprestigiar a su gobierno.
De la catástrofe humanitaria no se escapa nuestro país pues resulta que «… Según los datos de la patrulla fronteriza, los mexicanos siguen siendo el grupo más numeroso representando entre el 30 y el 40% de esas detenciones». (Artículo de Jorge Santibáñez, «¿Y quién ve por los migrantes mexicanos?», Los Angeles Times, 4/5/23).
Si no ve por los propios, menos por los ajenos.
De ahí las incongruentes declaraciones del presidente «de todos los mexicanos» en las que, ante una comunidad que observa, asombrada, como miles colman los trenes se atreve a declarar, ante el anuncio de Ferromex de parar a 60 trenes, que «lo que nos importa no son los trenes, nos importan los migrantes». (Nota de Claudia Guerrero y Antonio Baranda, Reforma, 20/9/23).
Y para que nos convenzamos de su preocupación, afirma que «Estamos trabajando con el tema migratorio constantemente, estamos trabajando en eso». (Ibídem).
Pero el tema migratorio es sólo una parte del problema pues las autoridades norteamericanas, al tomar medidas unilaterales -ante las cuales se extraña que no haya una postura del gobierno mexicano- que, sumadas al caos provocado por el número de migrantes y a la huelga de la industria automotriz en EU, han puesto en vilo la actividad económica de las ciudades fronterizas, en particular a Juárez, cuyas consecuencias las ilustran las imágenes de las largas filas de trailers detenidos en los pasos fronterizos, además de los contratiempos -acompañados de numerosas pérdidas- de diversas ramas de la economía, particularmente la manufacturera y la minera.
Pero las decisiones norteamericanas -de liberar a los migrantes detenidos en las fronteras- pudieran tener otra explicación: La carencia de mano de obra en EU en los sectores de la economía demandantes de la de baja escolaridad, es decir, la más barata, pues la contratan a menores costos (seguridad social, espacios escolares, menores salarios, etc.).
¡Ah, pero cómo nos ufanamos del incremento constante de las remesas de los paisanos!
Mientras, ni un solo peso a las autoridades de las ciudades y entidades fronterizas, con el cual pudieran paliar las consecuencias de tan milenaria migración.
*Columna de Plata-APCJ: 2008, 2015, 2017, 2022 y 2023
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