Margarita fuera ¿Habrá voto útil?
Sin Retorno

Margarita fuera ¿Habrá voto útil? 20 de mayo de 2018

Luis Javier Valero Flores

Chihuahua, Chih.

Inopinadamente, para la mayoría de la población, Margarita Zavala se retiró de la contienda presidencial. Sorprendentemente, el candidato de Morena fue el único que había pronosticado que “para abril o mayo” varios renunciarían y que todos los candidatos se unirían en su contra.

También de manera sorpresiva para el equipo de campaña se encontró con una extraordinaria ayuda en su estrategia, reforzada seriamente desde las últimas dos semanas, la de incitar al “voto útil”, consistente en que se precipitaría a partir de que la contienda se cerrara entre dos de los aspirantes y que uno de ellos sería Ricardo Anaya, el candidato de la Coalición “Por México al frente”, dejando a José Antonio Meade, candidato del PRI, fuera de la competencia.

De acuerdo con prácticamente todas las encuestas, las simpatías por la candidata independiente no rebasaban el 5% del electorado. A esa porción de los votantes, Margarita los dejó “libres”, a fin de que pudieran optar por “cualquiera de los candidatos”, en una contienda, así lo dijo, “polarizada”.

Ese regalo, que el equipo de Anaya podría considerar como “caído del cielo”, en la lógica del voto útil, podría generarles algún crecimiento pues no es una novedad asentar que el perfil mayoritario de quienes simpatizaban con Zavala es muy cercano al del votante panista que al del priista, o al del morenista.

Pero tampoco ese traslado de simpatías será de manera automática pues muchos de ellos son militantes o electores panistas que simpatizaron con la decisión de Margarita de abandonar al PAN, en claro rechazo a las maniobras del ahora candidato, Ricardo Anaya, para imponerse como abanderado de su partido y se verán, seguramente, ante la disyuntiva de votar por Anaya o por López Obrador.

¿Cuál fobia será mayor para esos electores?

¿La de su compañero de partido al que repudiaron en los hechos, o la posibilidad de que un hombre de izquierda llegue a la presidencia?

De bote pronto, se podría concluir que, por sus concepciones ideológicas (que contrariamente a lo sostenido por muchos, existen) optarían por Anaya. Luego, ¿Cuántos decidirán no votar, en virtud de que no hay en la boleta candidato con el que se identifiquen? ¿Cuántos votarían por AMLO? ¿Cuántos por El Bronco?

Vistas así las cosas, es probable que la renuncia de Margarita no signifique, por tanto, un jalón importante a la campaña de Anaya

Pero hay un hecho, acaso más importante que esos 5 puntos del electorado, el de que la renuncia de Margarita potencie, ante otra parte del electorado, la tesis de López Obrador de que lucha contra “la mafia PRI-AN” y que le reditúe 1-2 puntos, frente a los 2-3 que Anaya capturara de los “zavalistas”.

Sin embargo, Vicente Licona, encuestador y director general de la agencia INDEMERC, en un mensaje por Twitter, compartió un muestreo cuyos resultados arrojaron que por cada 100 votantes de Margarita, cerca de 38 tienen como segunda opción a López Obrador, en tanto que 28 respaldarían a Ricardo Anaya y sólo 7 a José Antonio Meade, candidato de la coalición Todos por México

Todo lo anterior es con base de que Margarita no anuncie su apoyo a candidato alguno, pero si, por el contrario, en el súmmum de la especulación, anunciara un acuerdo con Anaya, en el que, por ejemplo, emitieran su acuerdo para que al terminar la campaña asumiera la dirigencia del PAN, sin sumarse formalmente a la campaña, pero sí con un claro pronunciamiento a favor del candidato blanquiazul, podría, en el mejor de los casos, ser, ese sí, un empujón a la campaña panista.

Ello reforzaría, ante el hecho real de la caída de la campaña de Meade, la presión a la dirigencia priista, además de la propia decisión de Peña Nieto y de la que tomaran muchos de los más poderosos empresarios, a que, en la práctica, encaminaran a sus electores a efectuar un voto cruzado, es decir, dejarlos en “libertad” a que votaran por quien quieran a la presidencia -en abierta maniobra para favorecer a Anaya- y en el resto de los cargos de elección popular votar por los candidatos del PRI.

Con ello se conformaría el bloque, en los hechos, frente a nuestros ojos, de la conformación del PRI-AN en la búsqueda de evitar el triunfo del tabasqueño y ello le podría generar aun más simpatías entre los llamados indecisos, los verdaderos de este tipo, que debemos separar de quienes aparecen en los resultados de las encuestas como los “no sabe”, o “no respondió”, que engloban a quienes decidieron no informarle al encuestador sus preferencias.

¿Cuántos serán esos “indecisos”? Probablemente ronden el 10% y al momento de determinar su voto el resultado será la dispersión. Es muy difícil que pudiera darse una emisión masiva por candidato alguno, a menos que, como empieza a preverse por muchos analistas, incluido el escribiente, estemos frente a la posibilidad de una votación avasallante a favor de López Obrador, de acuerdo con las características de los actos masivos realizados en todo el territorio nacional, y a juzgar por las expresiones ciudadanas de los más diversos círculos sociales.

Ahora bien, en el supuesto que al final el PRI resolviera unir sus esfuerzos en contra de AMLO y favorecer a Ricardo Anaya, es muy probable que una decisión de ese tipo terminaría por sepultar a ese partido y llevaría a la mayoría de sus electores -para no hablar de sus operadores, activistas y dirigentes seccionales- a que les resultara más fácil votar por el candidato de Morena, que por el del PAN, lo que redundaría en más ventajas para El Peje.

¿Cuál es la razón que nos lleva a concluir de esa manera en el supuesto que se presentaran los diversos escenarios arriba descritos?

Que estamos frente a una elección referendista, en la que poco importan, a la mayoría de los electores, los programas y propuestas de los candidatos, que lo realmente cuenta es la postura frente al régimen, “frente al sistema”, y quien ocupa ese lugar, por muchos años.

Así lo perciben poco más de 40 de cada 100 electores, es el candidato de Morena, quien enarbola -¡Cómo cambian las cosas!- un programa de gobierno más mesurado que el de cualquiera de los presidentes sudamericanos del última década e, incluso, atrás, en algunos de los aspectos, de varias de las acciones del gobierno de López Mateos.

Y ya tomamos en cuenta que más de un simpatizante de Morena nos podría criticar por semejante aseveración.

Ante esas críticas, y el linchamiento de los simpatizantes del PAN a Paco Ignacio Taibo II -porque en una reunión con 30 personas habló de la posibilidad de efectuar expropiaciones- debemos recordarles que López Mateos expropió la industria eléctrica, lo que abrió la posibilidad de crear la Comisión Federal de Electricidad, empresa del Estado mexicano que contribuyó decisivamente a la modernización y el desarrollo económico del país.

Además de llevarle electricidad a la más apartada comunidad de México, en lo que fue, del mismo modo que la expropiación petrolera, uno de los más importantes hitos en el desarrollo de nuestra nación.

No más, pero no menos.

Así, a 40 días del término de las campañas, y a pesar de que todo puede ocurrir en ellas, pareciera encaminarse a un triunfo del tabasqueño, quizá no con la ventaja que hoy tiene en la mayoría de las encuestas y de los análisis que efectúan, no los analistas de los medios de comunicación, sino la población.

Como nunca, es una elección que ha concitado un tremendo interés, de ahí que no sea descabellado esperar votaciones cercanas al 65% del electorado; si así ocurre, correspondería a la composición, calidad, emotividad y afluencia de los actos masivos del candidato de Morena.

Más de uno de los lectores podrá quejarse de parcialidad en el análisis realizado. No hay tal, los elementos con que contamos nos hace prever un escenario con tales características.

Además, la probabilidad de que se presente el voto cruzado en las elecciones federales es menor; lo más seguro es que en ellas haya un voto uniforme, tanto en el caso de la candidatura de Anaya, como en la de López Obrador, consecuencias de una elección “parejera”, pero es probable que este factor disminuya en algunos casos en las elecciones concurrentes que se realizarán en más de una decena de entidades, incluidas las 9 en las que habrá elección a gobernador.

¿Qué tanto influirá la candidatura de López Obrador en el ámbito local?

Es probable que dos elecciones de las realizadas en Chihuahua nos puedan servir de parámetro: La elección de senadores y las de las alcaldías de Juárez y Chihuahua.

Por lo menos en el primer caso, los resultados de la empresa Massive Caller (18/V/18) nos muestran que hay, al momento, una cerrada competencia entre los candidatos del PAN -29.74%- y los del PRI -26.85%- con los morenistas ligeramente rebasados (20.91%), en lo que es, a todas luces, un fenómeno local que obedece a varios factores, uno de ellos, sin duda, la calificación que los chihuahuenses están haciendo al gobierno de Javier Corral, de ahí la escasa ventaja de los panistas -menos de 3 puntos-, a pesar de la caída de las preferencias por el PRI.

Nos queda en el tintero el análisis de las candidaturas a los puestos de elección locales. La próxima, ya con las campañas estatales en marcha nos daremos el espacio para analizarlas.

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Luis Javier Valero Flores

Director General de Aserto. Columnista de El Diario