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Los montajes de “El libro negro de la nueva izquierda”

Los montajes de “El libro negro de la nueva izquierda” 25 de noviembre de 2017

Leonardo Meza Jara

Chihuahua, Chih.

No es casual que la publicación de “El libro negro de la nueva izquierda” se haya dado en la segunda década del siglo XXI, un tiempo histórico que resulta notorio por el resurgimiento del marxismo y de las izquierdas latinoamericanas. Después de la caída del Muro de Berlín y de la Perestroika en Rusia, hay una serie de acontecimientos que dieron lugar a un momento de potenciación de esta fuerza política entre los años que van de 1990 a 2010.

El levantamiento zapatista de 1994 puso sobre la mesa la deuda histórica que aún tenemos con los pueblos indígenas en América Latina. El resurgimiento de las izquierdas partidistas en Brasil, Chile, Venezuela, Bolivia, México, etc., trajo consigo el arribo al poder a lo largo del continente americano.

Los movimientos altermundistas que no se reducen al Foro de Sao Paulo, crecieron exponencialmente y se mantienen todavía en lucha. El feminismo en sus distintas vertientes se posicionó como una corriente política que ha resultado clave en la lucha contra la violencia de género. La crisis económica mundial del 2008 reactivó el debate sobre el quiebre del capitalismo como modelo hegemónico.

Pero, más allá de la subjetivación de la esperanza que se pone en juego con el resurgimiento de las izquierdas, esta fuerza política se caracteriza por las diferencias y los desacuerdos que en momentos álgidos llevan a los distanciamientos, las rupturas y la fragmentación de la lucha política.

Uno de los errores más notorios de “El libro negro de la nueva izquierda” es hacer a un lado la cualidad conflictiva de las izquierdas latinoamericanas. En ningún momento el libro cuenta la historia de las diferencias y los desacuerdos de los integrantes de esta fuerza política que luchan por distintas causas, y que al momento de actuar políticamente entran en un territorio que resulta intrincado y complejo.

La argumentación del libro analizado camina por dos vías que resultan paralelas. Por un lado, se aborda la historia de las ideas del marxismo, del feminismo y de lo que se refiere como “teoría homosexual”. Por otro lado, se narra una historia política, abordando una serie de acontecimientos históricos que van desde el siglo XIX hasta el XXI. A lo largo de este libro se entremezclan estas dos líneas argumentativas que se retroalimentan entre sí.

Lo más notorio de la estrategia argumentativa de “El libro negro de la nueva izquierda” es una concepción lineal de la historia ideológica y política de las izquierdas, que toma la forma de un embudo.

El abordaje de este libro resulta artificioso. Un embudo es un artefacto cuya función implica ir de un espacio más amplio hacia un espacio más pequeño en la conducción de líquidos que se introducen a un recipiente. Al conducir los líquidos a lo largo de su trayecto, el embudo va de lo más amplio (lo generalizado) a lo más reducido (lo particularizado). El mecanismo argumentativo del libro analizado funciona a la manera de un embudo.

En unas cuantas páginas de este libro la historia del marxismo es colocada en la parte más amplia del embudo a través de una operación de generalización. En esta parte, la historia del marxismo es vaciada mediante un solo movimiento teórico e histórico.

Aquí cabe una pregunta: ¿Es válido contar la historia de las ideas y la historia política del marxismo en 24 páginas, tal como lo hace este libro? Al ir contando la historia de las ideas y la historia política del marxismo, al vaciar esta historia en la parte más amplia del embudo, los autores de este libro llevan a cabo una generalización que se hace manifiesta en una síntesis forzada. Es imposible tratar la historia de las ideas y la historia política del marxismo en 24 páginas.

En la parte siguiente del libro, los autores tratan la historia de las ideas y la historia política del feminismo y de lo que refieren como “teoría homosexual”, esta es la parte más reducida del embudo. Aquí tiene lugar un forzamiento argumentativo a partir del cual, la historia de las ideas y la historia política del marxismo, es conducida hacia el feminismo (hacia la teoría queer en específico). La historia de las ideas y la historia política del marxismo que es arrojada en la parte más amplia del embudo, es hecha desembocar en la historia de las ideas y la historia política del feminismo (de la teoría queer en específico), la parte más reducida del embudo.

Es necesario hacer una serie de aclaraciones que resultan sustantivas ante los contenidos artificiosos de “El libro negro de la nueva izquierda”:

- No toda la historia del marxismo desemboca en el feminismo. La mayor parte de la historia del marxismo en lo ideológico y lo político, se desdobla hacia otros planos.

- No toda la historia del feminismo es marxismo. Hay una parte ideológica y política del feminismo que converge con el marxismo, pero esta convergencia es problemática, no es lineal ni determinante.

- Tanto la historia del marxismo como del feminismo son problemáticas y complejas, lo que hay que resaltar al momento de abordarlas es la problematicidad y la complejidad que las caracteriza.

El forzamiento interpretativo de Márquez y Laje es notorio en una narración lineal de la historia de las izquierdas que termina siendo capturada por una interpretación generalizante (la parte más amplia del embudo) y reduccionista (la parte más angosta del embudo). Queda claro que un embudo es un artefacto funcionalista.

Los autores y seguidores de “El libro negro de la nueva izquierda” no consideran la problematicidad ni la conflictividad de las izquierdas en América Latina. La historia de esta fuerza política en América Latina no es lineal, sino arbórea, no toma la forma de un embudo, sino que toma la forma de un laberinto. El campo de lucha de las izquierdas termina siendo un laberinto teórico, ideológico y desde luego político. Es un territorio de separaciones, intersecciones, muros infranqueables que dejan en claro que la historia no es lineal, virajes extraños que ponen en duda la sustancia ideológica de las izquierdas, y pasadizos que llegan a convertirse en callejones sin salida.

La historia de las izquierdas es una antítesis del materialismo histórico ortodoxo, que sostuvo que la historia es lineal y que funciona bajo una lógica funcionalista. La historia no es lineal, tampoco está sujeta a ningún artefacto interpretativo de carácter funcionalista, sino que se despliega de forma arbórea y laberíntica.

Los autores de “El libro negro de la nueva izquierda” asumen un materialismo histórico ortodoxo de ultraderecha, que hace desembocar a la historia del marxismo en el feminismo (la teoría queer) bajo la forma de un embudo. El gesto más extraño de este libro es el planteamiento de un materialismo histórico ortodoxo, que termina siendo asumido por la ultraderecha lationoamericana a partir de conceptos peyorativos como “pornocomunismo”, “pornocracia marxista”, etc.

Sin lugar a dudas, la escritura y la propaganda que se ha generado alrededor de este libro es un montaje ideológico que en términos argumentativos toma la forma de un embudo. Los titiriteros que vacían el líquido histórico del marxismo en este embudo, son los militantes de la ultraderecha chihuahuense, mexicana y latinoamericana, quienes se embriagan ideológicamente de una pureza inexistente.

Leonardo Meza Jara

Maestro, escritor y analista político.