Chihuahua, Chih.
Ciudad Juárez, Chih.-De nueva cuenta Afganistán, tras 20 años de conflicto e inestabilidad política comienza una nueva era de terror e incertidumbre.
El domingo fuimos testigos de la caída de Kabul, la capital afgana, a manos de combatientes fundamentalistas del Talibán; y del terror de la población civil intentando escapar del país.
Ya recorren por el mundo, las imágenes de civiles huyendo despavoridos de los milicianos en el aeropuerto de Kabul.
Incluso algunos intentaron huir trepándose en las aeronaves estadounidenses y al menos dos personas fallecieron al impactar contra el suelo tras caer de una gran altura.
El fracaso de este capítulo, que representa la culminación de la guerra de los Estados Unidos en el país asiático, representa un rotundo fracaso y no solo de la administración presente.
La caída del Gobierno afgano respaldado por los Estados Unidos, forma parte del tablero geopolítico que se disputan naciones competidoras como los son Rusia y China, naciones que se han comprometido a negociar con el incipiente régimen talibán.
Lo que en un principio se trató de una cacería y de una invasión militar en una nación extranjera, con el propósito de neutralizar a los perpetradores de los atentados del 11 de septiembre de 2001, se convirtió en una estadía intermitente sin resultados aparentes y que dejó a una nación entera al borde del abismo.
El gobierno estadounidense derrocó en noviembre del 2001 al efímero régimen teocrático Talibán y prometió garantizar la paz y la seguridad en Afganistán.
No solo falló, si no que además provocó indirectamente el ascenso de otro conocido grupo del fundamentalismo islámico.
Mucho más poderoso y letal que el resto, con el nombre de Estado Islámico (EI) o Daesh (como sus detractores lo conocen).
La salida anticipada de Afganistán por parte de la coalición internacional liderada por Estados Unidos, no sólo dejará un vacío de poder en la nación, sino que además será un estímulo para el terrorismo extremista.
La decisión de Biden de retirarse de la contienda es entendible, pero abandonar a sus aliados afganos en un momento crítico para el futuro de su nación fue un error que afectará a su imagen internacional y a la credibilidad de la nación norteamericana como garante de la democracia y la libertad.
Mientras tanto será el pueblo afgano, el que pagará las consecuencias de una guerra que ya estaba perdida desde que inició.
—Epílogo de Afganistán—
Los paralelismos con Vietnam se pueden apreciar; los afganos están solos por su propia cuenta y ahora deberán luchar o resistir para reconstruir su nación.