Chihuahua., Chih

Sin duda alguna, las ‘promesas del corazón’ de los candidatos a cargos de elección popular también aplican en el ámbito del ejercicio del poder. En esta ocasión, haré referencia a la promesa del líder del rebaño legislativo del PAN, Mario Vázquez, para profesionalizar la función legislativa.

Para ello, debemos tener presente que el desprestigio del Congreso Local es la consecuencia lógica del pésimo desempeño de los diputados que integraron las pasadas Legislaturas; así como también, por la añeja (¿eterna?) sumisión política de los legisladores locales a los caprichos del Gobernador en turno.

En la actual Legislatura, de manera inexplicable, se ha hecho costumbre que algunos diputados acudan a las sesiones, ya sea del Pleno o de las Comisiones, de manera ‘virtual’; es decir se les permite ‘estar presentes’ a distancia; y en algunos casos, hasta conduciendo su vehículo.

A pesar de que la ‘presencia’ virtual de los diputados violenta lo dispuesto en la Constitución Local que exige que “para la discusión y votación de todo proyecto de ley o decreto, se requiere la presencia de más de la mitad del número total de diputados que integren la Legislatura”. Y que la votación sea emitida de manera nominal por los “diputados presentes que integren el quórum” legislativo.

Sin embargo, en el año 2020, la anterior Legislatura aprobó un reforma a la Ley Orgánica del Poder Legislativo (LOPL) para autorizar las llamadas “sesiones virtuales, en los términos siguientes:

“En caso de declaración de emergencia sanitaria emitida por las autoridades competentes, que impida la presencia física de los diputados para utilizar el Recinto Oficial, se podrán realizar, de manera excepcional, previo acuerdo de la Presidencia de la Mesa Directiva, en la modalidad de acceso remoto o virtual, sesiones del Pleno, reuniones de la Junta de Coordinación Política, de las comisiones y comités, para conocer, analizar, discutir y, en su caso, votar los asuntos que les han sido encomendados y de su competencia”.

A simple vista, se aprecia que esta reforma a la LOPL establece que siempre y cuando las autoridades sanitarias establezcan restricciones a la movilidad social, DE MANERA EXCEPCIONAL, y previo acuerdo de la Presidencia del Congreso, el Pleno, las Comisiones legislativas y/o la JUCOPO podrán realizar sesiones en la modalidad de acceso remoto o virtual. 

Ahora bien, al día de hoy, el semáforo de riesgo sanitario en el Estado está en verde. Y aún cuando fuera amarillo, las medidas sanitarias aplicables serían las siguientes: se permite el aforo de personas en las oficinas públicas al 100%, siempre y cuando se cumplan los protocolos de higiene y sana distancia.

En la opinión del investigador mexicano, Rafael Martínez Puón, “en la mayoría de los países latinoamericanos continúan presentes las prácticas de botín político, de patrimonialismo y clientelismo que evitan precisamente contar con personal con experiencia institucional que dé lugar a una mayor eficacia y eficiencia en el funcionamiento de las administraciones públicas”.

Para el investigador Moïse Lindor, “la profesionalización y los valores éticos constituyen los nuevos retos que enfrenta la administración para mejorar la calidad del servicio público… (porque) las actitudes éticas influyen en la mejora de la Administración pública o cualquier organización…”

A mi parecer, la indebida tolerancia de la presencia ‘virtual’ de los diputados conduciendo un vehículo, se traduce en una violación a la ética parlamentaria, que obliga a los diputados a “desempeñar con probidad, lealtad y decoro en el cargo o comisión que les ha sido conferido”.

Así las cosas, por este conducto, exhorto a los integrantes de la JUCOPO para que emitan un acuerdo por el cual se prohíba que la ‘talacha’ legislativa se realice conduciendo un vehículo en la vía pública. 

De lo contrario, la promesa de Mario Vázquez de profesionalizar la función legislativa, sería una de tantas ‘promesas del corazón’. Estaremos atentos…