Chihuahua, Chih.
I.- En lugar de construir remansos que permitan una salida acordada y pacífica al problema del agua de las presas en Chihuahua, los funcionarios federales y del gobierno del estado se han encargado de construir una salida turbulenta al conflicto, que ha derivado en la violencia. Lo que se deja ver en el tratamiento del problema por parte de las autoridades gubernamentales son los errores, las verdades a medias, los acuerdos rotos, las estrategias dilatorias, los monólogos informativos y la descalificación reiterada del movimiento social de los agricultores en Chihuahua.
Lo que se muestra son las fracturas en las formas de hacer política por parte de los funcionarios gubernamentales, que han dado lugar a que la violencia se derrame en distintos momentos y de distintas formas. Ante la violencia gubernamental en la manera de imponer las decisiones, quedó manifiesta una violencia social que no logró ser contenida.
Desde hace meses, hay una confrontación mediática entre los funcionarios de la CONAGUA y los agricultores en torno a las cifras del agua de las presas. Desde enero hasta la fecha, las autoridades de la CONAGUA no han dejado en claro las cifras del agua extraída de las presas, ni ante los agricultores, ni ante la sociedad chihuahuense.
La decisión del gobierno federal que dio lugar a la apertura de las compuertas de “El Granero” y “Las Vírgenes”, fue tomada y puesta en marcha sin haber informado claramente sobre las cantidades del agua extraída de las presas en el estado. La confrontación por las cifras del agua, se refleja en la siguiente declaración de Salvador Alcántar, dirigente de Aurech:
“De las presas de Chihuahua se han extraído 130 millones de metros cúbicos de ‘El Granero’, 100 millones de la presa Venustiano Carranza (Don Martín, en Coahuila) y de la Marte R. Gómez (El Azúcar) en Tamaulipas han sido 150 millones de metros cúbicos, lo que da un total de 380 millones de metros cúbicos de extracción, de los cuales sólo se han acreditado al tratado 24 millones y fracción… ¿En dónde están esos 356 millones? Habrá que revisarles las bolsas a ver en dónde lo dejaron; nos están diciendo que tiene una cantidad de agua extraviada que es equivalente a una presa Las Vírgenes, sin tomar en cuenta el agua de los cauces, es mucha agua para que esté perdida” (“El Heraldo de Chihuahua”, 30 de junio de 2020).
Junto a la confrontación en torno a las cifras del agua, se identifica un desdén y un vacío político por parte de los funcionarios federales en el tratamiento del problema.
Desde hace meses, la CONAGUA ha gestionado este problema mediante: acuerdos publicados en el Diario Oficial de la Federación, boletines de prensa y declaraciones a los medios.
La CONAGUA ha hecho política a control remoto, imponiendo su postura a través de un distanciamiento y un vacío, que han resultado políticamente dolosos.
En la atención del problema no hay un tratamiento a ras de tierra, no hay un diálogo que se haya construido dándole la cara a los agricultores. En lugar de transparencia y de franqueza, se han tomado decisiones verticalistas y autoritarias, detrás de los escritorios de la CONAGUA y detrás del pódium de las conferencias mañaneras del presidente López Obrador.
II.- Sobre los usos y el destino del agua que se extrae de las presas del estado, hay verdades a medias, hay razones y argumentos que se usaron con dobleces, por parte de la CONAGUA y de los operadores del gobierno federal en Chihuahua. Junto a la distancia y el desdén con que ha sido tratado el asunto por parte de los funcionarios federales, se hacen manifiestos datos y argumentos que resultan poco claros. ¿La extracción del agua de las presas en Chihuahua, ha tenido como objetivo, pagar el tratado internacional de 1944 o llevar agua a las presas de otros estados?
Las declaraciones publicaciones y los posicionamientos de Blanca Jiménez, directora de la CONAGUA, y de Juan Carlos Loera, delegado del gobierno federal en Chihuahua, se manejaron con dobleces y generaron una incertidumbre, que terminó minando la confianza y la calidad moral y política de las autoridades gubernamentales.
En el manejo de los datos y los argumentos que se usaron por parte de las autoridades federales, son evidentes un conjunto de equivocaciones que se terminaron enredando a lo largo de los meses.
La bola de nieve que generó incertidumbre y desconfianza fue creada e impulsada hacia abajo por los mismos funcionarios federales, que han mostrado dos incapacidades para resolver el problema: la incapacidad mediática para posicionar la postura del gobierno federal con una mediana claridad y, la incapacidad política para construir soluciones de manera consensuada, junto con los agricultores del estado.
A lo largo del problema, la incapacidad mediática terminó alimentando y retroalimentando negativamente a la incapacidad política, y viceversa. La incapacidad mediática y la incapacidad política por parte de los funcionarios gubernamentales, le dieron forma a la corriente turbulenta que arrastró el problema del agua hasta la violencia que ya se ha hecho manifiesta.
III .- Hay una postura equivocada de López Obrador, que ha subestimado el conflicto y que, incluso, ha descalificado a los agricultores en diversos momentos. La desinformación y el mal manejo del asunto por parte del presidente fue señalada en un artículo de Luis Javier Valero:
“Desestimar la información proporcionada, la que es adversa a sus deseos, a sus metas o a su visión, sobre cualquier tema, es, casi, un reflejo condicionado. De todas, todas, las desestima, incluida la aportada por sus subalternos, entre ellos, particularmente, la elaborada por el Inegi, ahora dirigido por uno de sus más cercanos colaboradores. Tal desinformación -y eso es lo que queremos creer- es la que ha exhibido en las ocasiones en las que ha abordado el tema del agua de las presas de Chihuahua y el Tratado Internacional de Aguas de 1944. Ahora lo ha hecho, luego de que subordinados suyos crearon una situación extraordinariamente explosiva, aprovechada a las mil maravillas por sus opositores en Chihuahua” (El Diario de Juárez, 11 de junio de 2020).
En el manejo informativo y político del problema, se dejan ver un conjunto de sesgos que han generado una postura mal informada o desinformada, por parte del presidente. La postura del presidente en la conferencia mañanera del día de hoy, llega incluso al grado del insulto hacia los agricultores chihuahuenses:
"No va a faltar el agua a los agricultores, a los ciudadanos, a los consumidores, y estoy llamando a que no se dejen manipular por los que quieren aprovechar esta situación. Además, estamos también revisando cómo se da el manejo del agua en estos distritos, porque también tenemos información de que hay huachicol en el manejo del agua y son esos intereses también los que se oponen."
López Obrador trata con desdén a los agricultores chihuahuenses, refiere que han sido “manipulados”, que no tienen capacidad política para pensar y tomar decisiones por sí mismos ante el problema del agua.
En el posicionamiento público de los agricultores el día de ayer al filo del mediodía, donde se hace manifiesto un deslinde político-partidista, hay evidencias suficientes sobre la capacidad política y la autonomía para tomar decisiones. Subestimar a los agricultores, tratarlos con desdén, deja ver una soberbia presidencial que traerá consecuencias negativas para Morena en la cuenca del río Conchos.
IV.- Hay acuerdos rotos desde hace meses, por parte del gobierno federal y por parte del gobierno estatal, que se evidenciaron el día de ayer. En la ciudad de Delicias, los agricultores se quedaron esperando al secretario de gobierno del estado, Luis Fernando Mesta, con quien habían acordado una reunión a las 12:00 del día:
“Los ánimos se desbordaron al mediodía de este miércoles después de que Luis Fernando Mesta Soulé, director general de Gobierno, dejara plantados a los productores agrícolas que esperaban una solución al desfogue de la presa Francisco I. Madero, por lo que decidieron iniciar con las movilizaciones de protesta… Sin embargo, los minutos pasaron, dieron las 13:00 horas y el director general de Gobierno no llegó, por lo que Salvador Alcántar Ortega, presidente de la Asociación de Usuarios de Riego del Estado de Chihuahua, y Mónica Chávez, usuaria del módulo 5, intentaron leer un comunicado a los cientos de personas reunidas en el estacionamiento de la Comisión Nacional del Agua para explicar lo sucedido, pero no les permitieron continuar.” (El Heraldo de Chihuahua, 30 de julio de 2020).
La política se construye en base a certidumbres y confianzas que se cultivan sistemáticamente, cuando tienen lugar incertidumbres y desconfianzas, cualquier posibilidad de hacer política, de construir acuerdos, se desbarranca.
V.- Hay un conjunto de violencias gubernamentales y una violencia social que se manifestaron ayer, que en su manera de enredarse, crecer y llegar a un callejón sin salida, dejan ver lo fallido en las formas de hacer política. Es demasiado notorio el fracaso de la acción gubernamental.
En este momento, surge una compleja pregunta, que tendría que ser abordada y respondida a profundidad: ¿En dónde es necesario colocar la crítica:
A) en los hechos de la violencia por parte de los agricultores, que han quemado vehículos oficiales y oficinas públicas;
B) en las violencias gubernamentales que han sido reiteradas a lo largo del conflicto, por parte de funcionarios federales y estatales, en las maneras de tomar y aplicar las decisiones;
C) en la cadena de errores gubernamentales de carácter político e informativo, que se han cometido reiteradamente al tratar el asunto;
D) en los virajes ideológicos y políticos que se identifican en la izquierda morenista, que al convertirse en gobierno cambia sus maneras de concebir y acompañar, o no acompañar, a la lucha social;
E) en el manoseo y la utilización política del problema por parte de militantes del PAN y de Morena;
F) en la necesidad de entender el problema en toda su complejidad y su profundidad, proyectando en el corto, el mediano y el largo plazo, soluciones de fondo, que consideren las diferentes variables del orden social, político, económico e histórico, en torno al problema del agua en las tierras desérticas del norte de México?
Hasta el momento, el problema del agua de las presas en Chihuahua ha sido atendido con miras cortas, demasiado cortas.
Lo que se requiere es una solución de miras largas, cuya largueza se haga manifiesta en la colectividad social en su conjunto, y en un tiempo histórico de larga duración.
El problema del agua será el talón de Aquiles de cualquier fuerza política que asuma el poder en el siglo XXI.
El pie izquierdo de Morena en Chihuahua ha quedado fracturado, debilitado por un talón de Aquiles que paradójicamente reside en el mayor bastión de esta fuerza política: el pueblo, formado por los agricultores de Chihuahua.
Hacia el proceso electoral del 2021 se va haciendo manifiesta la cojera política de la izquierda electoral en Chihuahua que, a su vez, comienza pisar sobre un terreno accidentado y quebradizo…