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Las transformaciones de la militancia en la izquierda partidista

Las transformaciones de la militancia en la izquierda partidista 13 de mayo de 2019

Leonardo Meza Jara

Chihuahua, Chih.

Toda militancia trae consigo una o varias formas de ceguera. De forma voluntaria o involuntaria, el militante deja de percibir lo que le resulta incómodo o inconveniente en la justificación ideológica de lo que piensa y lo que hace en la defensa de una(s) causa(s). La militancia es una forma de encerrarse en un contenido discursivo que está atravesado por inconsistencias, fisuras y contradicciones. Son muy pocos los militantes que son conscientes de las inconsistencias, fisuras y contradicciones que los atraviesan ideológica y políticamente. Y son menos aún, los que hacen algo ante ello.

Una de las inconsistencias en el discurso de Morena es la sobreinterpretación del problema de la corrupción en México. La interpretación sobredimensionada de la corrupción ha llevado a concebir este problema como la causa y la consecuencia de todos y cada uno de los males que vive México. La disminución o eliminación de la corrupción en México, si es que llega a darse, no es la llave que permitirá abrir las puertas a la solución de todos y cada uno los problemas. La corrupción es un problema entre un cúmulo de problemas que se han acrecentado y complejizado en las últimas décadas.

Una de las fisuras que comienza a mostrar Morena, son las pugnas internas por los espacios de poder en el gobierno y el partido. Al interior de Morena, ya se dejan ver las ambiciones personales y de grupo, los pactos dudosos y las jugadas maquiavélicas que llegan incluso a la antropofagia. Si perro no come perro, político si come político. Se trata de allanarse el camino en la escalera para seguir trepando hacia las cumbres del poder.

Una de las contradicciones que ya se muestran en Morena es la repetición de los vicios que antes fueron criticados desde la oposición. Diversos medios, entre los que destaca “El Diario de Chihuahua”, informaron estos días sobre los actos de nepotismo y de conflicto de intereses en la Secretaría de Bienestar del gobierno federal en Chihuahua. Los señalados por actos de nepotismo o de conflicto de intereses son tres de los coordinadores regionales de la Secretaría del Bienestar en el estado: Luis Fernando Duarte González de Parral, Marcelino Gómez Brenes de Chihuahua e Ivonne Contreras Peinado de Guachochi. Hasta el momento, ni los funcionarios señalados, ni Juan Carlos Loera, quien está al mando de los señalados, han dado explicaciones convincentes sobre los actos de nepotismo o de conflicto de intereses.

Las inconsistencias, las fisuras y las contradicciones dejan ver una serie de fallas que le resultan incómodas e inconvenientes a la militancia morenista. Pero una de las cualidades de la militancia tiene que ver con la elaboración de mecanismos discursivos, para justificar o para dejar de lado lo que resulta incómodo o inconveniente.

Hay veces en que la militancia se muestra como una fe, en un territorio en el que la política colinda con la religión. La militancia puede llegar a convertirse en una feligresía. Cuando la militancia es una fe, se elabora un discurso cuyo fondo es un credo que resulta incuestionable, y cuya forma es el ropaje de una pureza que puede cruzar el pantano decenas de veces sin mancharse.

Hay veces también, en que la militancia queda impregnada por los beneficios económicos y políticos del poder. Cuando se llega al poder, cuando los salarios aumentan exponencialmente y los beneficios del quehacer político se acrecientan, la militancia se transforma (o se trastorna). El idealismo del militante se entremezcla entonces con el pragmatismo en el ejercicio de un poder que otorga dividendos, personales y de grupo. Ya no se lucha únicamente por el ideal de cambiar al mundo, se lucha también para permanecer en la nómina y en la red de beneficios que se abren a través de las relaciones de poder. Bajo estas condiciones, la frase: “el futuro ya no es como antes”, puede ser leída de forma irónica.

Lo que se está viviendo durante los primeros meses del gobierno de López Obrador, trae consigo una transformación de la militancia partidista de la izquierda. Después del 2018, la militancia partidista de la izquierda mexicana ya no será la misma. De inicio comienzan a suceder dos cosas a las cuales hay que observar con detenimiento: el debilitamiento de la verdad del militante de la izquierda partidista y el brote de una serie de manchas que esbozan una impureza ética y política.

Por un lado, la verdad que sostiene al discurso y las acciones del militante de la izquierda partidista ha comenzado a ser cuestionada en los hechos, y mientras más avance el sexenio esta verdad será cuestionada de una forma más insistente y sistemática. Por otro lado, la ética que ha sido uno de los bastiones de la protesta y los actos de resistencia desde la izquierda, comienza a quedar manchada por actos que resultan cuestionables ante la opinión pública.

Ambas variables estarán trazando lo que será la transformación de la militancia de la izquierda partidista en México. Desde la militancia que toma la forma de una feligresía, los morenistas defenderán a capa y espada a los funcionarios que sean señalados por faltar a la verdad y la justicia de su credo. Desde la militancia que ya ha bebido las mieles del poder y del presupuesto, los morenistas le darán forma a una maquinaria en las redes sociales y en la prensa para defenderse de “las falsas acusaciones”, “las percepciones sesgadas” y “los señalamientos imprecisos”. Que no se nos olvide que hacer el vacío, andarse por las ramas y darse baños de manteca, son un deporte nacional entre los políticos mexicanos.

A fin de cuentas, la verdad en el siglo XXI es una fábrica que transita entre lo real y lo imaginario, entre lo consciente y lo consciente. La verdad es un vaso medio lleno o medio vacío, que está antes o después del trago que le dan los políticos a la sustancia acuosa del poder.

Ante el proceso histórico en el que la militancia partidista de la izquierda en México se transforma (o se trastorna), hay una pregunta que resulta ineludible: ¿Ya en el ejercicio del poder, después del 2018, qué significa para el militante de la izquierda partidista la congruencia?...

Leonardo Meza Jara

Maestro, escritor y analista político.