Las trampas de la deuda pública en Chihuahua

Las trampas de la deuda pública en Chihuahua 21 de diciembre de 2021

Leonardo Meza Jara

Chihuahua, Chih.

I.- La deuda es una de las mejores formas de hacer negocios bajo la lógica neoliberal. La deuda se ha convertido en un mecanismo de acumulación del dinero que resulta sofisticado y tramposo. Los bancos y otras instituciones financieras compran el dinero barato mediante mecanismos de inversión como el ahorro, y lo venden caro mediante el mecanismo de la deuda.  

En los circuitos de compra-venta del neoliberalismo uno de los artículos más costosos es el dinero que se vende como deuda.   

Para los bancos y los organismos financieros, la deuda es un tren que se desplaza sobre una vía de dos rieles: el cobro de intereses lo más alto posibles y/o la extensión del pago el mayor tiempo posible. 

Hay que maximizar los intereses y extender por años el compromiso de los pagos futuros. Cualquiera de las dos formas, garantizan que las instituciones que prestan dinero salgan ganando en el corto o largo plazo. 

La idea de los “abonos chiquitos” que ha sido introducida por la mercadotecnia de Elektra (Ricardo Salinas Pliego) o de las tiendas Copel (Enrique Coppel Tamayo y sus herederos) es una trampa para capturar incautos. 

Los “abonos chiquitos” son una disminución de las cantidades que se pagan a las instituciones financieras y una extensión temporal de la deuda. 

Los refinanciamientos de la deuda realizadas por los gobiernos de Javier Corral y María Eugenia Campos han sido impulsados bajo la lógica de los “abonos chiquitos”: se procura bajar el monto de los abonos anuales y los intereses lo más posible, pero se extienden los años durante los cuales se estarán realizando estos pagos.  

La deuda renegociada por el gobierno de Javier Corral extendió la temporalidad del pago hasta el 2048. La deuda recién refinanciada por el gobierno de María Eugenia Campos alargó la temporalidad del pago hasta el 2047. 

Estamos hablando de un endeudamiento transexenal e intergeneracional, que estará asfixiando las finanzas públicas en el mediano y largo plazo. 

Cuando las deudas se extienden largo tiempo, las cantidades originales de lo prestado terminan siendo pagadas varias veces. 

Si las vacas del endeudamiento público no pueden llenar los galones de enriquecimiento de los jerarcas del neoliberalismo en un corto tiempo, hay que ordeñarlas a largo plazo. 

Basta con que haya una garantía en prenda, y que mejor garantía que las finanzas públicas del estado de Chihuahua de los años futuros.

II.- Lo que hay que analizar a detalle es la sofisticación y las trampas que hacen funcionar la maquinaria de la deuda. La deuda pública es una maquinaria que resulta complicada y oscura. En el caso de Chihuahua, las dificultades para entender el mecanismo de la deuda pública se deben a dos formas de enmascaramiento: 

Por un lado, la deuda pública es un discurso que está formado por conceptos y tecnicismos que forman parte del discurso de la economía. Los conceptos y procedimientos financieros a partir de los cuales funciona el mecanismo de la deuda son un lenguaje de iniciados, un lenguaje de los tecnócratas del neoliberalismo que no entiende la gran mayoría de los ciudadanos. Los discursos que se levantan alrededor de la deuda pública son una torre de marfil de los tecnócratas. 
- Por otro lado, el mecanismo de la deuda pública en Chihuahua ha quedado sujeto de una serie de verdades a medias, que han funcionado como falacias justificatorias. Las falacias a partir de las cuales se ha argumentado a favor del endeudamiento son una guerra política y mediática entre los gobiernos de José Reyes Baeza, César Duarte, Javier Corral y María Eugenia Campos. 

Enseguida se analizan las dos formas de enmascaramiento de la deuda pública en Chihuahua. 

III.- El lenguaje y los procedimientos técnicos a través de los cuales se contrata deuda son una trampa que está plagada de artificios. En todo contrato de deuda existen letras chiquitas que enmascaran las pérdidas y las ganancias. 

Con la puesta en marcha del Fobaproa durante el sexenio de Ernesto Zedillo, quedó claro que los neoliberales nunca pierden. Más aún, los operadores del neoliberalismo pueden ganar perdiendo. Un contrato de deuda amerita ser leído a partir de las trampas discursivas y financieras de las letras chiquitas. Habrá que preguntarse por las letras chiquitas de los contratos de deuda que han sido firmados por el gobierno de María Eugenia Campos. 

La deuda de Chihuahua que acaba de ser refinanciada por el gobierno de María Eugenia Campos es una restructuración de la deuda (una renegociación de la deuda heredada de los gobiernos anteriores) y una contratación de nueva deuda (la adquisición de nuevos préstamos). 

Este tipo de operaciones de refinanciamiento han sido reiteradas durante los últimos cuatro sexenios. En su momento, Javier Corral intentó argumentar que el refinanciamiento de la deuda en su gobierno era una reestructuración y no la contratación de nueva deuda. Pero el balance general del manejo de la deuda a lo largo del gobierno de Corral, deja en claro que se hizo uso de los mecanismos de la reestructuración y la contratación de nueva deuda (“No es deuda, es reestructuración: Corral”, El Diario de Chihuahua, 5 de julio de 2017). 

La historia negra del endeudamiento de las finanzas públicas del gobierno de Chihuahua no inició durante el gobierno de César Duarte, sino durante el de José Reyes Baeza. En su momento, César Duarte señaló la deuda pública que su gobierno heredó de su antecesor en la gubernatura: 

“La deuda pública de Chihuahua, que supera 41 mil millones de pesos, incluidos pasivos directos, indirectos y contingentes, desató una guerra mediática entre el gobierno estatal, a cargo de César Duarte Jáquez, y su antecesor y correligionario, José Reyes Baeza Terrazas…”. (“César Duarte culpa a Reyes Baeza por endeudamiento de Chihuahua”, La Jornada, 10 de septiembre de 2014).

¿Qué hizo César Duarte ante el problema financiero por el cual atravesaba el estado de Chihuahua entre los años 2010 y 2016? 

Hizo exactamente lo mismo que han hecho los gobiernos de José Reyes Baeza, Javier Corral y María Eugenia Campos: adquirir créditos a corto plazo, reestructurar la deuda heredada y contratar nueva deuda.

En septiembre de 2013, el gobierno de Duarte y el Congreso de Chihuahua aprobaron una operación para refinanciar la deuda pública, mediante la reestructuración de la deuda anterior y la compra de nueva deuda:  

“Este día en el Congreso del Estado, los diputados locales aprobaron el proyecto del Gobernador de Estado, para reestructurar la deuda del Estado, el cual contempla el adquirir crédito por 30 años por 25 mil millones de pesos para pagar y quedar con una sola deuda, además de colocar adicionalmente en el mercado bursátil mediante certificados hasta 5 mil millones de pesos.”  (“Aprueba Congreso reestructura del gobierno del Estado”, Omnia, 5 de septiembre de 2013). 

En junio de 2016, a unos meses de dejar el cargo, César Duarte impulsó otra operación similar para refinanciar la deuda: 

«El mes pasado el gobernador priista César Duarte envió una iniciativa al Congreso en la que pedía bursatilizar 6 mil millones de pesos y la aprobación de 10 mil millones más para reestructurar los financiamientos de la monetización, con el fin de darle “un mejor perfil a la deuda”. Y hoy el Congreso local avaló la bursatilización de 6 mil millones de pesos de los remanentes del fideicomiso que corresponden a la empresa Fibra Estatal Chihuahua SA para pagarla en 2038…» (“Diputados avalan deuda de César Duarte por más de 52 mmp”, Proceso, 6 de julio de 2016).

En el caso del gobierno de Javier Corral, la deuda pública de Chihuahua buscó ser refinanciada en tres ocasiones, dos de las cuales fueron aprobadas y una rechazada. En septiembre de 2017, con 26 votos a favor y 7 en contra, el Congreso de Chihuahua aprobó un refinanciamiento de la deuda pública (“Chihuahua: aprueban refinanciar pasivos por $20 mil 404 millones”, La Jornada, 20 de septiembre de 2017). Un año después, en diciembre de 2018, el gobierno de Corral impulsó otra maniobra para refinanciar la deuda del estado: 

“Con el voto en contra de Morena, 2 diputados del PRI y una de Encuentro Social, la mayoría de diputados del Congreso local autorizó al gobernador Javier Corral a reestructurar los poco más de 48 mil millones de pesos de deuda pública estatal. Ese mecanismo extenderá a 30 años la deuda actual pero con instituciones bancarias diferentes, a fin de conseguir mejores tasas de interés que puedan generar hasta 3 mil millones de pesos en ahorros durante todo el plazo, aseguró Fernando Álvarez, coordinador de la bancada del PAN.” (“Autoriza Congreso a Corral reestructurar deuda pública”, El Diario de Chihuahua, 18 de diciembre de 2018). 

Una tercera maniobra para reestructurar la deuda fue intentada por el gobierno de Corral en enero del 2021, pero en esta ocasión los diputados del congreso local votaron en contra de la propuesta (“Niegan a Corral elevar deuda en mil 898 millones de pesos”, La Jornada, 22 de enero de 2021).

El gobierno de María Eugenia Campos Galván acaba de hacer exactamente lo mismo que los gobiernos de José Reyes Baeza, César Duarte y Javier Corral: contratar deuda a corto plazo, reestructurar la deuda heredada y contratar nueva deuda. 

En los primeros meses de gestión la actual gobernadora de Chihuahua contrató dos créditos a corto plazo por un monto de 1800 millones de pesos. El portal Raíchali documentó los créditos a corto plazo contratados por los últimos cuatro gobernadores. 

Reyes Baeza contrató 28 créditos a corto plazo entre los años 2004 y 2010. Duarte financió al estado mediante 91 créditos a corto plazo a lo largo de su sexenio. Corral contrató este tipo de préstamos 35 veces durante su gobierno. Hasta el momento, Campos ha contratado dos créditos a corto plazo, y no queda claro si en lo que queda de su sexenio seguirá haciendo uso de este tipo de mecanismo de endeudamiento (“Maru Campos usa tarjetazos para pagar nómina igual que Duarte”, Raíchali, 11 de octubre de 2021). 

A su vez, el gobierno de María Eugenia Campos refinanció la deuda pública de Chihuahua mediante los mecanismos de reestructuración y contratación de nueva deuda:

“El Congreso de Chihuahua aprobó contratar deuda pública de largo plazo por 25 mil 100 millones de pesos, la cual comprometerá participaciones federales del ramo general 33, ingresos por el peaje de nueve tramos carreteros y de los puentes internacionales de Ciudad Juárez… además, aumentará los plazos de pago hasta 2047. Los diputados de los partidos Acción Nacional (PAN), Revolucionario Institucional (PRI) y Movimiento Ciudadano (MC) aprobaron el dictamen para la reestructura de la deuda por 23 votos a favor y 10 en contra.” 

En el manejo de la deuda, la ingeniería financiera de los gobiernos de Reyes Baeza, Duarte, Corral y Campos, ha sido la misma. Los cuatro gobiernos están cortados con la misma tijera neoliberal. Para justificar las maniobras financieras del endeudamiento, estos cuatro gobiernos han manejado el mismo discurso. Todos han prometido: A] que las condiciones generales de la deuda pública de Chihuahua mejorarán, B] que el pago de los intereses disminuirá y, C] que las finanzas estatales tendrán mejores condiciones en lo inmediato. 

Pero a lo largo de cuatro sexenios, ha quedado claro que los argumentos a partir de los cuales se justifican las medidas de refinanciamiento de la deuda son falaces. Las condiciones generales de la deuda no han mejorado, sino que se han agravado [A]. El pago de los intereses en el corto y mediano plazo no ha tenido una disminución significativa [B]. Las finanzas estatales no han mejorado de forma sustancial [C].

¿Qué tan verdaderos son los argumentos que el gobierno del María Eugenia Campos puso sobre la mesa, para justificar el refinanciamiento de la deuda del estado mediante medidas de reestructuración y contratación de nueva deuda? Está por verse si los argumentos planteados por el actual gobierno del estado son verdaderos, o al igual que los gobiernos anteriores, son falaces. 

En 2022 el gobierno de Chihuahua tendría un presupuesto sin déficit, pero a costa de extender la deuda pública a largo plazo (“Presenta Maru Campos presupuesto por 80 mil mdp; no contempla déficit”, El Heraldo de Chihuahua, 29 de noviembre de 2021). 

Uno de los slogans crediticios del sistema financiero dice: Disfrute ahora y pague después, el bienestar de lo inmediato bien vale el sacrificio a largo plazo. La maniobra realizada por el gobierno de Campos tiene como objeto resolver el problema financiero del estado en lo inmediato, pasando los costos negativos al mediano y largo plazo. 

Los proyectos políticos sexenales son cortoplacistas. Los objetivos de los gobiernos se fijan en base a los momentos electorales. El gobierno de María Eugenia Campos tiene como objetivo forjarse una imagen positiva de su desempeño que pueda redituar electoralmente en los años 2024 y 2027. No importa que la soga de la deuda envuelva el cuello de las finanzas públicas del estado hasta mediados del siglo XXI. Lo que importa es la inmediatez política que está sujeta de los intereses electorales.

IV.- La deuda pública en Chihuahua ha sido justificada por argumentaciones dudosas, que están relacionadas con confrontaciones políticas que se extienden a lo largo de los últimos sexenios. En torno a la deuda pública local se ha levantado un ring de confrontaciones reiteradas entre los gobiernos de Reyes Baeza, Duarte, Corral y Campos. Los gobernadores(as) se culpan unos a otros, pero evitan asumir las responsabilidades propias. 

César Duarte culpó a José Reyes Baeza por el endeudamiento creciente del gobierno de Chihuahua (“César Duarte culpa a Reyes Baeza por endeudamiento de Chihuahua”, La Jornada, 10 de septiembre de 2014). Javier Corral señaló a César Duarte por la deuda heredada (“César Duarte hereda a Chihuahua deuda de 55 mil mdp, la más alta del país”, Animal Político, 8 de noviembre de 2016). 

María Eugenia Campos responsabiliza al gobierno de Corral por la deuda que le hereda. Aunque no queda claro el monto de la deuda que pasa del gobierno de Corral, al gobierno de Campos. La guerra de declaraciones sobre la deuda pública entre los gobiernos de Javier Corral y María Eugenia Campos se ha extendido a lo largo de los últimos meses. 

Javier Corral admitió una deuda de 47 mil millones de pesos (“Deuda de Chihuahua por 47mmp, no aumentará un peso más: Corral”, Omnia, 7 de julio de 2021). En un primer momento, los diputados panistas Carlos Olson y Luis Aguilar, que fueron parte del equipo de transición de María Eugenia Campos, admitieron que la deuda heredada por Corral era de 64 mil millones de pesos (“Corral dejará a Chihuahua con una deuda superior a 64 mil mdp: equipo de transición”, Proceso, 31 de agosto de 2021). 

Unos días después, la gobernadora electa María Eugenia Campos declaró que la deuda heredada de Corral ascendía a los 72 mil millones de pesos (“Otra sorpresa, deuda no es de 64 mmdp; es de 72 mil mdp; El Diario de Chihuahua, 11 de septiembre de 2021). Un mes después, la misma gobernadora afirmó que la deuda llegaba a los 75 mil millones de pesos (“Dejó Corral deuda de 75 mil millones pesos al estado: Maru Campos”, El Heraldo de Juárez, 11 de octubre de 2021).

¿A cuánto asciende el monto de la deuda que Corral le deja a la administración de Campos: 47 mil millones, 64 mil millones, 72 mil millones o 75 mil millones? Las informaciones difieren unas de otras y generan incertidumbre. Hasta el momento, el gobierno de Campos no ha hecho público un informe pormenorizado de la deuda que hereda del gobierno anterior, sino que usa mediáticamente esta información para golpear a su antecesor. 

Lo mismo hicieron César Duarte y Javier Corral, ambos culpabilizaron a sus antecesores y justificaron enseguida las acciones para refinanciar la deuda. Pega primero y paga después, dice la estrategia que repetidamente ha sido usada por los gobernadores(as) para justificar el refinanciamiento de la deuda pública en Chihuahua.  

En los procesos de sucesión, los gobernadores(as) se apedrean unos(as) a otros(as) con el objetivo de lavarse las manos y responsabilizar a sus antecesores por la deuda heredada. 

Enseguida, los gobernadores(as) se ensucian ellos mismos las manos restructurando o contratando nueva deuda. Estos mecanismos están llenos de trampas políticas y mediáticas. ¿Cuánta verdad hay en los señalamientos que Duarte realizó sobre Reyes Baeza sobre el endeudamiento, y en los señalamientos que Corral hizo sobre Duarte, y en los realizados por Campos sobre Corral? Si todos los señalamientos son verdaderos, todos los gobernadores(as) serían responsables de los pésimos manejos de la deuda pública en Chihuahua. 

Las confrontaciones por la deuda pública entre los cuatro gobernadores(as) mencionados(as) depositan las responsabilidades en el pasado, no en el presente ni el futuro. Los responsables y/o culpables de la deuda pública son los antecesores, no quienes ejercen el poder desde el presente y realizan maniobras de ingeniería financiera que abultan o extienden la deuda en lo futuro. 

Es obvio que en los contratos de deuda pública quienes ganan son los operadores del neoliberalismo: las instituciones bancarias y financieras, y los grandes inversionistas. Y quienes pierden son las generaciones presentes y las futuras. 

La deuda pública que empeña las finanzas futuras de los gobiernos es una medida que traerá enormes costos sociales y políticos. Toda deuda es una trampa, es una forma de encerrar financieramente lo presente en lo futuro. 

¿Qué se ha dejado en prenda para garantizar el pago de la deuda del estado de Chihuahua? 

De inicio se ha empeñado el futuro. Las instituciones financieras que le prestaron dinero al gobierno de Chihuahua son una aspiradora que estará conectada de las finanzas públicas hasta el año 2047 -o quizá después-. Estamos hablando de un endeudamiento que ha sido extendido en su monto y su temporalidad por los últimos cuatro gobernadores(as).

El gobierno de Reyes Baeza empeñó la camisa, los zapatos y la corbata. 

Durante el sexenio de Duarte se empeñaron el saco y el pantalón. 

Con Javier Corral fueron empeñados la camiseta interior, los calcetines y los calzoncillos. Lo que el gobierno de Campos acaba de empeñar es lo último que quedaba en prenda.  

¿Qué puede hacer una gobernadora que tiene la necesidad de reestructurar y contratar nueva deuda, si sus garantías de aval se agotan? 

Solo le queda empeñar el resto y dejar al estado de Chihuahua completamente desnudo, a la intemperie del neoliberalismo.