Chihuahua, Chih.
I.- La rebelión por el agua en Mexicali, en rechazo a la instalación de la compañía cervecera Constellation Brands, inició en 2016 y se ha extendido hasta el 2020. La organización y la acción política de los ciudadanos de Mexicali se ha convertido en una batalla simbólica en contra del neoliberalismo y en la defensa ciudadana del agua, por cuatro razones:
A) Se genera una lucha genuinamente ciudadana en contra de una compañía trasnacional. Constellation Brands es la tercera compañía cervecera más importante en los Estados Unidos y tiene operaciones en México, Nueva Zelanda, Italia y Canadá.
B) En medio de la lucha por el agua, el colectivo Mexicali Resiste echó abajo una ley local que permitía la privatización del agua, que fue impulsada durante el ejercicio de gobierno del panista de Kiko Vega.
C) Los ciudadanos organizados de forma autónoma, se distanciaron políticamente del panismo y del morenismo en Baja California. Los gobernadores: Kiko Vega, de origen panista, y Jaime Bonilla, propuesto por Morena, se inclinaron hacia los intereses empresariales y operaron políticamente a favor de ellos.
D) Se hace presente una lucha que se ha mantenido durante años, que desemboca en el triunfo ciudadano del plebiscito del 21 y 22 de marzo del 2020. La compañía cervecera ya no se instalará en Mexicali.
Aglutinados en Mexicali Resiste, un conjunto de colectivos emprendió una lucha oponiéndose a la instalación de la compañía cervecera estadounidense. Las confrontaciones que han librado los ciudadanos de Mexicali Resiste han sido mediáticas, jurídicas, políticas y a ras de calle.
Desde octubre de 2015, el gobierno de Kiko Vega estableció una serie de negociaciones para permitir que la empresa Constellation Brands instalara una planta en Mexicali. La inversión para la construcción de la planta cervecera sería de mil 400 millones de dólares y la empresa estaría utilizando 20 millones de metros cúbicos de agua al año.
En medio del conflicto por el agua en Baja California, el PAN perdió las elecciones por la gubernatura en 2018. Pero el gobierno de Jaime Bonilla, electo gobernador por parte de Morena, también le dio la espalda a los ciudadanos que se organizaron en defensa del agua (“Respalda Bonilla a Constellation en BC”, El Sol de Tijuana, 21 de enero de 2020).
Durante el proceso electoral del 2018, el entonces candidato a la gubernatura por Morena, Jaime Bonilla, trató de usar el movimiento Mexicali Resiste como plataforma para posicionarse electoralmente. De inmediato, los integrantes de la organización ciudadana se deslindaron de Morena y de Bonilla (“Mexicali Resiste, desmiente declaraciones de Jaime Bonilla”, Zeta Tijuana, 6 de junio de 2018).
Es común que los movimientos sociales sean usados por los partidos políticos y por quienes tienen el interés de postularse a un cargo de elección popular.
En Chihuahua, durante las elecciones 2016, Javier Corral se montó en el movimiento de “Unión Ciudadana”, que fue creado originalmente en 2014 con el fin de reclamar justicia ante los actos de corrupción duartista. Durante las elecciones en las que fue electo, Corral se planteó la estrategia de crear una organización paralela llamada “Alianza ciudadana”, para usarla como plataforma en el impulso de su candidatura. El panismo y una parte de la izquierda chihuahuense que gobierna junto con Corral, usaron al movimiento ciudadano para capitalizar el descontento en contra de César Duarte.
En el caso del movimiento en la defensa del agua en Mexicali, se deja ver una organización y una lucha de raíces ciudadanas, que toma distancia de los partidos políticos y de los intereses electorales. Después del plebiscito de la semana pasada en Mexicali, el neoliberalismo y el intento por privatizar el agua han sido derrotados en una larga batalla que no termina todavía.
II.- La rebelión por el agua de la presa La Boquilla en Chihuahua está atravesada por un conjunto de variables económicas, sociales y políticas, que se han ido enredando a lo largo del conflicto, entre los meses finales de 2019 y los primeros meses del 2020. Una parte de estas variables tiene que ver con los errores gubernamentales del gobierno lópezobradorista, la otra parte se relaciona con la falta de discusión y construcción de acuerdos sobre el problema del agua, que tendría que ser abordado a nivel interregional entre los diferentes estados del norte del país.
Es obvio, que la batalla por el agua en el estado de Chihuahua, es muy distinta al conflicto librado en Mexicali. Lo cual nos lleva a deducir, que las confrontaciones por el agua en un futuro estarán atravesadas por diferentes causas e intereses. Pero, ¿cuáles son las variables que están presentes en el conflicto por el agua de la presa La Boquilla? De inicio se identifican tres variables:
A) Las argumentaciones y las cifras dudosas que se han hecho presentes en diversos pronunciamientos de la CONAGUA y de otras autoridades del gobierno federal. En pocas palabras, las autoridades del gobierno federal han ocultado información, han manejado la información a conveniencia, o han dicho mentiras. Esto se manifiesta en la lucha mediática de cifras y declaraciones por parte de autoridades federales y representantes de los agricultores en Chihuahua, que se agudizó desde enero pasado. Es obvio que alguien no está diciendo la verdad, y es en las posturas del gobierno lópezobradorista, donde se identifican las contradicciones y los sesgos en el manejo de la información.
B) Más allá de la decisión unilateral de CONAGUA para extraer agua de la presa la Boquilla, más allá de los acuerdos rotos entre el gobierno federal y los agricultores de Chihuahua el pasado 25 de marzo, lo que se manifiesta es la falta de capacidad política por parte del gobierno de López Obrador para resolver un problema interregional que resulta complicadísimo en los intereses por el agua en los estados del norte del país: Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas.
El problema derivado de los derechos y usos del agua de la presa La Boquilla, es un conflicto interregional en los estados del norte del país, donde Chihuahua juega un papel crucial. Esta cuestión fue analizada inicialmente por Luis Javier Valero Flores en un editorial publicado el 6 de febrero pasado en El Diario de Chihuahua: “CONAGUA, sin brújula”. En los años que siguen, el conflicto por el agua en los estados del norte del país se puede convertir en un nudo ciego si no es tratado de la forma adecuada en la construcción de acuerdos.
C) En las luchas por el agua en Chihuahua se entremezclan los intereses de pequeños, medianos y grandes productores del campo en la región centro de estado. Aquí no hay una lucha en contra de los intereses visibles del neoliberalismo como ha tenido lugar en Mexicali, sino que la lucha se inscribe en una lógica de sobrevivencias que cruza diferentes estratos sociales y que se inscribe en una regionalización de los derechos y los usos del agua.
¿A quién le pertenece el derecho del uso del agua de La Boquilla? Lo mismo a los accionistas de la empresa lechera Zaragoza, que a los dueños de grandes extensiones nogaleras en el Valle de Delicias, a los pequeños propietarios de parcelas y, a los ejidatarios.
¿Pero, los derechos y el uso del agua de La Boquilla, no les pertenecen a los agricultores de otros estados del país?
¿Cuál es el estatus de los derechos y los usos del agua de las presas del país, desde una lógica interestatal y/o nacional? Hay un vacío legal en este plano, y en este momento, resolver políticamente el conflicto resulta muy complicado.
El conflicto por el agua en la presa La Boquilla, está atravesado por una compleja red de intereses del sector y de la industria agrícola en Chihuahua y en otros estados. Los intereses de los ejidatarios, de los medianos propietarios, de los terratenientes y de las grandes empresas de la industria agrícola, han configurado una alianza regionalista por la defensa del agua en Chihuahua.
Esta lucha tiene que ver con la sobrevivencia en dos planos: por un lado, está la sobrevivencia del sector y la industria agrícola en Chihuahua que atraviesa diferentes capas sociales, desde la clase alta hasta la clase baja; por otro lado, está la sobrevivencia de decenas de familias, cuyas vidas dependen directamente de los comportamientos de los ciclos agrícolas de riego. Y en el fondo de todo, está un contexto dominado por el neoliberalismo, donde la lucha por persistir y por lograr el mayor desarrollo productivo y económico, es a muerte.
En la declaración que Juan Carlos Loera dio a la prensa en estos días, se identifican las contradicciones de los diferentes actores del gobierno federal, para justificar la extracción de la presa La Boquilla “… no únicamente para cumplir con el tratado, no únicamente es eso. También, este es mi llamado a la solidaridad, con mexicanos… que viven en estado vecinos, y para lo cual el agua que se entrega en el río Bravo, es usada para consumo humano. Las comunidades fronterizas del lado mexicano, del estado de Coahuila y del estado de Nuevo León, principalmente, son comunidades que viven del agua del río Bravo…” (“Inhumano no entregar el agua a Nuevo León y Tamaulipas: Loera”, portal de noticias Tiempo, 26 de marzo de 2020).
En las declaraciones de Juan Carlos Loera se pueden leer los titubeos y los yerros del lópezobradorismo ante el problema del agua en Chihuahua. El Delegado del gobierno federal en Chihuahua dice que el problema va más allá del cumplimiento de los acuerdos del tratado de 1944, y que se relaciona con el “consumo humano” del agua en los estados del norte. Pero, ni la CONAGUA, ni el gobierno federal, han ofrecido argumentos para demostrar que está en riesgo el consumo humano del agua en Coahuila, Nuevo León o Tamaulipas, en caso de que no se extraiga agua de la presa La Boquilla.
Por lo pronto, las batallas por el agua en Chihuahua no se relacionan directamente con la puesta en riesgo del consumo humano. Todavía no hemos llegado a la situación extrema de la falta de agua para consumo directamente humano, aunque en un corto tiempo llegaremos al momento de una crisis humanitaria en torno a los derechos y usos del agua.
Más bien, la batalla actual por el agua de la presa La Boquilla, se relaciona con sus usos agropecuarios e industriales en un contexto neoliberal y bajo una lógica regionalista que se irá radicalizando en los años siguientes.
Políticamente, una parte del priismo y del panismo en Chihuahua comenzaron a montarse en el conflicto del agua.
Durante las confrontaciones generadas por la extracción de agua de La Boquilla, el diputado panista Mario Mata, los exgobernadores priistas Fernando Baeza, José Reyes Baeza, Patricio Martínez y los alcaldes de la región centro del estado, han comenzado a montarse en el conflicto generado entre los productores chihuahuenses y el gobierno federal, con la finalidad de obtener beneficios políticos hacia el proceso electoral del 2021 en Chihuahua.
Los errores políticos que ha cometido el gobierno de López Obrador ante el conflicto, traerán costos negativos para Morena.