Chihuahua, Chih.
La decisión del gobernador Corral, de impulsar al máximo la aplicación de medidas coercitivas para imponer las medidas sanitarias, es una gravísima equivocación.
Ya lo habían intentado al aplicar multas a los conductores de vehículos particulares en los que se transportaran más de dos personas adultas, que después, ante la presión social, se vieron obligados a disminuir a la mitad, pues, además, no tiene el soporte legal para aplicarse y que sólo posibilitó el crecimiento de las extorsiones de muchos agentes viales.
Tal medida se ha actualizado y ya empiezan a aparecer las protestas de la ciudadanía a la que ahora se le castiga con medidas totalmente fuera de orden, que no tienen como fondo el de ayudar a la sociedad y que se prestan, sobre todo, a la aparición de posturas autoritarias, por parte de funcionarios de todos los niveles, hasta el más básico, el agente de vialidad.
¿Por qué sancionar a los automovilistas con más de dos adultos en el vehículo?
¿Porqué no pedir, mejor, la información acerca de su domicilio, y si es el mismo, cómo sancionarlos, porque viajan acompañados de quienes viven en la misma casa?
¿Igual, cómo sancionar a una persona que va en la calle desierta sin cubrebocas? ¿Quién lo podría contagiar, o a quién contagiaría?
¿Por qué cerrar los parques públicos durante todo el día? ¿Por qué no regular el aforo y las horas?
Y si en lugar de multas económicas se aplicaran amonestaciones y sanciones en trabajos comunitarios, avanzaríamos más en la construcción de una nueva sociedad, la emergente del COVID 19, en lugar de que las autoridades intenten obtener más dinero, a través de la expoliación de una sociedad exhausta, en todos los sentidos.
Las multas viales, su costo: las multas por no traer cubrebocas. ¿Porqué no empezar con sanciones, amonestaciones, detenciones administrativas y trabajos comunitarios?