Chihuahua., Chih
El precandidato a gobernador de Morena, Juan Carlos Loera, afirma que “todo gobierno que se precie de ser democrático no debe ser avalado únicamente en las urnas, pero necesariamente los triunfos electorales deben ser honrados con acciones concretas que tomen en cuenta la participación de la ciudadanía...”
Para Juan Carlos, “el gobierno de López Obrador ha sido un ejemplo contundente de la democracia en este sentido... también ha sabido incluir a los mexicanos en la toma de decisiones de gran calado…”.
El precandidato de Morena asume que la “consulta abierta al pueblo” constituye un método democrático. Al extremo de que sea “el principio más importante de la precampaña (Mi Prioridad Eres Tú), la cual se basa en una consulta directa hacia la población para que el pueblo sea quien determine las necesidades más apremiantes que urgen de respuesta inmediata en nuestro Estado”.
Al igual que López Obrador, Juan Carlos deposita su estrategia electoral en “las respuestas del pueblo (porque) son muy profundas, los políticos tradicionales ni se las imaginan, por eso cuando gobiernan no atinan con las estrategias que puedan resolver de forma eficaz los problemas más acuciantes de la población”.
Y si acaso logra el triunfo electoral en los comicios de este año, advierte que “la consulta será la base para un plan de gobierno que verdaderamente responda a los intereses de todas y todos los chihuahuenses, esta será indudablemente la brújula que nos señale el camino que deberemos recorrer para encontrar la manera más eficaz de combatir los problemas que aquejan a nuestro Estado”.
Al respecto, el asesor del INE, César Hernández González, sostiene que en México “la consulta popular se transformó de un ejercicio pseudo-ciudadano a una estrategia de campaña, para finalizar como un instrumento del poder político… no es un instrumento que favorezca el involucramiento de la ciudadanía para decidir en torno a los asuntos de relevancia nacional”. (Animal Político, noviembre, 2020)
Inclusive, “los partidos políticos han utilizado la consulta popular como un instrumento para posicionarse como defensores de una causa, como opositores de las decisiones gubernamentales y como antagonistas de reformas constitucionales”.
Además, la consulta popular se ajusta a las expectativas de los partidos políticos, toda vez que “ya se instituyó como una estrategia política para lanzar y vigorizar sus campañas comiciales, para posicionarse en las preferencias político-electorales de la ciudadanía así como para difundir sus plataformas electorales y sus promesas de campaña”.
Emulando a López Obrador, Loera pretende darle rumbo a su gobierno apelando al sentir del ‘pueblo sabio y bueno’ de Chihuahua, so pretexto de una política incluyente; sin embargo, resulta evidente que somos testigos de una estrategia electoral demagógica.
En efecto, la participación ciudadana debe ser libre y espontánea; es decir, que surja de la sociedad misma y no que sea promovida por los actores políticos. Ya que de no ser así, se trasforma en un instrumento del poder político. Tal y como acontece en el gobierno de López Obrador.
El propio César Hernández afirma que “para el gobierno (federal) la viabilidad legal de la consulta popular es irrelevante, ya que su objetivo es generar la afinidad y el apego de la ciudadanía hacia su partido político en las próximas elecciones".
Lo anterior, porque “al proponer temáticas que engloben intereses y anhelos de la sociedad, sin importar su calidad de ilegalidad y sin tener oportunidades para llevarla a cabo, el gobierno (federal) gana”.
En otras palabras, tanto López Obrador como Juan Carlos Loera, utilizan la consulta popular “como una herramienta de propaganda y como un medio para la difusión de las ideas, los valores, las doctrinas y las promesas”.
Así las cosas, solo nos resta esperar que en los próximos días, el TEPJF decida si revoca o convalida la ilegalidad de la convocatoria y la opacidad de la encuesta de Morena.