Las “modas” del gobernador
Sin Retorno

Las “modas” del gobernador 21 de marzo de 2019

Luis Javier Valero Flores

Chihuahua, Chih.

No es una “persecución” mediática, tampoco es la crítica, sólo por denostar o rechazar al gobernante y/o sus acciones.

Y mucho menos tiene que ver con los esfuerzos o pretensiones de alguna fuerza política de oposición o la búsqueda de las posiciones político-electorales.

No, es más allá de eso.

Es el simple ejercicio periodístico de quienes, de alguna manera, recogemos parte de las impresiones, pensamientos, críticas, aspiraciones y evaluaciones de los ciudadanos, sin, por ello, aspirar a representar, como muchos lo sostienen, “el sentir ciudadano”.

Es, si se quiere optar por lo sencillo, una reflexión en “voz alta”, multiplicada en algún medio de comunicación, la que pudiera servirle a los gobernantes como un parámetro de lo que piensan algunos de sus gobernados; reflexión que merece más o menos credibilidad por la sociedad en la medida que el emisor es catalogado por su profesionalismo en ese quehacer.

Todo lo anterior lo debiera saber el gobernador de Chihuahua, Javier Corral.

Durante años él ejerció ese tipo de participación en los medios, aunque, a diferencia de la mayor parte de los editorialistas y analistas de los medios, él formaba parte de la cúpula dirigente de su partido. Esa característica, por supuesto, le imprimía a sus trabajos una parcialidad, legítima por cierto, pero al fin y al cabo con el toque partidista derivado de su militancia.

Hoy es el gobernante de una de las entidades con mayor complejidad, de todo tipo, que debiera llevar a sus gobernantes a actuar con mayor mesura, la que no pareciera ser la que preside los actos del mandatario, quien reacciona a bote pronto ante numerosos hechos de la vida política actual, regida por la rafagueante y cambiante realidad.

En ella, el protagonismo del presidente López Obrador, que pareciera avasallar todo a su paso, es un hecho ante el cual Javier Corral cree estar obligado a controvertir.

No tiene porqué, y menos si al hacerlo desnuda ese afán controversial, que en nada favorece la acción de su gobierno y que al debatir con el presidente puede ser descalificado por la fuerza de los hechos.

Y frente a éstos no hay nada que debatir.

Tal actitud quedó totalmente descubierta con un episodio, que debiera ser totalmente intrascendente.

Días atrás, López Obrador llamó a los alcaldes y a los gobernadores a levantarse temprano para atender las reuniones matutinas que se realizan para atender el problema de la inseguridad.

Ante ello, Corral respondió, sin que fuera mencionado expresamente, que “Nosotros nos levantamos aquí temprano todos los días, no necesitamos que viniera López Obrador para empezar a trabajar en la mañana. Él no puso esa moda en Chihuahua, esa moda la pusimos nosotros”. (Diversos medios, 15/III/19).

El problema es que tal aseveración podía sufrir, y la sufrió, una tremenda descalificación debido a que el gobernante sí se levanta temprano, pero no para dedicarse a las tareas de gobierno, sino a las recreativas -carrera y tenis, temprano- y muy frecuentemente dos veces a la semana al golf, en este caso, a partir de mediodía.

En las “mañaneras”, durante su desarrollo, no hay hecho que suspenda la práctica, la que culmina cerca de las 9 de la mañana y aún le quede pendiente el aliño personal.

Hechos tan simples, comprobables, no puede debatirlos pues el gobernante se expone a ser desmentido tajantemente y si en un asunto tan trivial los ciudadanos encuentran motivos para dudar de las aseveraciones del mandatario, sobrarán las razones para cuestionar las expresiones de Corral en asuntos de mayor calado.

Peor aún, se expone a la aplicación de la sabiduría popular: “excusa no pedida, acusación manifiesta”.

Y sí, debiera levantarse temprano, pero para dedicarse a las ingentes tareas de su gobierno.

[email protected]; Blog: luisjaviervalero.blogspot.com; Twitter: /LJValeroF

Luis Javier Valero Flores

Director General de Aserto. Columnista de El Diario