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Sin Retorno

La visita 7 de julio de 2020

Luis Javier Valero Flores

Chihuahua, Chih.

Había muchas probabilidades de que el primer viaje al extranjero del presidente López Obrador sería a EU. 

Sería hasta normal, el elevado grado de integración de las economías de ambas naciones, acelerado en las últimas décadas y luego de la firma de la continuación del Tratado de Libre Comercio, el Tratado de México-Estados Unidos-Canadá (TMEC), lo hacían altamente previsible.

Pero el contexto de la visita de AMLO es adverso a la visita que iniciará en unas cuantas horas.

Es totalmente inoportuna.

Podrá servir de algo a los objetivos del actual gobierno norteamericano, pero la oportunidad de efectuarla, y hasta de anunciarla, fue decidida por el presidente norteamericano.

López Obrador ha reiterado, insistentemente, en un tono absolutamente a la defensiva, que no se comprometerá la soberanía de México, que obedece exclusivamente a la firma del TMEC, que “es conveniente para nuestro pueblo el tener buenas relaciones y el poder afianzar la relación económica y comercial”, que es una visita de trabajo con el Gobierno de Trump, etc.

Son numerosas las señales que denotan la gravísima equivocación del actual grupo gobernante en acceder a la visita. 

Vamos, ni siquiera se trató de una invitación que cursara de acuerdo a los protocolos de la diplomacia, no, la visita de AMLO la anunció Trump de botepronto, simplemente anunciando que AMLO estaría en julio en EU.

No sólo el primer ministro canadiense se negó a participar de la reunión, argumentó asuntos de trabajo, pero todo mundo entendió que Justin Trudeau lo hizo para evitar una interferencia en las elecciones presidenciales norteamericanas de noviembre próximo. 

No fue el único, el resto de los gobernantes del G-7 (el grupo de las siete naciones más desarrolladas) también se negaron a que la próxima reunión se realizara en EU antes de las elecciones.

Abajo en las encuestas “populares” (las que muestran las preferencias electorales de los votantes, que no necesariamente se reflejarán en los resultados de la elección presidencial, debido al método indirecto que se usa en ellas), Trump pretende que la visita de AMLO le rinda frutos en la elección, quizá no del mismo modo que en 2016, pero seguramente intentará que la creciente opinión antimigratoria lo considere como el candidato que dará continuidad a las políticas claramente xenófobas de su administración.

Para eso le servirá la visita de AMLO, buscarle otro objetivo es vana argumentación, la visita constará de una reunión de los presidentes de media hora, seguida por otra media hora con los colaboradores de ambos y a cenar, acompañados de los empresarios más destacados, a criterio de cada mandatario y ya.

Y es que los temas a discutir y resolver en reuniones como esta se hacen en las semanas previas por los equipos de cada gobernante y se antoja altamente difícil que vayan más allá de pronunciamientos muy generales acerca de las expectativas del TMEC.

Más aún, tema central de una parte importante de la sociedad norteamericana, el de la migración y el muro, el presidente mexicano se niega insistentemente a hablar y fijar su postura, luego de que Trump, también reiteradamente, señala que avanzará, pese a todo.

¿Está en riesgo la dignidad de México en la visita presidencial de AMLO a EU?

Por supuesto, no, pero si está bajo crítica las políticas migratorias de la 4T y su postura frente a la deportación de jóvenes estudiantes acogidos bajo la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), rechazado por la Corte de EU, pero que Trump lo impugnará.

Imposible hacerse a un lado de tema tan candente que puede ser uno de los factores centrales en la definición de las elecciones presidenciales.

Reacio a aceptar la existencia de numerosas y variadas opiniones, contrarias a su visita a EU, el presidente López Obrador, como en prácticamente todos los asuntos, se mostró totalmente renuente a, siquiera, debatir acerca de las conveniencias de hacerla o no.

"Yo he sostenido que y cada quien puede interpretar lo que considere, nosotros pensamos y por eso tomé la decisión de ir a Estados Unidos, que es conveniente para México”, dijo antes de salir.

Si las señales, digamos alrededor de los temas a discusión con Trump son negativas, las desatadas por el presidente López Obrador al interior del país son aún más negativas:

Reacio, durante semanas, a efectuarse una prueba de COVID 19, ante las exigencias sanitarias de EU, no sólo se lo hizo, sino que, además, se mostró anuente a que, si se lo exigían las autoridades norteamericanas, se efectuaría otro, allá.

Del mismo modo, opuesto a usar el cubrebocas (postura en la que lo apoyó el subsecretario López Gatell, al grado de que éste lo cuestionó, en tanto que la Jefa de Gobierno de la Cd. de México, Claudia Sheinbaum, lo impulsaba decididamente) y no obstante la más de dos decenas de ciudades visitadas en las últimas semanas, jamás apareció con el cubrebocas.

Hoy sí.

Podrán ser minucias algunos de los temas aquí argumentados, (con toda seguridad para los seguidores acríticos de AMLO así será) pero son señales altamente significativas de una postura altamente controversial.

Luis Javier Valero Flores

Director General de Aserto. Columnista de El Diario