Chihuahua, Chih.
I.- Entre las técnicas más usadas por los políticos en el ejercicio del poder, están el encierro y el distanciamiento. Los presidentes y los gobernadores construyen una burbuja a su alrededor, rodeados de guardaespaldas, vehículos blindados, asesores y aplaudidores que hacen sonar las palmas al menor balbuceo. Para inmunizar su poder y distanciarse del pueblo que los encumbra, los políticos levantan cercas y muros a su alrededor.
Las relaciones entre los hombres del poder y los gobernados están hechas de encierros y distanciamientos que tienen por objetivo sacralizar el ejercicio del poder. Hoy tenemos un presidente que ha roto las cercas y los muros que lo separan del pueblo. Pero padecemos a un conjunto de gobernantes y funcionarios que ejercen el poder mediante los artificios del encierro y el distanciamiento.
Hay gobernantes y funcionarios cuya oficina es un búnker y cuyas decisiones funcionan a partir de la frialdad que habita la distancia. Se trata de construir distancias, de encerrarse en las oficinas a piedra y lodo, de percibir los reclamos de los de abajo como voces que se escuchan borrosas a lo lejos.
Se trata de sentarse en la comodidad de un sillón ergonómico pagado por el erario público y ocupar una oficina sobre la calle Ahuehuete 717, en la ciudad de Chihuahua. Se trata de colocar las manos sobre el escritorio de una Rectoría y concebirlo como si fuera una cerca, como si fuera un muro que se levanta entre un Rector y un maestro(a), entre un Rector y un trabajador(a) administrativo(a), entre un Rector y un alumno(a).
II.- Desde el 2018 hasta la fecha, la Universidad Pedagógica Nacional en el Estado de Chihuahua ha sido gobernada en base a las técnicas del encierro y el distanciamiento.
Antes y después de la pandemia, la Rectoría de la UPNECH se ha encargado de construir sus propios encierros y distanciamientos bajo la puesta en marcha de un poder que se ejerce con frialdad, desprecio y despotismo.
A unos meses de terminar su periodo, el actual Rector no ha convocado o asistido a una sola reunión formal con el personal que laboramos en la Unidad Chihuahua.
El Rector no ha tenido la voluntad de dialogar en conjunto con los alumnos, los trabajadores académicos, administrativos y de apoyo.
El Rector no ha sido capaz de explicarnos y justificar las decisiones que se han tomado a lo largo de cuatro años de gestión. Los órganos de gobierno universitario (la Junta Directiva y el Consejo de Calidad) se han convertido en una burocracia que no hace más que acrecentar la lejanía y la frialdad de un poder que no escucha, que no dialoga, que procura no hacer política.
La fórmula mediante la cual ha ejercido el poder la actual Rectoría de la UPNECH es la puesta en marcha de la no-política. Se hace la menos política posible, con el menor número de sujetos posibles. Las formas de la no-política de la actual rectoría de la UPNECH son bastante sencillas y ominosas para la comunidad universitaria: más encierro y menos apertura, más distancia y menos proximidad, más silencio y menos diálogo, más verticalidad y menos horizontalidad, más imposición y menos participación, más artificio y menos política.
La historia de la educación universitaria es todo lo contrario a las formas mediante las cuales se ha gobernado la UPNECH desde hace cuatro años, bajo la Rectoría de Pedro Rubio.
Históricamente, las universidades han sido territorios de apertura, de proximidad, de diálogo, de horizontalidad, de participación y de fecundo quehacer político. La no-política que ha sido ejercida por la actual Rectoría de la UPNECH es una antítesis de la vida universitaria, una manera artificiosa de conducir los destinos de una universidad que ha perdido su vitalidad casi por completo.
La UPNECH oscila entre una tecnocracia que petrifica la vida académica y una burocracia que maquiniza la vida institucional. Aquietada por la cerrazón y el silenciamiento, puesta en jaque por una verticalidad asfixiante y conducida a la inmovilidad por la ausencia de un diálogo abierto entre sus integrantes, la UPNECH se ha convertido en la antítesis de lo que tendría que ser la universidad en el siglo XXI
III.- En días recientes la UPNECH entró en un nuevo conflicto, derivado de un poder que se ejerce de forma autoritaria y verticalista. Los compañeros Juan Durán y Norma Rodríguez decidieron ponerse en huelga de hambre ante la cerrazón de una Rectoría que de nueva cuenta opta por el conflicto en vez del acuerdo (“El corralismo se quedó en UPNECH”, El Diario Noroeste, 15 de febrero de 2022, en: https://eldiariodelnoroeste.mx/local/el-corralismo-se-quedo-en-upnech-20220215-1898087.html)
¿Qué caso tiene extender un problema que pudo haber sido resuelto desde hace cuatro años?
¿Por qué llevar a esta universidad a una conflictividad que no hace más que mostrar la incapacidad gubernamental de su Rectoría?
¿No tiene la Rectoría de la UPNECH la capacidad de tratar y resolver internamente este problema, antes de que intervengan la Secretaría de Educación o la Secretaría de Gobierno en Chihuahua?
¿Por qué poner en riesgo la vida de dos compañeros que ante el autoritarismo y la cerrazón han decidido ponerse en huelga de hambre?
¿Por qué llevar a esta universidad a una encrucijada que deja ver la repetición de los mismos errores en la manera de gobernarla?
IV.- Ya es hora de hacer labor política señor Rector.
Ya es hora de romper los distanciamientos que empezaron mucho antes de la pandemia y que se extienden hasta la fecha.
Ya es hora de hacer su trabajo más allá de las paredes que lo encierran en el edificio de la calle Ahuehuete 717, en la ciudad de Chihuahua.
Ya es hora de mirar a la comunidad universitaria frente a frente, con la franqueza que caracteriza a los norteños. Ya es hora de abandonar el escritorio que le ha servido como cerca o muro…