Chihuahua, Chih.
El accidente en el que murieron, esta tarde, el senador y ex gobernador poblano, Rafael Moreno Valle, y su esposa, la gobernadora, Martha Érika Alonso, además de lo lamentable que resulta su fallecimiento -y las consecuencias políticas y sociales derivadas de tan infausto acontecimiento- tendrá serias repercusiones al interior del partido en el cual militaban ambos cónyuges.
Entre los numerosos “arreglos” realizados en el PAN para que Ricardo Anaya se convirtiera en el candidato presidencial, se encuentra uno: El de la negociación entre el grupo de éste y el del entonces mandatario estatal de Puebla, que en ese entonces era un serio aspirante a la candidatura presidencial del blanquiazul.
Sabedor de que no resultaría triunfador, pero sí del potencial que generaba su precandidatura, los Moreno Valle-Alonso, negociaron sus candidaturas alternas, Rafael la del senado, que le permitiría estar en condiciones de disputar la candidatura para el 2024, además de ubicar a su esposa como la candidata al gobierno de Puebla, desde la que podría maniobrar en esa ruta.
Ante ese panorama, las fuerzas más a la derecha al interior del PAN se reagruparon y empezaron a actuar.
Pero Erika Alonso obtuvo un más que cuestionado triunfo, resultado, no sólo del tsunami lopezobradorista, sino del inmenso rechazo de la sociedad poblana a la dupla, acrecentado por el inmenso cúmulo de irregularidades presentadas en el proceso electoral, muchas de las cuales se le podrían atribuir a la cúpula gobernante.
No obstante el arsenal de evidencias de lo anterior, los tribunales le otorgaron el triunfo a Erika Alonso.
Hoy todo es incertidumbre para el panismo poblano y nacional, las elecciones extraordinarias deberán celebrarse en los próximos meses, en un nuevo entorno totalmente desfavorable al PAN, ya sin el apoyo de la administración estatal, que en julio de este año estaba en manos del blanquiazul, lo que hará aparecer al candidato de Morena como el más viable ganador.