Chihuahua, Chih.
«Depende de ellos (la violencia en Culiacán), ellos (mayitos y chapitos) son los que quieren hacer las agresiones y son los que están cobrando vidas»: Gral. Francisco Jesús Leana, Jefe de la Región Militar de Culiacán.
No, no se trata, como en varios momentos la 4T acusó a sus adversarios, cuando éstos se oponían a algunas de sus propuestas e iniciativas.
No, a López Obrador no se le puede tildar de traidor a la patria, (y con él a los integrantes de su movimiento) pero sí de traidores a muchas cosas.
Han traicionado a la democracia, sí, esa imperfecta y cuestionada, que teníamos hasta antes de su arribo al poder, pero a la que podíamos mejorar, como se ha intentado constantemente en el último medio siglo.
Traicionaron a quienes pensamos que su llegada serviría para que todos los contrapesos del poder se mejoraran sensiblemente, no que desaparecieran; que pondría un alto al agudo proceso de acaparamiento de los organismos autónomos por parte de una clase política ávida de controlar todos los espacios del poder, y que lo lograba.
AMLO traicionó a quienes pensamos que su llegada al gobierno, por fin, efectuaría la última fase de la larga y pospuesta transición democrática del país.
No solo no lo hicieron sino que llevan a México en el sentido absolutamente contrario, a la máxima concentración del poder, cuyo ejemplo emblemático es la instrucción permanente a los legisladores del partido en el poder sobre las propuestas del presidente: ‘No le cambien ni una coma’.
Traicionaron también a quienes pensaron que la 4T airearía los espacios de poder, expulsando de ellos a los integrantes de la abusona clase política mexicana y, además, otorgándole a la vida política la tan necesaria cuota de ética y compromisos políticos transparentes.
Hicieron lo contrario. El gobierno de López Obrador es el más corruptor de los que tenemos memoria. Al poner precio a los políticos de afuera, ponía, también, su precio en el mercado. Así sucedió.
Traicionaron, por añadidura, a los integrantes de su movimiento.
A lo largo de todo el país, los integrantes de la clase política del pasado llenaron la mayor parte de los espacios del poder, haciendo a un lado a la inmensa mayoría de los fundadores y promotores del poderoso movimiento popular que lo catapultó a Palacio Nacional.
Hasta en el más pequeño de los municipios, los antiguos miembros de los viejos partidos del régimen sustituyeron a los más consecuentes luchadores políticos y sociales de cada ranchería, pueblo, barrio o colonia.
Cuando llegaron los triunfos electorales llegaron los nuevos ‘búfalos’, los de siempre. Y así hasta arriba.
No solo traicionaron a las eternas luchas de la izquierda socialista mexicana, también a quienes, sin coincidir con las banderas socialistas, lo creyeron comprometido con las causas democráticas más amplias.
Traicionaron a los electores de los partidos del régimen, que voltearon a verlo como el adalid que pondría fin a las corruptelas de los dirigentes y funcionarios emanados de esos partidos.
Traicionó a las madres de las y los desaparecidos, a las de las mujeres asesinadas; a los maestros democráticos del SNTE que soñaron, con su ayuda, en desterrar las lacras sindicales existentes.
A las múltiples organizaciones derechohumanistas, que deseaban encontrar en su gestión a quien impulsara la profunda reforma en la procuración y aplicación de la justicia; a quienes impulsaron la idea de contar con las agrupaciones policiacas necesarias para detener la oleada de sangre, corrupción e impunidad de los dos gobiernos anteriores.
Porque criticaron severamente a los gobiernos anteriores por ‘militarizar’ al país y lo que ahora ha hecho su gobierno es poner un último clavo a la seguridad pública en manos civiles.
López Obrador afirmó, ante la Corte, que jamás se interpondría en las decisiones judiciales y hoy ha efectuado todo, para, en la práctica, desaparecer la posibilidad de contar con órganos judiciales independientes y una efectiva división de poderes.
En sus compromisos frente a los ministros de la Corte se confió, porque así lo dijo, en que respetaría la ley y sus decisiones.
Como no lo hizo, optó por trastocar severamente al Poder Judicial, porque la Corte, justamente, no aprobó varias de sus decisiones más disparatadas.
Afirmó, en fechas muy tempranas de su gobierno que respetaría escrupulosamente los derechos humanos de los migrantes extranjeros. Lo efectuado por su gobierno, en muchos momentos y medidas, superó ampliamente lo hecho por los más violentos y abusivos gobiernos norteamericanos.
Las reformas de los últimos 15 días de su gobierno son extremadamente preocupantes para los demócratas; para los militantes de la izquierda, de la izquierda socialista, para los de la izquierda social, para los académicos. A todos los traicionó, porque su actuación es contraria a lo pregonado a lo largo de más de dos décadas.
Llegó al poder augurando el fin de la corrupción y termina su gestión desapareciendo al organismo garante de la transparencia y el acceso a la información pública. Con la cancelación de ese derecho, eliminó la posibilidad de que los mexicanos tuviéramos la posibilidad de vigilar todas las transacciones del gobierno federal.
Amenaza a que en las entidades se haga de igual manera.
Una extensa mancha de opacidad, podredumbre y corrupción cubrirá a todo el quehacer gubernamental.
Termina su gestión con el porcentaje más elevado de adjudicaciones directas -sin licitación- del gobierno federal, superando a quien era, hasta hace 6 años, el campeón, el gobierno de Peña Nieto.
Traicionaron a sus electores del 2018, a los que llamaron a votar por AMLO para sacar al ejército de las calles porque, decían, era un error usarlo en tareas de seguridad pública.
Hoy le entregan a la cúpula militar todo el poder, al que eximieron de rendir cuentas de los multimillonarios contratos, sin transparencia, sin la obligación de efectuar licitaciones, ni mostrar los contratos, todo bajo el sambenito de que sus negocios son de «seguridad nacional», por lo tanto exentos de cualquier escrutinio.
Ahora le entregan el monopolio de la seguridad pública y la facultad de la investigación de los delitos, que en la práctica desaparecerá a los agentes ministeriales.
A los integrantes de la Guardia Nacional (GN) los encuadra finalmente como miembros de las fuerzas armadas. Son militares, bajo mando militar en tareas que les eran reservadas a los civiles.
Lo hace no obstante el monumental fracaso en la seguridad pública; los más de 200 mil mexicanos asesinados son el mejor parámetro del fracaso de López Obrador y la cúpula militar que, además, han violado flagrantemente los derechos humanos.
El general Leana Ojeda lo dijo nítidamente. En este sexenio la seguridad pública no depende de las fuerzas armadas; sus palabras son la aceptación de que la estrategia de seguridad militarizada está rebasada.
¿Cómo promueven entregarles la seguridad pública si la apuesta militar es lograr que las facciones criminales lleguen a un acuerdo?
En tanto un elevadísimo mando militar se deslinda de la responsabilidad de la seguridad pública en Sinaloa, los legisladores del régimen se aferran a entregársela a los mílites.
La cúpula militar y López Obrador le entregarán a Claudia Sheinbaum un país bañado en sangre; los enfrentamientos, las masacres, la ola de impunidad delincuencial sin parangón, un aparato judicial paralizado; abandonadas las policías estatales y municipales, dejadas de lado todas las herramientas de la ‘inteligencia’ y numerosas zonas y actividades en manos del crimen organizado.
Frente a ese baño de sangre, a lo más que llegan las corporaciones militares y policiacas estales es a patrullar las zonas de los conflictos, por supuesto, después de los enfrentamientos y hechos delictivos, ausentes las acciones de inteligencia e investigación de todas, así sea en Culiacán, Ojinaga, Jiménez, Parral, o donde sea.
En semejante escenario destaca la desquiciante reforma judicial aprobada por el morenismo, llevará al país al abismo en el que los poderes fácticos determinarán quienes ocuparán los cargos y magistrados.
¿Cómo podríamos esperar cosa distinta, después de observar lo sucedido a lo largo de los últimos seis años, la manera en que Morena ha designado candidatos y dirigentes?
Del mismo modo designarán a los del Poder Judicial.
Y para los que -todavía a estas alturas- le creen a López Obrador y a Claudia que en EU se eligen a los jueces, será bueno decirles que no a todos, sólo en algunos estados a los jueces locales, cuyas funciones son diametralmente distintas a las de los mexicanos.
Allá, los jueces no determinan la culpabilidad o inocencia de los imputados, eso lo determinan los jurados populares y, segundo, los jueces solo conducen los juicios y determinan la sanción, pero lo tienen que hacer con base en la historia sobre los casos semejantes, jurisprudencia le llamamos acá.
Acá, los jueces sí determinan quienes son culpables y los sancionan. Pequeña diferencia. Más aún, en EU, los jueces federales no son electos por voto popular, de ninguna manera.
La presidenta Sheinbaum refutó a la ONU, que criticó la reforma militar; dijo que no hay tal militarización, que hay un «poder civil», que es el presidente y que cuando asuma, una presidenta, jefa de las fuerzas armadas.
Bueno, si eso no ha cambiado, si el presidente en México siempre ha sido el jefe de las fuerzas armadas, entonces ¿Porqué la ONU, la OCDE, Amnistía Internacional y otros organismos internacionales están alertando en ese sentido?
¿Acaso pensará la presidenta que con esas huecas frases, que son retórica pura, servirán para cambiar la opinión de organizaciones y organismos que cuentan con equipos de especialistas en la materia altamente calificados?
«No tienen por qué preocuparse. Se van a respetar los derechos humanos y se trata de la fortaleza de una institución, no significa militarización, digan lo que digan».
Sin embargo, entre 2019 y 2024, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) recibió más de 4 mil quejas sobre violaciones de derechos humanos producidas por el nuevo despliegue militar, incluyendo actos de tortura, desaparición forzada, tratos crueles y detenciones arbitrarias. (https://www.infobae.com/mexico/2024/09/09/scjn-acusa-que-militarizacion-y-politica-de-drogas-han-causado-un-alza-en-los-homicidios/
Columna de Plata de la Asociación de Periodistas de Cd. Juárez (APCJ): 2008, 2015, 2017, 2022 y 2023
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