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La solidaridad debe prosperar en tiempos adversos

La solidaridad debe prosperar en tiempos adversos 28 de marzo de 2020

Ethan Tejón Herrera

Chihuahua, Chih.

Tras la aparición y propagación del reciente brote del virus COVID-19 y la subsecuente activación de una alerta epidemiológica a nivel mundial, considero que el pánico y el egoísmo no deben de quedar por encima de los valores y virtudes que conforman al género humano.
Valores y virtudes que son nuestra mejor carta de presentación y que además nos sujetan a las normas de convivencia y de respeto con todos los demás seres vivientes sin importar su condición o apariencia.
Características como la solidaridad, la templanza, el respeto y la colaboración desinteresada por los demás miembros de una comunidad o género como el nuestro, no son valores exclusivamente humanos pero que sin duda ayudan a afianzar a nuestra unidad y al tejido social de nuestra especie.
Sin embargo nuestra misma especie muchas veces presa por el pánico, la desinformación y el egoísmo pone una zancadilla a tales virtudes.
Ejemplos sobran como las compras de pánico en los supermercados que no solo causan un desabasto si no a la vez un incremento gradual en los precios rozando muchas veces en un lucrativo negocio para las tiendas de conveniencia que no solo afectan a miles de familias sino también a la estabilidad de la economía local, regional y nacional.
Otro ejemplo seria la reventa de productos de primera necesidad tales como productos de higiene y de limpieza o también provenientes de la misma canasta básica, creando una lucrativa oportunidad basada en la desgracia ajena.
No obstante en medio de la turbulenta ola de pánico y confusión han surgido casos que evidencian que todavía podemos acreditar aquella carta de presentación que nos distingue como entes socialmente colaborativos y productivos.
El ejemplo más claro es el que nos presenta todo el personal científico, médico y de enfermería al contrarrestar los efectos de esta pandemia trabajando día y noche, muchas veces sin ni siquiera llegar a su hogar o a reunirse con sus seres queridos una vez finalizadas las labores cotidianas.
Además en Italia el cual es uno de los países más afectados por esta contingencia, un sacerdote católico decidió renunciar al respirador que sus feligreses le habían proporcionado para otorgárselo a un joven desconocido, el cura una vez fallecido fue aclamado por su solidaria acción y en su entierro se repartieron aplausos y palabras conmovedoras.
No cabe duda de que los tiempos duros sacan a relucir lo mejor de nosotros, no es la primera vez que la especie humana saca a relucir su mejor rostro.
La solidaridad debe prosperar en tiempos adversos.