Chihuahua, Chih.
El primero de agosto de 2023 la secretaria de educación Leticia Ramírez publicó el siguiente tuit: “En observancia al principio de legalidad, estamos en tiempo, en forma y en condiciones de publicar los programas de estudio definitivos, que constituyeron la base para la elaboración de los nuevos libros”.
El Art. 10º transitorio del Acuerdo que establece el Plan de estudio para la educación básica (DOF 19/8/22) dice: “La emisión y publicación en el [DOF] de los programas de estudio se realizará en dos etapas (…) Primera etapa: en el transcurso del ciclo escolar 2022-2023, para la [Fase 2, Fase 3 y Fase 6]”.
El ciclo escolar 2022-2023 concluyó el 26 de julio pasado. Por tanto, la SEP no está en tiempo ni en forma de publicarlos de acuerdo con lo que la misma SEP ordenó el 19/8/22.
En el párrafo 4º del Art. 22 de la Ley General de Educación (LGE) correctamente dice que los libros de texto (LT) deben cumplir con los planes y programas de estudio (PPE). Es decir, los PPE deben, por lógica, ocurrir primero que los LT.
Esto lo corrobora la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (Mejoredu) en el Art. 13 de sus Lineamientos generales para la innovación en los materiales educativos impresos cuando dice: “Los planteamientos didácticos de los contenidos en los materiales educativos impresos considerarán para su innovación a los siguientes aspectos: I. Apegarse a los enfoques, metodologías, propósitos y contenidos del plan y programas de estudio vigentes, según corresponda al nivel educativo” (DOF 23/2/23).
Los programas vigentes son los de Peña del 2017.
La SEP ha engendrado un galimatías innecesario porque al distribuir los LTG no solo se deduce que son éstos los que obligaron a redactar las versiones finales de los programas de estudio sino que, además, al publicarlos para todos los grados escolares, contraviene su propia disposición publicada en DOF del 19/8/22 que dice:
“El Plan de Estudio (…) iniciará su aplicación con la generación de estudiantes que les corresponda cursar el primer grado de preescolar, el primer grado de primaria y el primer grado de secundaria en el ciclo escolar 2023-2024.” (Art. 2º Transitorio).
En el mismo tuit la secretaria de educación menciona: “los Nuevos Libros de Texto Gratuitos [son] resultado del trabajo solidario de miles de maestras y maestros”.
Los docentes mexicanos, como los de otros países, no están capacitados para elaborar LT. Pueden hacerlo y participar, pero no es su especialidad.
Además, tener a miles de docentes escribiendo secciones sin una coordinación experta provoca que los LTG se conviertan en una colección deshilvanada de historias, relatos, experiencias, monografías, cuentos, creencias, saberes y anécdotas, sin una intención académica clara, como lo mandata la ley en su letra y en su espíritu.
La misma Mejoredu, en los Lineamientos citados, dice: “los equipos técnico-pedagógicos multidisciplinarios [que participen en el diseño materiales educativos] promoverán espacios de diálogo con especialistas en diseño y desarrollo curricular, en didáctica de las distintas disciplinas, en investigación educativa, práctica docente; así como docentes y especialistas en edición y diseño de materiales educativos (…).” (Art. 19).
Los libros ya están repartidos y si las escuelas no los utilizan serán infractoras según el Art. 170 de la LGE.
Las escuelas de todo el país cumplirán utilizando de alguna manera los LTG aún a sabiendas de que para los grados 2 a 6 de primaria y 2 y 3 de secundaria no deberían aplicarse según la normatividad.
También los utilizarán a pesar de que se incumple lo dispuesto por el Art. 30 de la LGE que dice que los programas deben integrarse por los contenidos de las materias empezando por matemáticas, lectura y escritura, literacidad, historia, geografía, civismo y filosofía y no por campos formativos al estilo de los nuevos LTG.
Por supuesto que todo esto divide a la sociedad y despierta confrontaciones innecesarias en lugar de atender los rezagos provocados por el COVID-19.
En diciembre próximo, cuando se den a conocer los datos de PISA 2022, sabremos el tamaño de la crisis.
Si la SEP no enmienda el camino, los efectos de la pandemia solo serán un pálido preludio a la crisis de aprendizaje que acarreará el nuevo modelo curricular.
*Publicado el 3 de agosto de 2023 en REFORMA.