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La SEP origen a sus cien años

La SEP origen a sus cien años 20 de junio de 2020

Gerardo Arturo Limón Domínguez

Chihuahua, Chih.

La educación es una larga cadena que eslabona la vida de hombres y pueblos, tener memoria ayuda a conservar nuestra historia, ya que nos deja saber nuestro origen, a la par que nos proyecta a nuestro destino, pero siempre nos obliga a actuar en el hoy, que es el punto de encuentro de los dos espacios, RECREAR LA MEMORIA,  RECONOCIENDO LA VALIA DEL AYER  Y ACTUAR COMPROMETIDOS POR LA EDUCACION HOY,  ES LO QUE NOS DARA ORGULLO  EN EL MEJOR MAÑANA A CONSTRUIR:  G. A. L. D.

 

DESDE ABAJO Y DESDE DENTRO

En 1919 la educación pública en México resentía gravemente la falta de una adecuada organización: tan sólo en el Distrito Federal quedaban abiertas 148 de las 344 escuelas existentes en 1917.

El proyecto de crear una Secretaría de Educación Pública Federal requería de una reforma constitucional; en tanto esto ocurría, asumió la rectoría de la Universidad Nacional el Licenciado José Vasconcelos Calderón, quien se había revelado como uno de los más firmes partidarios de dar a la educación carácter federal. 

Así se construyó la educación de México de hoy,  hace 100 años, en el mes de junio, el joven José Vasconcelos (38 años ) tomaba el cargo de  rector de la Universidad y titular del Departamento Universitario, del 9 de junio de 1920 al 12 de octubre de 1921.

 


EL DISCURSO QUE CAMBIO A LA EDUCACIÓN EN  MÉXICO 

Vasconcelos asumió las tareas educativas desde la perspectiva de la vinculación de la escuela con la realidad social; en su discurso de toma de posesión como rector de la Universidad afirmó:

“Llego con tristeza a este montón de ruinas de lo que antes fuera un Ministerio que comenzaba a encauzar la educación pública por los senderos de la cultura moderna. La más estupenda de las ignorancias ha pasado por aquí asolando y destruyendo, corrompiendo y deformando, hasta que por fin ya sólo queda al frente de la educación nacional esta mezquina jefatura de Departamento que ahora vengo a desempeñar por obra de las circunstancias; un cargo que sería decorativo si por lo vano de sus funciones no fuese ridículo; que sería criminal si la ley que lo creó no fuese simplemente estúpida. Doloroso tiene que resultar para toda alma activa venir a vigilar la marcha pausada y rutinaria de tres o cuatro escuelas profesionales y quitar la telaraña de los monumentos del pasado, funciones a que ha sido reducida nuestra institución por una ley que debe calificarse de verdadera calamidad publica.

Pero esta tristeza que me invade al contemplar lo que miramos sería mucho más honda, seria irreparable si yo creyese que al llegar aquí iba a entregarme a la rutina, si yo creyese que iba a meter mi alma dentro de estos moldes; si yo creyese que de veras iba a ser rector, sumiso a la ley de este instituto. 

No; bien sé, y lo saben todos, que el deber nos llama por otros caminos, y así como no toleraríamos que los hechos consumados nos cerrasen el paso, tampoco permitiré que en estos instantes el fetiche de la ley selle mis labios; por encima de todas las leyes humanas está la voz del deber como lo proclama la conciencia, y ese deber me obliga a declarar que no es posible obtener ningún resultado provechoso en la obra de educación del pueblo si no transformamos radicalmente la ley que hoy rige la educación pública, si no constituimos en Ministerio Federal de Educación Pública. 

Ese mismo deber me obliga a declarar que yo no he de conformarme con estar aquí bien pagado y halagado en mi vanidad, pero con la conciencia vacía porque nada logro. 

La tarea de conceder borlas doctorales a los extranjeros ilustres que nos visiten y de presidir venerables consejos que no bastan para una centésima de las necesidades sociales no puede llenar mi ambición. 

Antes iré al más sonado de los fracasos que consentir en convertirme en un cómplice de la mentira social…

…traigo impreso el espectáculo de los niños abandonados en los barrios de todas nuestras ciudades, de todas nuestras aldeas; niños que el Estado debiera alimentar y educar, reconociendo al hacerlo el deber más elemental de una verdadera civilización. 

Por más que debo reconocer y reconozco la sabiduría de muchos de los señores profesores, no puedo dejar de creer que un Estado, cualquiera que él sea, que permite que subsista el contraste del absoluto desamparo con la sabiduría intensa o la riqueza extrema es un Estado injusto, cruel y rematadamente bárbaro.

No por esto que os digo vayáis a creer que pasa por mi mente el cobarde pensamiento de ofenderos insinuando que sois vosotros los culpables. Bien sé que muchos de vosotros habéis dedicado todas vuestras energías con desinterés y con amor a la enseñanza. 

Sin embargo, no habéis podido evitar nuestros fracasos sociales; no habéis servido todo lo que debíais servir acaso porque siempre se os ha mantenido con las manos atadas, y a causa de esto bien podéis afirmar que no sois vosotros los responsables puesto que no habéis sido los dueños del mando.

No vengo, por lo mismo, a formular acusación contra determinadas personas; simplemente traigo a la vista los hechos, y cumpliendo con el deber de juzgarlos declaro que el Departamento Universitario, tal como está organizado, no puede servir eficazmente a la causa de la educación nacional. 

Afirmo que esto es un desastre, pero no por eso juzgo a la Universidad con rencor. Todo lo contrario, casi la amo como se ama el destello de una esperanza insegura. La amo, pero no vengo a encerrarme en ella sino a procurar que todos sus tesoros se derramen. Quiero el derroche de las ideas porque la idea sólo en el derroche prospera.

… La pobreza y la ignorancia son nuestros peores enemigos, y a nosotros nos toca resolver el problema de la ignorancia. Yo soy en estos instantes, más que un nuevo Rector que sucede a los anteriores, un delegado de la Revolución que no viene a buscar refugio para meditar en el ambiente tranquilo de las aulas, sino a invitaros a que salgáis con él a la lucha, a que compartáis con nosotros las responsabilidades y los esfuerzos. 

En estos momentos yo no vengo a trabajar por la Universidad, sino a pedir a la Universidad que trabaje por el pueblo. El pueblo ha estado sosteniendo a la Universidad y ahora ha menester de ella, y por mi conducto llega a pedirle consejo.

…me encontré con que tenía delante de mí dos maneras de responder: la manera personal y directa, que hubiese consistido en redactar un proyecto de ley del Ministerio de Instrucción Pública Federal, proyecto que quizás habría podido llegar a las Cámaras; y la otra manera, la indirecta, que consiste en venir aquí a trabajar entre vosotros durante el periodo de varios meses con el objeto de elaborar en el seno de la Universidad un sólido proyecto de ley federal de Educación Pública.

Me resolví a obrar de esta segunda manera, que juzgo mucho más eficaz; y habiendo tenido la fortuna de merecer la confianza del señor Presidente de la República vengo a deciros: el país ansia educarse; decidnos vosotros cual es la mejor manera de educarlo. No permanezcáis apartados de nosotros, venid a fundiros en los anhelos populares, difundid vuestra ciencia en el alma de la Nación.

 Suspenderemos las labores universitarias, si ello fuese necesario, a fin de dedicar todas nuestras fuerzas al estudio de un programa regenerador de la educación pública. De esta Universidad debe salir la ley que dé forma al Ministerio de Educación Pública Federal que todo el país espera con ansia. Para realizar esta obra urgentísima no nos atendremos a nuestras solas luces, sino que solicitaremos la colaboración de todos los especialistas, la colaboración de la prensa, la colaboración del pueblo entero, pero queremos reservar a la Universidad la honra de redactar la síntesis de todo esto.

Lo hacemos saber a todo el mundo: la Universidad de México va a estudiar un proyecto de ley para la educación intensa, rápida, efectiva de todos los hijos de México. Que todo aquel que tenga una idea nos la participe; que todo el que tenga su grano de arena lo aporte. Nuestras aulas están abiertas como nuestros espíritus, y queremos que el proyecto de ley que de aquí salga sea una representación genuina y completa del sentir nacional; un verdadero resumen de los métodos y planes que es necesario poner en obra para levantar la estructura de una nación poderosa y moderna…”.

El espacio disponible aquí, no da lugar para continuar hasta desarrollar la totalidad del discurso y el tema,  ahora entraremos en un mero compás y retomaré esta maravilla de discurso que sentó las bases de la Educación Publica en México, lo digo con el conocimiento de causa y de vida,  por el haber pasado toda mi vida profesional en la tarea educativa y el 40% de estos años de lo que vendría a ser la SEP, acompañado de los maestros y sobre todo de las maestras mexicanas, a las que en discurso, Vasconcelos  llama a la tarea  como:  “las almas más nobles, más refinadas”

 


EXHORTO

NO INCENDIEN EL PLATANITO… la obcecada manía practicada por los tres niveles de gobierno así sean  federal, estatal y municipal,  de conceder permisos para convertir espacios públicos en negocios privados se repite de nuevo en la  Ciudad de Chihuahua,  dando lugar a que vecinos de la colonia Infonavit Nacional se manifiesten en las inmediaciones del parque El Platanito, externando su inconformidad por el intento de construir una gasolinera,  en donde a todas luces debía ser parque público usando para ello un terreno que fue indebidamente cercado y sellado el acceso a los legítimos dueños que son los vecinos, para tergiversar el propósito de su origen como espacio público o zona verde específicamente por la cual luchan  ellos, por lo que desde ya, les expresamos que cuentan con la ayuda y apoyo necesario del Movimiento Ecologista Mexicano en Chihuahua, para  evitar que se realice dicha obra, 

¡NO AL ABUSO QUE HACE EN CHIHUAHUA CONVERTIR  LOS ESPACIOS PÚBLICOS EN NEGOCIOS PRIVADOS, BASTA YA ¡