Chihuahua., Chih
En otros artículos he sostenido una tesis que resulta controversial:
En las últimas décadas, uno de los rasgos más significativos de la política es la contradicción, e incluso, la paradoja. Pero, ¿qué significa de fondo que en las últimas décadas la política esté siendo habitada de forma determinante por las contradicciones y las paradojas?
En el contexto posmoderno del siglo XXI hay una relativización de lo ideológico y lo político. Sería necesario un análisis detallado de los mecanismos de relativización de lo ideológico y lo político, desde la propia singularidad de cada uno de estos mecanismos que surgen y se desarrollan en una historia dominada por el neoliberalismo.
La columna “Por mi madre Bohemios”, muestra a Carlos Monsiváis como un coleccionista de las rarezas de la política nacional. Con un agudo sentido crítico y con un alto grado de ironía, Monsiváis se dedicó a buscar en la prensa nacional las declaraciones y las acciones de los políticos que muestran: las maromas retóricas, las contradicciones, las paradojas y los absurdos. Tal vez, la presencia de contradicciones y de paradojas en la política tenga una larga historia en México. Pero se observa que en las últimas décadas y en los años recientes, la presencia de contradicciones y paradojas es un rasgo que se ha vuelto extensivo (al ocupar mayores territorios de la actividad política) e intensivo (al profundizar y agudizar lo contradictorio y lo paradójico en sí mismo).
En este momento en específico, en el que reverberan las contradicciones y las paradojas en la actividad de la política, es necesario profundizar a este respecto. Se analizan enseguida cuatro contradicciones y/o paradojas que se identifican en la actual coyuntura:
A) El gobierno de Javier Corral que llegó brioso y reluciente a la gubernatura en 2016, se aproxima a su final en medio de señalamientos por su ineptitud, su frialdad y sus propias contradicciones internas. La corrupción corralista, que no es comparable con la duartista, es uno de los pendientes por dilucidar y por llevar ante la justicia. Las promesas incumplidas por Corral muestran lo vacío de la política. El “amanecer” prometido por Corral, terminó convertido en un pasaje oscuro que le abona a la desesperanza.
B) Las derechas del PAN y el PRI, que durante décadas han combatido a la lucha social, se han montado en el movimiento que defiende el agua de las presas en Chihuahua. El movimiento social del campo en el estado ha sido fundamentalmente de izquierda, agrupándose en organizaciones como El Barzón y la Unión Campesina Democrática. Con Gustavo Madero, Maru Campos y Omar Bazán a la cabeza, los militantes del panismo y el priismo, se han convertido de la noche a la mañana en luchadores sociales que desafían el “status quo”.
En los actuales tiempos electorales, Campos, Madero, Bazán y otros actores políticos, se han convertido en “luchadores sociales” de aparador, que usan al movimiento social de los agricultores como pasarela hacia el proceso electoral del año entrante. En este momento, el movimiento social de los agricultores es, paradójicamente, un semillero y un cementerio de candidaturas. Hay quienes colocan la semilla de su candidatura en este movimiento y la riegan con el agua de la inconformidad y la protesta, para que florezca en unos cuantos meses. Hay quienes han colocado su candidatura bajo la tierra, pero a distancia del movimiento que defiende el agua de las presas, este acto es una forma de cavar un sepulcro.
C) En otro artículo mencioné que la izquierda partidista ha comenzado a alzar las banderas de la lucha social, pero hacia abajo. Ya se han puesto en marcha los aprendizajes de la izquierda partidista para alzar las banderas de la lucha social hacia abajo. Ojalá que estos aprendizajes no sean demasiado fructíferos en la construcción de una anti-pedagogía de la izquierda.
Durante las marchas y manifestaciones es común que se griten consignas. El repertorio de consignas en la izquierda es magnífico. Hay consignas contra la militarización, contra la corrupción, contra el feminicidio y la violencia de género, contra las reformas educativas neoliberales, etc.
En la actual coyuntura, los militantes de la izquierda partidista tendrían que inventar un conjunto de anti-consignas, para que al momento de levantar las banderas de la lucha social hacia abajo, puedan gritarlas con fervor. En términos psicoanalíticos, las anti-consignas no gritadas por la izquierda partidista, son un síntoma de la auto-represión de esta fuerza política, y son también un síntoma de la represión que esta izquierda ha construido en torno al movimiento social de los agricultores en Chihuahua.
D) La militarización que ha sido emprendida por el actual gobierno federal, es una de las mayores contradicciones de la izquierda partidista. La estrategia que legaliza la participación de los militares en acciones de seguridad pública, ha traído consigo costos de vidas humanas. El gobierno de López Obrador camina en el filo de navaja, y una decisión equivocada, de la cual se desprenda una violencia desbordada por parte del ejército, puede dar lugar a una precipitación de la aceptación y la popularidad del presidente.
La actual coyuntura política, donde la presencia de contradicciones y paradojas es altamente significativa, es un momento de mutación histórica de la izquierda partidista. Los alcances de la mutación ideológica y política de la izquierda partidista, no son del todo claros. Del año 2018 al 2021, la izquierda partidista que arribó al poder, ha pasado del calor y la efusividad del gozo triunfalista, a una frialdad en las maneras de atender los problemas que tienen profundas causas sociales y políticas.
Es obvio que en la actual coyuntura la política está patas arriba.
El terreno sobre el que se camina, es un campo minado por las contradicciones y las paradojas.