Chihuahua, Chih.
La lengua, habla y saborea, chupa, lame, y besa. La lengua es pícara y traviesa, romántica y cachonda, lépera y murmurante. La lengua sabe y hace saber, prueba, indaga, comunica, serpentea, explora guaridas recónditas. Gusta y degusta. ¿A qué sabe tu saber? ¿A qué sabe tu sabor?
La relación entre cocina y alcoba ha sido íntima a través del tiempo: las similitudes entre el mantel y la sábana, entre el deseo erótico y el antojo culinario, entre las tentaciones de las distintas carnes, siempre han estado presentes en la historia. Los amantes pueden convertirse el uno para el otro en un antojo, un chocolatito, un bocadillo o un manjar exquisito.
Aunque algunas comidas son consideradas afrodisiacas, sospecho que lo verdaderamente electrizante es aquello que entre dos personas, sobre la mesa o en el lecho, se trenza y se sazona.
En la alcoba, entre las sábanas, hombre y mujer se unen, se aderezan, se maceran, se fusionan, se revuelven, se condimentan, y hacen cosas sabrosas, ricas, ricas.
La mujer es un cuerno de la abundancia, frutal y marítima. Un árbol de frutos de mar, y un mar de frutos selváticos y domésticos. Ostiones en salmuera, panales, caracolas que destilan jugos delirantes, melones, naranjas, papayas, guayabas saludables, higos prietos de pulpas sonrosadas, cerezas…
Un hombre aporta a la felicidad su paquete. ¿Qué hay en el paquete? Huevos y chile, aguacates y longaniza, o camote, o chorizo, o pepinos o zanahorias, plátano en su cremita, chocolates… Hay lo suficiente para que te prepares un antojito o para que disfrutes de una buena comilona. En el sexo, como en la taquería, hay de ojo, de ubre, de rabo, de manita de puerco, de lengua, de maciza, o campechaneados…
Uno de los ruidos del deseo, el sorbidito, es el que emite alguien cuando la tentación lo provoca: mirar a una persona a la que se saborea con los ojos y los fuegos de la imaginación, o como chirría un buen corte echado en la parrilla ya en su punto, o cuando te enchilas pero lo disfrutas y haces ese ruidito que es ardor, queja y saboreo: Y es cuando la comadre te dice, “de acuerdo a la sorbidita es el chile que te estás comiendo”.
La picardía, pica y arde como el chile. Hay en los sabores un reconocimiento, un acto amoroso, una comunión, un sonido gutural suave y ronco, un mmmhhh que nos remite a otros placeres.
Mmmmmhhh, se me hace que esta noche cena Pancho; nomás de ver tu papaya, me está creciendo mi verdolaga. Nomás te veo y palpito y de pronto soy poeta que en el aire las compongo:
Qué bonito cuerpecito
como para hacer una huerta
Pongo un tomate en tu nalga
y mi chilito en la puerta
Y ya saben: el mexicano es como las gallinas, nomás oscurece y ¡al palo!
Y para lo que están hambrientos les sugiero el menú de la casa: Aguayón torneado en papas, también va ver gallina en tacos, ensalarga con pitomate, huevolla, remamadas de pepino y sumo de limón. Además chorizo de ese que traen los indios de fuera, también frijolitos de Apizaco con chile mascabel, y de postre un raspado de anis o camote enmielado. Chicos, siéntense a disfrutar y pasen un buen rato.
Provecho.
Comentarios [email protected]