Chihuahua, Chih.
Pareciera ociosa la pregunta, es obvio que para enfrentar una elección es imprescindible contar con un buen candidato, más allá si luego resulta un mal gobernante.
Conforme se acercan las elecciones presidenciales aparecen más datos de que, como en el 2000, 2006, 2012 y 2018, la próxima presidencial será nuevamente una elección referendista, en la que los electores votarán a favor o en contra de la continuidad del partido del presidente.
Y cuando eso sucede, la importancia de las características personales de los candidatos disminuye porque el factor emocional, siempre presente en todos los procesos electorales, al grado de que llega a considerarse el principal factor de la decisión de por quien votar.
El país está polarizado y en 2024 se resolverá quien tiene la mitad “mayor”; la polarización no es solamente en la división de opiniones, sino en el grado de belicosidad -creciente- que se da entre unos y otros ciudadanos pertenecientes a los dos grandes bloques político-electorales.
Entramos a un proceso electoral, además, totalmente inédito.
Por varias razones, la principal, la de que el presidente decidió, casi desde el primer día de su gobierno, apostar su resto a la continuidad de su proyecto político, independientemente de lo que tuviese que hacer desde el poder político -no me salgan con que la ley es la ley-, incluso violando consuetudinariamente el marco legal-electoral, al que tanto contribuyeron a crear no pocos de quienes acompañan a AMLO.
En todas las encuestas los candidatos de Morena tienen ventaja.
Más allá de la muy disminuida credibilidad con la que cuentan la mayoría de las empresas encuestadoras, y no sólo en México, pues las encuestas han diferido, por mucho, de los resultados electorales, aunque, como sostiene el especialista local de la materia, Leonel “Coco” Reyes Castro, no han resultado erróneas en el señalamiento de quienes son los triunfadores.
Y como el presidente está absolutamente inmerso en las elecciones los lapsus, o las menciones que hace de los “presidenciables” son frecuentes.
Por eso fue que mencionó a la gobernadora Maru Campos, la que hacía semanas no era nombrada como parte del grupo de los posibles candidatos del PAN y que al influjo de la alusión presidencial, de inmediato se desgranaron los comentarios, aunque en prácticamente todas las encuestas efectuadas en febrero y marzo aparece con números bastante modestos en las preferencias electorales.
Paradójicamente, pues por lo menos en la encuesta de Mitofsky, en la que da cuenta de la aprobación de los gobernantes, Maru obtiene la mejor calificación desde febrero del año pasado, mes en el que obtuvo el 50.2%, por el 54 del mes anterior, cuatro puntos más.
En tanto, López Obrador, quien en Chihuahua tenía una de las peores calificaciones, en el mismo mes y encuesta alcanza su mejor calificación en territorio chihuahuense, el 62.8%, un punto más que un año atrás.
Y esa fijación electoral del presidente le hizo cometer un desliz, al mencionar como presidente al gobernador de Yucatán, al panista Mauricio Vilas, quien encabeza muy frecuentemente las listas de los gobernadores con los mejores desempeños.
Los morenistas podrán estar razonablemente optimistas pues las últimas encuestas, en especial las de los 3 de los 4 periódicos con mayor circulación en el país, los mostraron adelante en las preferencias electorales.
Pero todavía faltan las elecciones del EdoMex, en donde las encuestas arrojan una disminución de la ventaja de la morenista Delfina Gómez, frente a la del bloque oposicionista, Alejandra del Moral.
Será una reñidísima competencia y que, de mantenerse las tendencias actuales, el triunfo de Morena en esa importantísima entidad, se habrá esfumado y afectarán seriamente los resultados de la presidencial.
Así, la encuesta de febrero de El Universal arrojó que el aspirante presidencial más conocido es Marcelo Ebrard (66%), por encima de Claudia Sheinbaum (57), la segunda de Morena, pero ésta por debajo de Miguel Mancera que obtiene -un sorprendente, para el escribiente- segundo lugar general (62) y también por detrás de Luis Colosio (59).
Más sorpresas arroja esa encuesta nacional, cara a cara en vivienda, de Buendía & Márquez. Resulta que ningún panista se coloca en la punta de las preferencias.
A la pregunta de ¿Quién prefiere que sea el candidato(a) del PAN-PRI-PRD para la elección de Presidente de la República?, el 16% respondió que Mancera; el 11 por la priista Beatriz Paredes, por 8 de los panistas Lily Téllez y Santiago Creel; luego los priistas Claudia Ruiz Massieu (7%) y Enrique de la Madrid (5).
A su vez, ante la pregunta sobre los candidatos de Morena, la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, adelanta (30%) a los demás aspirantes; en segundo lugar Marcelo Ebrard (21), Ricardo Monreal (9) y Gerardo Fernández Noroña (8).
Ante la pregunta de por qué partido, o bloque partidista votaría, Morena y aliados aventajan con más de 20 puntos al bloque de oposición.
Morena (41%), Partido Verde (6) por 3 del PT, para un total de 50% de las preferencias electorales. En tanto, el PAN (14), PRI (13) y 2 del PRD suman 29 puntos, que es la desventaja mayor hasta ahora presentada rumbo a la elección presidencial del ’24.
Otra sorpresa es la caída del partido del sol azteca y el virtual empate del dúo PRI-PAN en las simpatías electorales.
En el mismo sentido, El Financiero publicó a principios de mes una encuesta levantada en febrero sobre los presidenciables.
En ella, la ventaja del bloque oficial es menor a la de El Universal de las mismas fechas, es de 13 puntos, en contrapartida a la del otro matutino, de 21 puntos.
Morena y aliados alcanzan 50% de las preferencias, por 37 de sus adversarios. Morena (45), Verde (2) y PT (3). A su vez, PAN (18), PRI (14) y PRD (5).
Pero en esta encuesta Movimiento Ciudadano (MC) obtiene un nada despreciable 9% de las preferencias que, si se sumara al bloque opositor, apretaría las diferencias, a más de un año de las elecciones!
En estos escenarios, y no solo por las encuestas, sino también por los resultados de las elecciones del 2021, así como los acontecimientos trágicos de la CdMx, adquieren mayor importancia los resultados -ahora- de las encuestas y de las elecciones después, de la capital del país y de su zona conurbada.
Reforma publicó la semana pasada su encuesta rumbo a las elecciones de Jefe de Gobierno de la CdMx, en ella Morena -con cualquier candidato que postulara- obtiene una ventaja de 12 puntos o más sobre la oposición. El Secretario de Seguridad Pública, Omar García Harfush, en ella, es su mejor candidato, obtiene el 45% de las simpatías, por 33 de la senadora del PAN, Xóchitl Gálvez.
No son los resultados obtenidos por Massive Caller, empresa que reporta prácticamente un empate en las preferencias, pues el bloque oficial tiene el 39.6% de las preferencias, por el 38.2 de la oposición y un bajo 3.2% de MC.
En cambio, en la encuesta de los presidenciables, Massive Caller obtuvo prácticamente los mismos resultados de El Universal pues ahí Morena y aliados sacan una ventaja de 18.1% frente a los partidos de oposición, que obtienen el 28.8% de las simpatías, por el 46.9 de los oficialistas.
Estamos frente a un extraordinario fenómeno, pues en tanto casi todos los indicadores señalan una deficiente administración, de la dirigida por López Obrador, en la mayoría del quehacer gubernamental, el tabasqueño alcanza sorprendentes calificaciones ya que solo tres de cada diez ciudadanos (34%) cree que México va por mal o muy mal camino; el nivel de insatisfacción con su trabajo es bajísimo: 22%; la mayoría (46%) cree que López Obrador tiene ideas “modernas” y una abrumadora mayoría (68%) piensa que el presidente representa “un cambio”, además de que siete de cada diez mexicanos (73%) piensan que AMLO es “honesto” y solo el 19% lo considera “corrupto”. (Encuesta de El Universal, 28/02/23, https://www.eluniversal.com.mx/nacion/encuesta-amlo-mantiene-aprobacion-sin-sobresaltos).
Frente a ese fenómeno solo hay una explicación: El inmenso hartazgo ciudadano por la descomunal corrupción del viejo régimen, y no solo de la era de Peña Nieto y su “nuevo PRI”, el de los gobernadores que lo acompañaron, sino también el de la docena panista.
El colmo de las percepciones: El 52% considera que AMLO trabaja bien/muy bien para “reducir la inseguridad en el país”, por el 44% que opina lo contrario.
Ese es el reto de la oposición: Demostrar -y hacerse cargo de su pasado- que pueden hacer mejor las cosas que cuando tuvieron en sus manos las responsabilidades mayores.
No la tienen fácil.
*Columna de Plata-APCJ: 2008, 2015, 2017 y 2022
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