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La nueva encomienda de Esteban Moctezuma

La nueva encomienda de Esteban Moctezuma 18 de diciembre de 2020

Hernán Ochoa Tovar

Chihuahua, Chih.

“Sólo merece llamarse hombre el que sabe y puede y quiere ayudar al hombre”: Jaime Torres Bodet

(intelectual, poeta y brillante ex titular de la Secretaría de Educación Pública). 


Algunos días atrás, trascendió que Esteban Moctezuma Barragán, a la sazón titular de la Secretaría de Educación Pública, había sido nominado por el Presidente López Obrador para ser el próximo Embajador de México en los Estados Unidos; ello, por la inminente jubilación de Martha Bárcena, diplomática de carrera, con alta experiencia en la materia, y quien, en la actualidad, ubica la titularidad de la legación en cuestión.

La nominación de Moctezuma para sustituir a Bárcena en Washington, suscitó diversas reacciones, por lo contrastante de sus trayectorias. Esto porque, mientras Bárcena ha sido una embajadora de carrera, versada en las lides del servicio exterior por larga data; Moctezuma es un funcionario quien ha tenido épocas de brillo, pero estuvo retirado, por largo tiempo, de la política activa (fue Presidente de Fundación Azteca por poco más de tres lustros), cuya estrella se reavivó con el advenimiento de la 4T. 

Empero, su experiencia política y filantrópica contrasta con los menesteres diplomáticos, terreno en el cual, Moctezuma es un sujeto poco versado en la materia. 

Algunos analistas han querido encontrar en el polémico enroque, una suerte de destierro para el aún Secretario de Educación. Debo decir, estoy en desacuerdo con esta postura, pues, ante un cambio de coyuntura, considero que, fiel a su estilo, el Presidente López Obrador desea darle un nuevo toque a la relación con los Estados Unidos, nación que, no obstante su vecindad, ha implicado un permanente estira y afloja con nuestras autoridades, debido a la hegemonía que ejerce la primer potencia mundial sobre los destinos del orbe. En este sentido, probablemente el primer mandatario desee nominar alguien quien tienda nexos con la administración entrante de Joe Biden; máxime, cuando, en el pasado -y en el presente- ha resaltado por su talante conciliador.

Si algo ha resaltado en la trayectoria de Esteban Moctezuma, es, precisamente, su capacidad para dialogar, aun en contextos complejos o extraordinarios. Quizás este factor influyó para que, en 1994, el entonces Presidente, Ernesto Zedillo, lo nominara para ocupar la Secretaría de Gobernación, cuando su administración apenas comenzaba. Esto fue relevante porque, antes de recibir tan alto encargo, Moctezuma no había ocupado cargos de primer nivel; solamente, habiéndose desempeñado como secretario particular de Francisco Labastida, cuando el mismo ocupó la Secretaría de Energía, durante el gobierno de Miguel de la Madrid, previo a su incursión como gobernador de Sinaloa, su entidad natal (1987-1992).

Tras un efímero y polémico paso por la SEGOB, de donde salió en 1995, Moctezuma volvió a la política tras ser postulado como Senador plurinominal, en el año de 1997. 

Sin embargo, duró poco tiempo en el encargo, pues, en 1998, sustituyó a Carlos Rojas como titular de la SEDESOL. Su buena estrella hizo que, de nueva cuenta, surgiera su nombre dentro de los probables “presidenciables” del PRI. 

Empero, decidió no contender en la interna del tricolor (a la cual concurrieron Manuel Bartlett, Francisco Labastida y Roberto Madrazo, resultando ganador el segundo) y se tornó en el coordinador de la campaña de Francisco Labastida, quien, como se mencionó, había sido su superior en la Secretaría de Energía, en la década de 1980. 

Tras la primera transición, concluyó su labor como Secretario General del PRI (en la gestión de Dulce María Sauri) y se retiró de la política (temporalmente), pues, en el 2002, pasó a dirigir Fundación Azteca, espacio donde coordinó, de la mano de Ricardo Salinas Pliego (director de TV Azteca) el surgimiento de las orquestas “Esperanza Azteca” en diversas entidades del país. 

Tras ser prácticamente un político retirado, y de filiación priista, llamó la atención que, a finales del 2017, en la antevíspera de las elecciones presidenciales que tendrían lugar el año entrante, el entonces director de Fundación Azteca, anunciase que coordinaría la parte social del proyecto del tabasqueño; sin embargo, en aquel entonces, dejaba entrever que su actuar se realizaría en su tiempo libre, pues -en ese tiempo- deslizó que no se uniría a MORENA, el naciente partido político, que, apenas en 2014, había contado con el aval del INE para constituirse como partido (pues ya era asociación civil desde 2012). Poco después, a finales de ese año, Esteban Moctezuma recibió la primera mención para ser el titular de educación de un eventual gabinete de AMLO, hecho que se corroboraría en 2018, cuando, habiendo resultado vencedor en los comicios presidenciales, sería ratificado en el encargo antes dispuesto (esto, a contrapelo de la propuesta de 2012: el ex rector de la UNAM (hoy embajador ante la ONU), Juan Ramón de la Fuente).

Cabe destacar, la nominación de Esteban Moctezuma para la cartera que actualmente ocupa, tuvo una recepción desigual en los diversos sectores, pues mientras una parte de la izquierda no lo consideraba como parte de los históricos de la misma; algunas personas, sobre todo ligadas a la comentocracia, reconocían su labor política y filantrópica. 

Empero, su ligazón, por más de una década, con la Fundación de la televisora del Ajusco, hacía que ciertos individuos sintiesen suspicacia acerca de si no sería un personero de Ricardo Salinas Pliego arribando al gabinete (vía una virtual alianza de AMLO con el directivo). 

Sin embargo, a pesar de sus suspicacias iniciales, el escribiente considera que Moctezuma ha realizado una buena labor como titular de la SEP, y ha reivindicado la imagen del centenario ministerio (en 2021 llegará a su primer siglo de existencia). 

Frente a algunos grises antecesores (Tamez, Vázquez Mota), con Lujambio como excepción; y frente a la política del garrote magisterial, implementada por Emilio Chuayfett y Aurelio Nuño; Moctezuma parece tornarse en una ruptura paradigmática. 

Alguien quien ha puesto sobre la mesa una reforma educativa en ciernes, donde lo educativo importa (pues fue de los ideólogos de la Nueva Escuela Mexicana de la 4T, misma que aún se encuentra en ciernes), así como del diálogo con los sindicatos de maestros (SNTE, CNTE), mismo que fue dinamitado durante las gestiones de Chuayfett y Nuño. 

Empero, un hecho que resalta de su gestión, es lo variopinto que resultó su equipo, pues, aunque tuvo a izquierdistas a su lado (Gilberto Guevara Niebla y Luciano Concheiro, militantes de larga data y conocedores de los menesteres educativos); también integró en la SEP a priistas con una larga hoja de servicios, tales como Marcos Bucio (quien, coincidentemente, también laboró con Francisco Labastida) y Eduardo Andrade (ex Procurador de Veracruz; senador y diputado federal; hoy Director de Profesiones de la Secretaría de Educación). 

A pesar de ser economista y no maestro normalista de formación, considero que Esteban Moctezuma ha hecho una relevante labor al frente de la SEP. 

Esperemos que, fiel a su estilo, realice un trabajo análogo en la legación de México ante la Unión Americana. 

Por los resultados que ha brindado a lo largo de su trayectoria, puedo inferir que así lo hará. Sin embargo, creo que en la SEP deja la vara alta (parafraseando aquella frase de Ana Paula Ordorica); esperemos que, quien lo suceda, tenga las mismas pretensiones y le dé continuidad a su proyecto, pues la educación debe entrañar una prioridad, dentro de las pretensiones de la 4T. 

De los mencionados, creo que Rubén Rocha Moya y Luciano Concheiro tienen credenciales; pues ambos tienen una gran trayectoria en cuestiones educativas (Rocha, incluso, fue rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa y encabeza la Comisión de Educación en el Senado de la República; mientras Concheiro es el segundo a bordo de Moctezuma en la SEP, y ha destacado por su talante izquierdista, al igual que Rocha -quien ha sido más dialogante, pues ha trabajado tanto con el PRD, PRI y ahora MORENA). 

Pero Alejandro Murat, es más político que educador; mientras Delfina Gómez, si bien es Maestra Normalista, el grueso de su trayectoria ha transcurrido más en los corrillos políticos que en las aulas. Lo dejo a la reflexión. 2021, sin duda seguirá dándonos sorpresas.

Hernán Ochoa Tovar

Maestro en Historia, analista político.