La madeja

La madeja 1 de diciembre de 2025

Roberto Zamarripa Peña

Chihuahua, Chih.

Está por verse si la punta que se ha tirado con la destitución de Alejandro Gertz era la indicada para desenredar la madeja de conflictos acumulados en un año de gobierno (y agudizados apenas en el último mes) de la presidenta Claudia Sheinbaum.

La forma no es lo de menos. Define. El ruego de la renuncia convertido después en amago, ocurre en medio de la desinformación, el desdén y la debilidad. Los senadores solo tenían una instrucción sencilla de cumplir pero humillante: se va Gertz, llega Ernestina Godoy y lo único que tienes que hacer es levantar la mano para decir que sí. Sin chistar.

¿Aprovechar el momento para hacer un análisis de la procuración de justicia en México? ¿Para revisar la autonomía del órgano? ¿Para hacer un balance de la gestión del fiscal saliente? ¿Y mi asunto Licenciado, así lo va a dejar?

A los críticos del Estado de Chueco, la maniobra política les salió muy retorcida. Los senadores fueron informados que alguien en nombre de la Cámara a la que pertenecen formuló un documento que pedía la destitución de Gertz por faltas constitucionales. El mítico documento estaba en una vitrina que podía ser rota en caso de emergencia.

No fue necesario. Gertz firmó. Tarde, pero firmó.

Los senadores, oficialistas y opositores, para eso están: para cumplir el guión. En otras cosas son gritones y enojones. Arrodillan ciudadanos para que les pidan perdón, se insultan y hasta con megáfono protestan.

En esto no tomaron tribuna, no jalonearon, no gritonearon. La Presidenta ordenó. Chitón.

La defenestración de Gertz advierte. Si el "autónomo" cayó como si fuera un títere anticuado cómo no podrían caer los afiliados. Así puede quitarse al líder del Senado, al de Diputados, a la jefa del partido, a cualquiera del gabinete. De un soplido.

Los problemas suscitados crecieron por la impericia y la torpeza política, dentro de la 4T. Por el extravío de suponer que popularidad es sinónimo de gobierno, que votos transfieren automáticamente el mando. Una cosa es el control de votantes y otra suponer que eso controla todas las voluntades, todos los días, a una sola voz, en la repetición de un estribillo. Una cosa es la acumulación de poder y otra es no saber qué hacer con él.

El gobierno no logra que un concesionario pague impuestos; tampoco puede desbloquear carreteras porque agricultores (muchos de su mismo partido) rechazan la Ley de Aguas. No controla los reclamos de la CNTE, filoapoyadores de la 4T.

Los triunfos y los triunfadores se le convierten en problemas.

Los ministros de la Corte, sahumados, purificados por las urnas, deciden abrir los casos juzgados a la hora que echan al fiscal que los perdió. Abren la cloaca como si no tuvieran conflictos pendientes. Gasolina al fuego.

Hasta un concurso de belleza que festejaron los gobernantes y militantes de la 4T como si lo hubiera ganado una representante del Movimiento al neoliberalismo mundial, se convierte en conflicto.

El promotor de la competencia universal trafica droga, combustible y armas (según las indagatorias oficiales del gobierno de la 4T) y negociaba con el fiscal, ahora extinto, su inmunidad.

¿Dónde está el ejercicio de la política si las carreteras están tomadas, los maestros consentidos abandonan clases y paralizan estados, si la presidenta del partido oficial riñe con su secretario de organización, si no hay líneas de comunicación estables y efectivas con víctimas del crimen?

La nueva fiscal, Ernestina Godoy, podrá consecuentar todas las detenciones y alinear a la Fiscalía en el mismo riel de la Presidencia. Pero eso no desactiva los problemas.

El ejercicio de la política, en el caso Gertz o en el caso de los bloqueos de las carreteras, pasó por los brazos que condicionan a la Presidenta: por los líderes del Senado y Diputados. Aunque están advertidos de que la mandataria tiene fuerza, le volvieron a hacer saber que hay claves de la manija que solo ellos conocen.

Quizás por eso, para desenredar la madeja se optó por tomar la punta del expediente.

Hacer política desde la estrategia policial. La daga del delito brilla para aquietar.