Chihuahua, Chih.
I.- La política es mucho más -o mucho menos- que la izquierda confrontada a muerte con la derecha. En la política hay un territorio donde se rompe la polaridad de los chairos y los fifís, de los progresistas y los conservadores, de quienes luchan a favor de la justicia y los injustos. La política no es totalmente en blanco y negro, hay territorios grises. Territorios donde la política se abre hacia el limbo de lo gris…
II.- Quien fuera a pensar que la lucha contra la guerra sucia y los desaparecidos fuera cobijada por una gobernadora de la ultraderecha chihuahuense (“Instala hoy aquí AMLO Comisión de la Verdad”, El Diario de Chihuahua, 10 de diciembre de 2021). Quien fuera a pensar que los herederos de la guerrilla en Chihuahua quedaran sentados al lado de un personaje de la ultraderecha y que sonrieran, que todos sonrieran al momento de ser fotografiados. Una cosa es preguntarse por la verdad que está detrás de la ceremonialidad y las poses de la política, y otra cosa es preguntarse por la verdad histórica de la política…
III.- Es eso gris de la política, que a veces aparece en las primeras planas de los periódicos y a veces en las planas interiores. Es lo gris donde la polaridad ideológica y política se rompe, donde lo blanco y lo negro cambian de color de maneras extrañas, donde lo luminoso y lo oscuro parecen ser un mismo territorio de ensombrecimiento. Es el desconcierto de la política. El no saber qué pensar o qué decir de los acontecimientos porque rompen con toda lógica, con toda ideo-lógica…
IV.- Resulta extraño, bastante extraño que en la ceremonia de instalación de la Comisión de la Verdad, para esclarecer los crímenes y persecuciones de la guerra sucia, la anfitriona haya sido una gobernadora de la ultraderecha chihuahuense. Es aquí que se localiza el síntoma de la política, lo que hay que escudriñar a profundidad respecto a lo que es o puede ser la política. No está lo blanco ante lo negro por entero, sino un territorio de grises, un territorio de en-gris-sesimiento.
No está la historia de lo pasado de la izquierda, la historia de la guerra sucia y las desapariciones forzadas, sobredeterminando lo presente. Sino que son la historia de lo presente y lo futuro, las que toman el lugar del principio (los orígenes de la lucha) y el final (el ímpetu utópico)…
V.- Los acontecimientos de la historia pueden tener la forma de un montaje: de un contexto que se interviene, de una escenografía que se acomoda, de unos diálogos que se reparten en forma de libreto, de unos movimientos que deben seguirse. De manera doliente habría que preguntarse, no por el interés sobre el pasado de la izquierda que viene de la guerrilla, no por resolver una deuda histórica que se tiene con las víctimas de la guerrilla, sino por el interés que esta(s) fuerza(s) política(s) coloca(n) sobre sobre lo presente y lo futuro. Habría que preguntarse también, cómo es que la ultraderecha representada por una gobernadora del PAN, cabe en este montaje donde la verdad puede ser más ceremonial que histórica, más de forma que de fondo…
VI.- Estos son los laberintos por los cuales camina(n) la(s) izquierda(s) del siglo XXI…