Chihuahua, Chih.
El movimiento social de los agricultores en defensa del agua ha sido sometido a un conjunto de vaivenes que lo han ideologizado y politizado negativamente, por parte de diversos actores partidistas. ¿Qué está detrás de la negativización ideológica y política del movimiento social de los agricultores, que defienden el agua de las presas en Chihuahua?
Por parte del gobierno de Javier Corral hay una postura ambivalente.
Por un lado, Corral afirma que ha sido gestor e intermediario del problema ante las autoridades del gobierno federal. Por otro lado, por parte del gobierno del estado hay un distanciamiento y un abandono, que se relacionan directamente con la escalada del conflicto que llegó hasta la violencia.
El distanciamiento y abandono del gobierno de Corral al acompañamiento del conflicto, es una omisión política que resulta cuestionable por la manera en que se dejó crecer el problema.
Por parte del gobierno de López Obrador se identifican: una minusvaluación del conflicto, un desprecio y una estigmatización política del movimiento social de los agricultores.
Desde luego que esta postura del gobierno federal tiene como telón de fondo una descalificación y la denostación. La minusvaluación, el desprecio y la estigmatización que la 4T ha construido en torno al movimiento social de los campesinos, es una estrategia política y propagandística que tiene dos objetivos: defender al lópezobradorismo a costa de lo que sea y, desprestigiar las posturas y las acciones de los agricultores, que han sido concebidos como “opositores incómodos” a los designios gubernamentales.
Hay algunos militantes del PAN, como Mario Mata, que se montaron en el conflicto para proyectarse políticamente hacia el 2021.
Hay otros personajes de la derecha que han colocado sus miras en el proceso electoral del año entrante y que también se han montado en el conflicto para aprovecharlo políticamente.
Esta manera de actuar, que aprovecha el ímpetu coyuntural del conflicto para posicionar candidaturas a través de la prensa, las redes sociales y la presencia que se genera entre los agricultores de la cuenca del Conchos, trae consigo formas de negativización del movimiento social que son muy visibles.
Algunos militantes de Morena han guardado silencio sobre el conflicto. Otros militantes de este partido han asumido una postura que acompaña la minusvaluación, el desprecio y la estigmatización del movimiento social.
La manera en que los militantes de la derecha y la izquierda partidista han actuado ante este problema, deja ver las conveniencias (o inconveniencias) que los partidos construyen en las coyunturas pre-electorales en torno al movimiento social. Estas maneras de conceptualizar y utilizar al movimiento social, resultan cuestionables.
Se analizan enseguida algunas variables de la postura que el gobierno federal y Morena, han tomado en torno al movimiento social en Chihuahua:
A) Una toma de distancia a conveniencia del movimiento social, que opera a partir de la asunción del poder en 2018. Esta toma de postura requiere ser analizada empíricamente, respecto a diversos hechos que han generado inconformidad y protesta social en el actual sexenio. ¿De qué movimientos sociales se han distanciado el gobierno de AMLO y Morena durante el actual sexenio? ¿Cómo se han operado políticamente estos distanciamientos? ¿Cuáles son los efectos ideológicos y políticos derivados de estos distanciamientos?
B) La puesta en marcha de un conjunto de estrategias para defender a ultranza las decisiones impuestas de forma verticalista y autoritaria, por parte del gobierno de AMLO. Se han creado “comités de defensa” de la 4T que dejan ver un doble objetivo: defender a esta fuerza política de lo que consideran “ataques” y posicionar a Morena hacia el proceso electoral de 2021.
En este plano se despliega una lucha propagandística, en la que los militantes de Morena defienden lo mismo los aciertos, que los errores del lópezobradorismo con el mismo ímpetu y con una carga de ceguera ética y epistemológica, que puede ser más o menos intensa.
La verdad ideologizada y politizada a conveniencia, que los defensores del lópezobradorismo han construido en torno al movimiento social de los agricultores en Chihuahua, es ética y epistemológicamente debatible, y amerita una disección analítica a profundidad.
C) El uso de un conjunto de mecanismos políticos y discursivos, que al descalificar al movimiento social, resultan similares en su forma y en su fondo, a los mecanismos que han sido utilizados por los gobiernos de derecha en coyunturas conflictivas.
Se afirmó ya que en el fondo del asunto subyace una ideologización y una politización negativas del movimiento social.
¿Cuál es la intención de ideologizar y politizar negativamente al movimiento social de los agricultores? ¿Cuál es la especificidad de los mecanismos discursivos y de acción política de los militantes de Morena, que han descalificado y denostado al movimiento social? ¿En los términos de la ética y de la epistemología de lo político y lo social, cuáles son las contradicciones que están presentes en la negativización del movimiento social por parte de la izquierda partidista?...
La credencial del elemento de la Guardia Nacional, inflitrado en las protestas en Delicias.
No se trata de idealizar o romantizar al movimiento social, que está atravesado por aciertos y errores, participaciones genuinas e ilegítimas, intereses visibles y no visibles. Desde luego que el movimiento social amerita ser criticado con evidencias y argumentos de por medio. Pero tampoco se trata de negativizar al movimiento social mediante formas que resultan cuestionables:
- A partir de condicionamientos e intereses institucionalizados del poder que se conciben con cerrazón (el orden jurídico de un tratado de aguas de 1944, cuya interpretación y cuya operación política son conflictivas).
- A partir de maneras de operar coyunturalmente en base a un pragmatismo gubernamental y electoral (el apremio por ganar presencia y posiciones de poder hacia el 2021).
Lo anterior nos lleva a afirmar que se requiere una crítica en la manera de tomar decisiones y de operar, por parte de la izquierda partidista, ante el movimiento social y ante las formas en que se ha concebido al “pueblo”.
En las formas de operar políticamente por parte del actual gobierno de izquierda en México, que tiene un enfoque populista, se identifican conceptualizaciones contradictorias respecto al “pueblo”. El gobierno lópezobradorista unas veces consulta al “pueblo” y otras veces no; unas veces parece proteger al “pueblo” y otras veces parece desprotegerlo; una veces se aproxima al “pueblo” y otras veces toma una distancia que resulta, por lo menos, extraña.
Esto último, deriva en el planteamiento de dos tesis sobre el actual gobierno de izquierda populista en México:
1ª tesis.- Hay una falta de claridad en la concepción del “pueblo” respecto a su atención y su participación en las maneras de hacer política, y respecto a las protecciones que amerita o no amerita como tal.
2ª tesis.- La conflictividad conceptual respecto a la figura política del “pueblo”, implica una conflictividad en las formas de hacer política, en la manera en la que se toman y se operan las decisiones gubernamentales.