Chihuahua. Chih.
(Sobre el mural que pinté en la Biblioteca de la Antigua Facultad de Medicina)
1.- Las bibliotecas son, para los estudiantes de Medicina y las ciencias de la salud, el escenario de eso que se dice luchar por los sueños. En las bibliotecas se sueña despierto. En las de la facultad de Medicina es un paisaje cotidiano mirar a una muchacha que no pudo asistir a la fiesta porque tenía examen y que ahora pierde todo su glamur desparramando su cabello sobre el libro de inmunología; o aquel otro que cayó de bruces sobre los apuntes de fisiología y que apenas pudo salvar de una fractura expuesta a sus pómulos y anteojos. Y sobre ellos, una luz artificial, permanente, sin sombra, zombie. Y ellos, encerrados, concentrados, en recogimiento silencioso, decididos en abrevar del hechizo el conocimiento que luego, confirmaremos en los cuerpos enfermos de los pacientes.
En la biblioteca, los estudiantes se conectan al universo de la información. Cada alumno es una dendrita que se intercomunica para que suceda el milagro del conocimiento. Y esos conocimientos están en los libros. Conocimientos que serán sabiduría cuando se adquiera la experiencia.
Una y otra vez, les damos a nuestros pacientes todos nuestros saberes que en los libros hemos encontrado, y recibimos de ellos, los pacientes, con el lenguaje de sus síntomas, su dramática petición de ayuda. Las personas son un alfabeto indescifrable, códigos que hay que interpretar.
Por eso, una y otra vez volvemos a los libros y les pedimos que nos iluminen. El médico, y otros profesionales de la salud, sabe que su objetivo es hacer el bien y que el paciente recupere su salud, y al hacerlo una y otra vez, llega hasta ellos, sin pensarlo, la ansiada y necesaria luz a sus mentes y arte a sus manos.
II.- Los objetivos que se propusieron los muralistas mexicanos, Rivera, Siqueiros y Orozco, sigue teniendo vigencia: esencialmente, el arte mural debe ser público y poseer elementos identitarios, y debe tener alguna utilidad social.
Es decir, el arte, además de conmover y de sorprender, debe servir.
Los murales de este campus y del nuevo, ya expresan suficientemente la tradición pictórica con la que se ha representado a la medicina: creo que hora de abrirse a la imaginación y al arte nuevo.
Mis objetivos son aportar una dimensión estética en un lugar más bien opresivo. No quiero que se cumpla este mal dicho: El aula es jaula y la biblioteca su sepulcro.
La vida es según la ventana a través de donde la mires.
Siempre he echado de menos los espacios al aire libre. Para leer, nada mejor que tirarse sobre pastos verdes, bajo los árboles, con un café, un libro, la compu y el cel para la foto del feis.
Con este mural pretendo aportar elementos de identidad chihuahuense: dos ríos emblemáticos, Chuvíscar y Sacramento. Y dos cerros icónicos, el Grande y el Cerro del Coronel, el sol, los cielos infinitos, sus flores, la luna y, algo de magia y misterio.
Este mural aporta, además, una perspectiva de profundidad: La profundidad, una de mis obsesiones en la Psiquiatría y en al Arte. Uno estos dos muros perpendiculares y hago que dos ríos rueden y se encuentren cerca de la vastedad de un paisaje de luz. Cultivo una atmósfera que estimule la imaginación y que permita al usuario sentirse más cómodo con un libro en la mano o a una computadora ante los ojos.
Estoy convencido que la adicción a las pantallas y la sobreexcitación visual se combate ofreciendo las diversas y apacibles visiones que ofrece el mundo que estamos perdiendo, y que aún conservan poderes que nos hechizan y que ayudan a conservar nuestra estabilidad mental y psicológica: la naturaleza y su conexión con el universo.
III.- Cuando yo, estudiante sin libros, y poeta lleno de pájaros en la cabeza, vivía en la biblioteca, siempre deseé sentirme en un jardín de flores donde pasara un río y me visitara la luna. Soñé con encontrarme en esos jardines y plazas públicas a los grandes filósofos griegos, construyendo su sabiduría, hablando, escuchando, discutiendo con otras mentes privilegiadas; y también imaginé que al abrir una ventana al universo, inesperadamente, sucediera la noche estrellada de Van Gogh.
Hoy logré mi objetivo: regalarles a los estudiantes un paisaje de luz, con agua y flores, una atmósfera de libertad, de fragancias y visiones inesperadas, para apoyarlos y consolarlos, para reconfortarlos y animarlos en sus acercamientos a los libros.
Intento poner mi granito de arena porque tengo especial interés de que estos estudiantes se preparen: ellos serán nuestros médicos.
La educación no debe ejercerse en ambientes carcelarios, sino libertarios. Aprender es una forma inteligente de vivir. Ojalá los estudiantes como yo, tengan algo de médico, poeta y loco. Porque de eso, todos quieren un poco.
*Este mural se lo dedico al Dr Daniel Castillo
Agradezco al Dr. René Núñez. Director de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud, por haber apoyado este proyecto.
Gracias