Chihuahua, Chih.
Finalmente Javier Corral obtuvo 517 mil votos (39.7%), Enrique Serrano 400 mil (30.7%); además de que el candidato independiente, José Luis Barraza, obtuvo 242 mil votos, equivalentes al 18.6% de la votación, en una elección a la que acudieron un millón 303 mil, que son el 49.28% del electorado de la entidad.
Javier Corral obtuvo 116 mil 503 votos más que Enrique Serrano Escobar y lo superó, además, en la votación obtenida en las dos principales urbes de Chihuahua.
El partido del presidente Peña Nieto sólo ganó en Hidalgo, Tlaxcala, Oaxaca, Sinaloa y Zacatecas. Además de las gubernaturas de Chihuahua, Durango, Tamaulipas, Puebla, Aguascalientes, Veracruz y Quintana Roo, perdió en las elecciones constituyentes de la Ciudad de México, en la que obtuvo el 9% de la votación y las de mitad de sexenio en Baja California (diputaciones y alcaldías).
Además, Morena, el partido de López Obrador, se colocó como segunda fuerza en Veracruz, Oaxaca y Zacatecas y, además, repitió como primera fuerza en la Ciudad de México.
Llaman la atención los resultados de Veracruz. Gana la gubernatura el PAN, pero Morena, además de quedar en segundo lugar, obtiene 15 diputaciones de mayoría relativa, por 12 del PAN y 3 del PRI.
En cuanto a las gubernaturas obtenidas por el PAN, en Durango, Quintana Roo y Veracruz, fueron obtenidas con base en la coalición con el PRD. Por otro lado, en Puebla, logró ganar encabezando una alianza con Nueva Alianza, PT, Compromiso por Puebla-Pacto Social de Integración Social.
Es decir, que el PAN, sin alianzas, sólo ganó las de Chihuahua, Aguascalientes y Tamaulipas. A lo que deberá agregarse el hecho de que los candidatos triunfadores del blanquiazul en Durango, Quintana Roo, Veracruz, fueron miembros del PRI. En los casos de José Rosas Aispuro, de Durango, y Miguel Angel Yunes, de Veracruz, lo fueron hasta poco antes del 2009. Y Carlos Joaquín González, de Quintana Roo, lo fue hasta hace muy poco, al inicio del presente proceso electoral, luego de abandonar al PRI, en protesta por no haber recibido la designación.
Pero si la derrota del priismo es histórica en el país, la que recibió en Chihuahua supera todos los antecedentes. Pierde la mayoría en el Congreso del Estado y, con excepción de cuatro municipios de mediana a menor población -Guerrero, Guadalupe y Calvo, Jiménez y Guachochi-, perdió todos los municipios con la mayor población de la entidad.
Por primera vez desde 1995, el PRI perdió la mayoría en el Congreso del Estado y el PAN rompe una continuidad gubernamental de 18 años.
El candidato perdedor, Enrique Serrano, obtuvo la más baja votación que hubiesen obtenido sus antecesores, los candidatos perdedores. Su votación sólo supera a la de Jesús Macías, en 1992.
Además, el candidato independiente, José Luis Barraza, al obtener 242 mil votos y deberá considerarse que, de no haber irrumpido en el proceso electoral, la mayor parte de esos votos serían, abrumadoramente, para el candidato panista.
De ahí, entonces, que puede evaluarse de mejor manera el elevado voto de castigo al gobierno de César Duarte; no son pocos, sumados los votos de Corral, Barraza y los obtenidos por Javier Félix, de Morena, suman el 60% de la votación, si se acepta el criterio que éstos candidatos eran los de la verdadera oposición al PRI.
Rechazo tan contundente abarcó por igual a las dos grandes urbes chihuahuenses. Armando Cabada, candidato independiente, obtuvo, casi, la mitad de la votación (48%), nivel semejante al obtenido en Chihuahua por la panista Maru Campos (44%). Javier Corral obtendría la friolera de 190 mil votos en la capital del estado y ganaría, también, en el antiguo Paso del Norte.
El PRI quedó en segundo lugar de la votación, pero la población que gobernará en el ámbito municipal será extremadamente baja. Los alcaldes panistas y los independientes gobernarán a alrededor del 85% de la población del estado y Armando Cabada, de Juárez, a la mayor, el 42%.
Además, con toda seguridad, el PRI puede quedarse, solamente, con 7 diputados, 6 de mayoría relativa y uno pluri; el PAN será la primera minoría, con 15 o 16 diputados. Se perfila, entonces, un Congreso sin mayoría. Bastará con que un legislador vote con la primera minoría, el PAN, para ganar las votaciones congresales.
Pero deberán obtener el concurso de diputados de varios partidos para aprobar reformas constitucionales o la aprobación de cosas por mayoría calificada.
Le pasó un tren por encima al PRI.