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La cruzada religiosa de Teresa Ortuño en el Colegio de Bachilleres

La cruzada religiosa de Teresa Ortuño en el Colegio de Bachilleres 16 de marzo de 2020

Leonardo Meza Jara

Chihuahua, Chih.

Ante cientos de jóvenes del colegio de Bachilleres en Chihuahua, Teresa Ortuño salió a predicar la semana pasada. La militante panista de la ultraderecha, convirtió a la dirección de Bachilleres en un púlpito. El discurso que Ortuño emitió ante cientos de estudiantes es una prédica religiosa.
En la batería de argumentos usados por Ortuño se identifican contenidos bíblicos y preceptos religiosos del cristianismo. En el discurso de la actual funcionaria panista está presente un fundamentalismo religioso de origen cristiano, que concibe de forma dogmática al sexo y la sexualidad. A lo largo de su prédica, Ortuño planteó una argumentación básica de los militantes de la ultraderecha que tiene puestos los pies en las tierras sagradas de la edad media:
- Por un lado, definió al sexo como una condición ontológica definitiva. Según Ortuño, se nace hombre o se nace mujer bajo una determinación sexual definitiva, respecto a lo que se puede ser o no se puede ser. Desde este punto de vista, los “hombres” solo pueden ser “hombres” y las “mujeres” solo pueden ser “mujeres”. Este argumento de la actual directora del colegio de Bachilleres es un determinismo biologicista, que niega los componentes históricos, sociales, políticos e ideológicos de la sexualidad humana.
- Por otro lado, Ortuño negó la existencia del sexo como una práctica que se traduce en una sexualidad concreta, que en el siglo XXI ha avanzado hasta el establecimiento de los derechos sexuales en el ámbito internacional, en la Constitución y en otras leyes derivadas.
En su discurso, Ortuño camina un sendero ideológico negacionista y reaccionario. La funcionaria panista niega la existencia de los derechos sexuales. Sin embargo, estos derechos ya existen y son vigentes, legal, política y socialmente, para resguardar la integridad y las decisiones de las personas que han optado por una sexualidad alterna.
El establecimiento de los matrimonios igualitarios en México es un hecho innegable. Si en el siglo XXI la legislación federal y local admite como legales los matrimonios homosexuales en una postura de avanzada ¿Qué sentido tiene negar la existencia de la homosexualidad? ¿Qué se pretende al negar el ejercicio de los derechos sexuales, haciendo uso de argumentos religiosos cuya fundamentación es arcaica y anacrónica?
Para Ortuño y para muchos otros que han convertido a la política y la educación en un territorio de batallas religiosas, en lugar de establecer un marco legal para resguardar los derechos sexuales de las personas, tendrían que establecerse restricciones y prohibiciones en la materia.
En el límite de su postura negacionista de los derechos sexuales, Ortuño se atrevió a llamar a las mujeres cuyas preferencias sexuales son alternas: “machorras”. Esta forma discriminatoria y despectiva, bajo la cual Ortuño se refirió a las lesbianas, es un mecanismo prejuicioso e inquisitivo que se ejerce desde un espacio de poder institucional.
La violencia verbal de la actual directora de los colegios de Bachilleres en Chihuahua es evidente.
Ante la cerrazón de Ortuño, quedan en el aire algunas preguntas: ¿Qué están dispuestos(as) a hacer los(las) militantes de la ultraderecha para restringir y/o prohibir los derechos sexuales en México? ¿Hasta qué grado de imposición y/o de violencia, estaría llegando la postura de la ultraderecha en México, con la finalidad de negar los derechos sexuales de las personas?
En fondo, la postura de Ortuño es una regresión a las formas de hacer política, que al negar la existencia de los derechos sexuales, estaría dispuesta a cualquier cosa con el fin de restringir y prohibir estos derechos.
La Santa Inquisición, como forma de pensamiento y como forma de hacer política, ha logrado extender sus ramales hasta el siglo XXI.