La Boquilla ¿Una mentira presidencial más?
Sin Retorno

La Boquilla ¿Una mentira presidencial más? 31 de octubre de 2021

Luis Javier Valero Flores

Chihuahua, Chih.

Luego de la firma del acuerdo entre el Secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, y la gobernadora de Chihuahua, Maru Campos, el viernes de la semana anterior, el presidente López Obrador encendió las luces de alerta de los usuarios de los distritos de riego del centro-sur del estado, al afirmar que no estaba enterado del acuerdo y que se informó por los medios de comunicación.

¿De veras? ¿López Obrador no fue informado en tiempo y forma por su segundo de a bordo sobre la posible resolución de un conflicto que pudo afectar las relaciones de México con EU, las del gobierno mexicano con los agricultores del norte de Tamaulipas; que pudo poner en riesgo (según su versión) los compromisos mexicanos en el cumplimiento del Tratado del ’44; que perjudicó seriamente las posibilidades del partido del presidente, de obtener la gubernatura de Chihuahua; que lo obligó al despido de varias decenas de funcionarios de la Conagua, incluida la anterior directora?

¿No le informó de todo lo anterior el encargado de la gobernabilidad en el país?

N’ombre. ¿A poco no le dijo nada de eso el tabasqueño más cercano a sus afectos y, además, porque el acuerdo pasaba por encima de la autonomía de la FGR, porque, para cumplir con los acuerdos, el Fiscal Gertz Manero deberá ordenar el desistimiento de las causas seguidas en contra de los 3 productores de de La Cruz, y de las más severas acusaciones levantadas en contra de Andrés Valles?

¡Increíble!

Es que hay muy poco espacio para la duda. 

El presidente, en la conferencia mañanera del lunes anterior, dijo que “… nosotros no podemos dejar de atender los planteamientos que hacen los gobiernos de los estados, pero veremos en qué condiciones se llega a un arreglo sin que se tolere la corrupción, la delincuencia.

¿Las investigaciones van a continuar?, se le preguntó.
Sí, pero se está iniciando esto, dijo.
Me llamó la atención porque me enteré por los medios.
¿No le informó el secretario de Gobernación?, se le preguntó.
No, no, no, pero hay que ver qué acuerdos, me voy a informar sobre esto, es que tenemos muchas cosas y le tengo mucha confianza y sé que está en Gobernación y seguramente él lo está viendo, pero yo en particular no tuve tiempo de verlo, sólo vi en el periódico una foto; no había ninguna autoridad federal, ví a autoridades estatales con los dirigentes de los que tienen los sistemas de riego en La Boquilla que entregaban”.
Luego, el presidente acusó que se realiza “un acaparamiento de agua en Chihuahua, en donde también participa la delincuencia organizada”. 

La aseveración es tan general que es imposible no estar de acuerdo con ella, pero que difícilmente se configura en el conflicto de las presas. 

El acaparamiento del agua se ubica mayormente en el otorgamiento ilegal de los permisos para la perforación y explotación de los pozos de agua, algo que numerosos productores de las regiones del norte, noreste, occidente y centro-sur del estado han denunciado permanentemente a lo largo de las últimas dos décadas, sin encontrar eco en los directivos de la Conagua; ni antes, ni ahora en el gobierno de la 4T.

A continuación, López Obrador repitió las acusaciones que ha hecho a lo largo del conflicto, lo que generó un más que justificado desconcierto pues mostró, nuevamente, su desconocimiento del problema. Insistió en que la pretensión de los productores era el incumplimiento del Tratado de Aguas: “Se actuó mal porque se quería que incumpliéramos un tratado internacional de agua con Estados Unidos que se firmó en los años 40 y si no se cumple con ese tratado podría venir represalias a México que nos iban a afectar, pero prevaleció el interés de estos grupos”.

Y lanzó una nueva mentira ¿Ignorancia, o manipulación? Al sostener que solo vio una foto del acto de la entrega de La Boquilla y que en ella no vio a ninguna autoridad federal.

Otra vez la duda: ¿El Director General de Conagua no le informó al presidente que había tomado posesión de la presa desde el sábado y que sus funcionarios habían recibido las instalaciones, que en el acto había estado presente el Secretario de Gobierno, César Jáuregui, a nombre de la gobernadora?

¿De veras no lo sabía?

Son muchas.

¿No estaremos frente a una situación semejante a la del episodio de la liberación de Ovidio Guzmán, en Culiacán, cuando el presidente dijo que no había tomado la determinación de liberarlo, que él viajaba por aire en ese momento rumbo a Oaxaca, y luego, semanas más tarde, aseveró que él había sido, personalmente, quien ordenó la determinación de liberar al hijo de El “Chapo” Guzmán?

Adujo que lo había hecho para evitar el baño de sangre que, sin duda, ocurriría en la capital sinaloense, tomada, para efectos prácticos, por el Cártel de Sinaloa, lo que aceptó tácitamente el mandatario, y que constituyó  uno de los momentos cumbre, emblemáticos, de la derrota del Estado mexicano frente al crimen organizado.

Situación que continúa pues, a dos años de los hechos, la orden de detención, con fines de extradición en contra de Ovidio, aún no se ejecuta.

“Con el propósito de salvaguardar el bien superior, la integridad y la tranquilidad de los habitantes de Culiacán, el gabinete de seguridad determinó suspender las acciones operativas con los elementos militares, y trasladarse a Culiacán para conducir las acciones correspondientes”, afirmó el día de los hechos, el 17 de octubre de 2019, el entonces Secretario de Seguridad Ciudadana, Alfonso Durazo.

Luego, el 19 de junio de 2020 López Obrador afirmó: “Yo ordené que se detuviera ese operativo (el de la detención de Ovidio Guzmán) y que se dejara en libertad a ese presunto delincuente”, pero hasta entonces le había mentido a la nación pues siempre sostuvo que a él le habían informado de la determinación, cosa en la que siempre, dijo, “los apoyé”.

Si en ese hecho tan importante, el presidente que usó como uno de sus principales slogans de campaña que “no mentir” era la parte esencial de su conducta pública, hay sobradas razones para creer que en el asunto de La Boquilla, al afirmar que no fue informado del acuerdo, se pueda echar abajo por la vía de alegar que la Fiscalía de Gertz Manero goza de plena autonomía y que “el Ejecutivo no puede intervenir”.

Ahora bien ¿Qué caso tiene haber hecho esas declaraciones? 

¿Qué no bastaba con expresar que apoyaba las gestiones del secretario de Gobernación, quien goza de su plena confianza? 

¿Para qué atizarle al conflicto, máxime si en el centro de la resolución se encuentra la liberación de los cuatro detenidos ilegalmente por la FGR?

Además, López Obrador insiste en que la pretensión era la de incumplir con el tratado internacional y que eso podía generar severas sanciones de EU.

Otra vez el desconocimiento ¿Falta de asesoría? ¿O manipulación? ¿Acaso nadie le ha explicado que el mismo tratado establece los mecanismos puntuales para los casos de incumplimiento y las posibles sanciones por ello?

N’ombre ¿Acaso sus funcionarios no le han explicado que el problema mayor del agua -el acaparamiento y la explotación ilegal- se encuentra en el agua subterránea y no en el agua de la superficie? 

¿Y que los grandes propietarios de tierra no se encuentran en los usuarios de los distritos de riego -por supuesto que los hay, pero es la absoluta minoría- sino en los detentadores de los permisos de los pozos de agua, en una inmensa corruptela que abarca a la CFE?

Asombra tanta ignorancia sobre un tema tan crucial.

¿O será, simplemente, la incapacidad para aceptar que se equivocó?

López Obrador deberá reflexionar seriamente acerca del rumbo de lo que resta de su mandato; el tema de La Boquilla lo puede ayudar.

Sin más argumentación, deberá ordenar la inmediata de los 4 agricultores detenidos.

[email protected]; Blog: luisjaviervalero.blogspot.com; Twitter: /LJValeroF

Fuente de citas hemerográficas antiguas: Información Procesada (INPRO)

Luis Javier Valero Flores

Director General de Aserto. Columnista de El Diario