Chihuahua, Chih.
La denuncia pública en contra de varios funcionarios del gobierno federal, consistente en la existencia de prácticas nepóticas, que involucra a los delegados de la Secretaría de Bienestar Social, desde el Delegado Juan Carlos Loera, a los subdelegados de Chihuahua, Parral y Guachochi (Marcelino Gómez Brenes, Luis Fernando Duarte e Ivonne Contreras), ha puesto al descubierto, además del hecho mismo de la contratación que se hizo de familiares de los funcionarios de las dependencias en las que éstos son los jefes jerárquicos, ha develado, además, otro aspecto, por demás criticable, de quienes accedieron al poder al influjo del tsunami lopezobradorista: La meritocracia.
Como lo han hecho las burocracias partidarias que los antecedieron en el poder, algunos morenistas entronizados en los puestos públicos esgrimen como virtud para ocupar esos cargos, los méritos realizados en la etapa previa, la de la lucha por ganar la presidencia de la república.
Sólo que hay dos que tres pequeños problemas: Las leyes prohíben esas prácticas; incurrieron en diversos conflictos de interés, el mayor de ellos, el de que llegaron diciendo que serían distintos, contrarios a quienes los antecedieron en el gobierno.
Era el momento de demostrarlo.
No hacerlo será catastrófico para ellos, para Morena, para el país…