Chihuahua, Chih.
Durante las elecciones suelen aparecer los bestiarios, esos documentos que se producen de manera individual o colectiva, en cuyo contenido se representan a los hombres y sus acciones. Una de las figuras más comunes de los bestiarios políticos de los siglos XX y XXI, es la del borrego. Comúnmente, los “ciudadanos” son representados a partir de la figura del “borrego”, que como animal domesticado significa a la sumisión absoluta. Un “borrego” que pertenece a un rebaño dirigido por un pastor, sigue órdenes al pie de la letra, sin cuestionamiento alguno. Inclusive el sustantivo de “borrego” se ha transformado en verbo a partir de la palabra “aborregar”. Cuando se dice que alguien está “aborregado”, lo que se está refiriendo es que tiene la capacidad de la sumisión voluntaria.
Los bestiarios fueron muy populares durante la edad media. Aunque desde la antigüedad los seres humanos y sus acciones fueron representados mediante analogías que los comparaban con animales. En la actualidad, los bestiarios siguen siendo vigentes, tanto en la literatura como en otras áreas de la vida humana. Uno de los bestiarios más reconocidos escritos en México, es el de Juan José Arreola. El “Bestiario” de Arreola, del cual fue amanuense José Emilio Pacheco, fue escrito en 1958. La belleza y la vigencia de este texto de Arreola son incuestionables.
Los políticos han hechos uso de la estrategia discursiva de los bestiarios de forma reiterada. Durante la elección presidencial del año 2000, Vicente Fox se refirió a los habitantes de Los Pinos como: “tepocatas, alimañas y víboras prietas”. Años después, el mismo Fox pasaría a ser recordado como una “alimaña” o “víbora” más, en los bestiarios de la política mexicana.
En uno de los spot de la campaña electoral del 2017, López Obrador hizo uso de una estrategia discursiva que se deriva de los bestiarios: “Se pasan, usan dinero para comprar lealtades y engañan. Compran votos, trafican con la pobreza de la gente. Y por eso pueden postular a una vaca o a un burro, y gana la vaca o gana el burro. Y son los mismos, fulanos y menganos, puercos y cochinos, cerdos y marranos. Pero pronto, muy pronto habrá una rebelión en la granja, pacífica. Y se acabará con la corrupción y la violencia. Tendremos producción, trabajo, seguridad y bienestar para todos. Morena es la esperanza de México.”
La imagen que usa López Obrador en este spot, hace alusión a la novela de George Orwell: “Rebelión en la granja”, que también funciona a partir de la estrategia discursiva de los bestiarios. Aunque los usos discursivos de la literatura en la política, terminan siendo simplificadores cuando se circunscriben a las campañas y a la búsqueda del poder.
Recientemente, en un foro de banqueros organizado en Acapulco, López Obrador se refirió al “tigre”, significando al México bronco que pudiera despertar en caso de un fraude electoral en 2018: “Si se atreven a un fraude, yo me voy también a Palenque y a ver quién va a amarrar al tigre. El que suelte el tigre, que lo amarre. Ya no voy a estar yo deteniendo a la gente luego de un fraude electoral. Así de claro."
En la analogía de López Obrador, el tigre representa la amenaza del levantamiento en caso de tener lugar un tercer fraude electoral en México. En 1988, el México bronco que estuvo dispuesto a levantarse en armas fue contenido por Cuauhtémoc Cárdenas. En 2006, el mismo López Obrador contuvo al tigre del levantamiento social y todo quedó en la toma del Paseo de la Reforma y en actos multitudinarios en el Zócalo, que llegaron a agrupar a más de un millón de personas en las asambleas que reclamaban la consigna de: “voto por voto, casilla por casilla”.
A partir de la literatura, de los usos políticos del lenguaje y del saber popular, queda claro que los significados de una analogía como la del “tigre” pueden prestarse a distintas interpretaciones. La analogía del “tigre” referida por López Obrador como el “México bronco”, es uno los múltiples significados de esta imagen que toma la forma de una metáfora. Pero el significado del “tigre” es mucho más que el México bronco, dispuesto a levantarse en armas, referido por López Obrador.
Los significados que están depositados en los bestiarios están abiertos a interpretaciones variadas por parte de los lectores. Esta es una de los grandes logros de la literatura, que no puede quedar reducida a los usos políticos de uno u otro bando.
Cuando en el lenguaje popular alguien refiere que se le “puso una raya más al tigre”, está tratando de decir que tiene lugar una situación en la que la acumulación de problemas y el descontento ante ello, están a punto de llegar a un grado insostenible. En este caso, la “raya” que se pone al tigre representa un mecanismo de aumento y acumulación del enojo y la protesta ante los problemas. A su vez, el “tigre” en sí mismo, representa al enojo y la protesta a punto de desbordarse.
La revista “Proceso” del domingo 25 de marzo, en la que se publica la nota: “Otra posible mancha en el equipo de López Obrador”, hace alusión al dicho de “ponerle una raya más al tigre”. Queda claro, que los tigres tienen rayas y que los leopardos tienen manchas. Pero el título del artículo de la revista fundada por Julio Scherer, hace alusión a este dicho, al menos indirectamente.
Esa nota refiere la posible candidatura del cuestionado Julián Leyzaola a una curul en la cámara de diputados, impulsado por el Partido Encuentro Social (PES), que va en alianza con Morena y con el Partido del Trabajo (PT). La nota de “Proceso” relata las tropelías de Leyzaola en su paso por Tijuana, Ciudad Juárez y Cancún, cuando estuvo al mando de los cuerpos policiacos en esas ciudades. La figura de Julián Leyzaola está sumamente desprestigiada, y el solo hecho de pensar su postulación a un cargo popular en la alianza entre el PES, Morena y el PT, traerá sin duda costos negativos para el proyecto lópezobradorista.
Meses atrás, la misma revista “Proceso” cuestionó la integración de Lino Korrodi al proyecto lópezobradorista. Inmediatamente, López Obrador se dedicó a defender la adhesión de Korrodi al proyecto de Morena diciendo que “todos merecemos una segunda oportunidad”. Desde aquel momento, los bestiarios postulados por López Obrador han venido perdiendo fuerza en los términos de la ética política.
Ojalá que el asunto de Leyzaola, no se convierta en el hecho de “ponerle una raya más tigre”, que va significando al enojo de los militantes y simpatizantes de Morena, ante las decisiones equivocadas que se han dado en el nombramiento de candidatos en el proceso electoral del 2018. Los dirigentes de Morena responsabilizan de la jugada para postular a Leyzaola al Partido Encuentro Social, pero gran parte de esta jugada estaría siendo responsabilidad de Morena y su política aliancista en el 2018.