Chihuahua, Chih.
Al inicio de la semana en curso, el gobernador del Estado, Javier Corral Jurado, entregó 20 millones 780 mil pesos a 166 Guarderías o estancias infantiles de 19 municipios del Estado, con el fin de que sigan operando de manera ordinaria.
El mandatario estatal señaló que en Chihuahua “no hay niños fantasmas, son de carne y hueso”, lo que desde mi punto de vista es plausible. Los niños y sus padres requieren de esos espacios, la mayoría de los cuales se vieron obligados a cancelar su operación, tras el recorte presupuestal federal que bajo la divisa de la “austeridad Republicana”, impuso el presidente de la República.
Sin embargo, no hay que dejar de lado a los 1900 adultos mayores, empleados administrativos y profesores jubilados y pensionados de la Sección Octava del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), a los que ilegalmente, se les entrega su bono de recuperación de 10 mil pesos por trimestre (algo así como entre 2000 y 3,500 por mes), cantidad irrisoria, que se entrega por lo general, año con año, siempre de manera retrasada.
Por ejemplo en el 2018, les entregaron 2 trimestres en el mes de octubre y otros dos trimestres en el mes de abril. Hasta la fecha –me comentaron varios de ellos— no les han pagado los dos trimestres restantes, lo que indudablemente no se vale.
Ellos también, al igual que los niños son de “carne y hueso”, no fantasmas, como bien dijo el gobernador del Estado.
Y me refiero a él, porque es el gobierno del Estado quien administra el fideicomiso federal de los pensionados y jubilados de la Sección Octava del magisterio.
¿Quién o quienes? Son los responsables de lo que evidentemente es un desvío o malversación de los bonos, que por Ley, deben entregarse en tiempo y forma. ¿Los lideres sindicales de la sección Octava, el gobierno del Estado o la federación?
Espero que el gobernador del Estado y el presidente de la República que podrían reunirse mañana viernes (hasta el momento de esta publicación no había confirmación de una posible reunión), lo aclaren. Los pensionados y jubilados de la tercera edad, reitero, tampoco son “fantasmas” y merecen respeto, consideración y apoyo.