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Jaques de Corral al régimen

Jaques de Corral al régimen 28 de enero de 2018

Luis Javier Valero Flores

Chihuahua, Chih.

Lo que parecía, ante el anuncio de la celebración de la caravana, una simple jugada político-electoral, justa en sus reclamos, impregnada de tintes políticos por sus antecedentes -y de éstos, no los referentes a la detención y enjuiciamiento de Alejandro Gutiérrez, sino al de la reunión promovida por el gobernador Corral, denominada “Diálogos”, en los que la principal conclusión fue la concreción de la alianza electoral entre el PAN y el PRD- pero al fin y al cabo en una operación que podría tener conclusiones positivas para la actual administración estatal, ha resultado ser la acción más desastrosa para el PRI y su gobierno.

Ese es el principal resultado, hasta ahora, de la sorpresiva ofensiva, -por sus características- de Javier Corral quien ha logrado esgrimir dos temas -la tardanza del gobierno de Peña Nieto en tramitar la extradición de Duarte y la discrecionalidad en la distribución de los recursos federales, en plena contraposición al federalismo- que lo han colocado, de golpe y porrazo, entre los políticos que mayor atención y simpatías han acaparado en las últimas semanas.

Para ello ha contado con las no menos sorpresivas reacciones de los personeros del gobierno federal.

Aterrados, apenas al iniciar la caravana, literalmente, daban a conocer que la extradición ya iba en camino, pero acotadas las órdenes de aprehensión a solo tres. Luego, en sentido contrario al de aquella resolución, anunciaban la atracción, por la Fepade, del caso de Alejandro Gutiérrez, inmediatamente rechazada por el gobernador.

Y, otra vez, a recular, a aceptar que la dependencia federal solo vería los posibles delitos federales y el gobierno de Chihuahua, los del fuero común, luego de que Navarrete defendiera la facultad legal de la PGR.

Tuvo que recular.

Enseguida las negociaciones, de las que emergieron acuerdos, a pesar de las posturas oficiales, emitidas en comunicados de prensa, negando la existencia de acuerdos -que les sirvieron para, nuevamente, descalificar a El Diario, en lo que es una inexplicable e inaceptable postura frente a un medio de comunicación- en las que, aparentemente, van camino a resolverse los diferendos que, nuevamente, son saboteados por ambas partes, a juzgar por los acontecimientos de Gómez Palacio y la denuncia de Corral acerca del retiro de garantías de Banobras a los créditos de Chihuahua.

Ufff…

Así de complicada está la situación. Y en medio de todo la aún más complicada situación local, en la que los conflictos sociales, de todo tipo, están al alcance de la mano, además de los innegables apetitos personales generados por el ya presente proceso electoral, aspecto del que no se puede deslindar el coordinador del gabinete, Gustavo Madero, principal objetivo de las agresiones de los priistas de La Laguna, de lo cual Corral ha responsabilizado al Comité Nacional del PRI, en lo que es una secuela de los enjuiciamientos efectuados a raíz de la detención de Alejandro Gutiérrez.

Como en pocas ocasiones el escenario político no podía estar más enredado. Pero a medida que pasan los días y llegan las respuestas del régimen, desde que les condicionaron la entrega de recursos derivados de los convenios del fin de año, hasta la corretiza de Madero en Gómez Palacio a manos de los priistas, el encono de Corral crece.

Ya abarcó en ese sentido hasta a sus propios compañeros, los gobernadores emanados del PAN, pasando, antes, por el total de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago), la que, dijo, no sirve para efectos de la existencia de un auténtico federalismo.

Y las críticas de Corral abarcaron hasta al gobernador duranguense, José Rosas Aispuro, (ex militante del PRI, hechura política del ex gobernador y ex secretario general, nacional, de la CNC, Maximiliano Silerio, renunciante del PRI para convertirse en candidato perdedor, por el PAN, en 2010; senador por este partido y ahora gobernante local) pues lo acusó de no evitar las agresiones sufridas por los integrantes de la caravana, a su llegada a los territorios de la última gobernante del clan priista creado por el ex presidente municipal gomezpalatino, Carlos Herrera.

Causa un cierto escozor que fueran supuestos militantes de la CNC los protagonistas de la agresión a la caravana corralista.

Y justamente en estos momentos, Corral decidió celebrar la subasta de la renegociación de la deuda directa de Chihuahua.

Aparentemente, de tal operación financiera los resultados son positivos; no negociaron al alza, ni el monto del crédito, ni los plazos de la deuda -cosas que, además, impide la actual legislación en materia de deuda- y, además, de acuerdo con sus informaciones (las que deberemos confrontar con los registros oficiales de la deuda en los portales de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público) se logrará un ahorro anual de 325 millones de pesos.

Es de tal magnitud el encono de Corral al régimen -en estos momentos- que deseó que, si no ganase Anaya la presidencia de la república -expresiones violatorias de la norma electoral- no estaría tan malo el triunfo de López Obrador.

A tantos motivos de agravio, Corral sumó uno nuevo. Se sabía de la determinación de los directivos de Banobras de no otorgar la Garantía de Pago Oportuno necesaria para la renegociación de la deuda, pues la secretaría de hacienda había previsto ofrecerla, lo que llevó a la empresa calificadora de deuda -Moody’s- a disminuir la calificación de la deuda directa de Chihuahua, que podría llevar a que los bancos exigieran peores condiciones en la operación.

Ese hecho fue retomado por el gobernador Corral quien acusó al mismísimo Secretario de Hacienda, José Antonio González Anaya, de “boicotear” la renegociación de la deuda local: “Nos trató de boicotear Hacienda y todo el boicot que González Anaya nos hizo y bajó a BANOBRAS (la no prestación de su aval), pero sacamos adelante el proceso, transparente y con reducción en el pago de intereses”. (Nota de Pedro Fierro S., Tiempo.com.mx, 26/I/18).

Bueno, pues todo eso es historia, faltos de una visión estratégica para afrontar un reto de corte absolutamente político, como el planteado por Corral a lo largo de estas semanas, los gobernantes y su candidato están en el peor de los escenarios: Aparecen como protectores del ex gobernador Duarte; quisieron llevarse al ámbito federal al operador financiero del PRI, para no descobijarse; los “balconearon” como extorsionadores en la entrega de recursos federales; boicoteadores de las renegociaciones de las deudas y, por si faltara algo, se revelan como golpeadores de caravanas o marchas, justas o injustas, con motivaciones políticas o no, pero al fin y al cabo, pacífica como la convocada por el gobierno de Chihuahua, lo que envía uno de los más graves mensajes de frente a la sucesión presidencial.

Y aquí debiéramos detenernos.

Uno de los argumentos más frecuentes entre los ciudadanos, en lo general, es el de que López Obrador puede ganar la elección presidencial, pero los simpatizantes de éste aseguran que será la tercera ocasión en la que le esquilmen el triunfo.

Unos y otros coinciden: “Puede ganar la elección, pero no lo van a dejar que llegue a la presidencia”. Actos como el escenificado por las turbas priistas gomezpalatinas lanzan el peor de los presagios y podría explicar la frase del gobernador chihuahuense, no en el sentido de la simpatía por su candidatura, sino en la orientación de que formaría parte, de todos modos, de la oposición al PRI.

Culmina, así, una exitosa semana para Javier Corral.

Lanzó una ofensiva política, galvanizó la mayoría de las simpatías a su favor, y no solo en el ámbito local: Apresuró la extradición de Duarte (lo que le dará un formidable golpe al priismo local); le entregarán el dinero reclamado; sacó la subasta de la renegociación de la deuda con mejores condiciones; develó las triquiñuelas de Hacienda, además de descubrirlos como instrumento político del grupo gobernante; ratificó su protagonismo en los medios de comunicación de la capital del país; puso contra las cuerdas al gobierno de Peña Nieto, sacó del escenario al candidato José Antonio Meade -incluso hizo que se olvidara a su candidato, Ricardo Anaya-, le lanzó un guiño al lopezobradorismo y, con toda seguridad, con su empuje, un buen número de los candidatos del PAN podrán salir adelante en los procesos electorales.

Por si fuera poco, logró recuperar simpatías perdidas; por supuesto, no todas, ni en la misma dimensión de hace dos años pues los pendientes de su gobierno son muchos; uno de ellos, el de la seguridad, crece con los días ante el cual no pareciera hacer esfuerzo alguno, ni llevar a cabo estrategia que siente las bases de, por lo menos a mediano plazo, pudiera atenuarla.

Y hay un frente, el que por ninguna parte parece ser tema prioritario para la actual administración. El del uso de los recursos públicos, en particular la nómina que no disminuye en los más altos mandos, el de los gastos y viáticos y el de los numerosos casos en los que se advierten serias violaciones a la ley de adquisiciones, cosas que, recuerden el caso Duarte, a los chihuahuenses les gusta castigar en las urnas, en los procesos electorales locales.

Ojalá lo recordaran.

[email protected]; Blog: luisjaviervalero.blogspot.com; Twitter: /LJValeroF

Luis Javier Valero Flores

Director General de Aserto. Columnista de El Diario