Chihuahua, Chih.
El 11 de abril empezó a circular un informe muy crítico con la manera en que el gobierno mexicano ha manejado la epidemia de Covid. Las principales autoridades guardaron silencio durante nueve días. El día 20 respondió el subsecretario Hugo López-Gatell.
En 2020, el Panel Independiente de la Organización Mundial de la Salud solicitó la elaboración de ocho estudios sobre las cuatro mejores y peores respuestas a la pandemia en el mundo. Las más deficientes fueron las de Estados Unidos, Inglaterra, Brasil y México. La investigación sobre nuestro país fue encabezada por Jaime Sepúlveda (Universidad de California, San Francisco) y el investigador principal fue Mariano Sánchez-Talanquer (El Colegio de México). Con el apoyo de otros diez investigadores urdieron un texto bien sustentado. Las tablas, abundantes, están armadas con cifras tomadas de la base de datos de la Secretaría de Salud.
El reporte -difundido el 11 de abril- subraya el irresponsable manejo de la pandemia, un modelo de gestión incapaz de corregir errores y una cerrazón ante la evidencia científica. Como es inevitable y frecuente, los medios realzaron la cifra más llamativa: si el gobierno hubiera tenido un desempeño promedio (es decir, ni excelente ni deficiente) se hubieran podido evitar alrededor de 190 mil muertes.
Las autoridades guardaron silencio durante nueve días cediendo la plaza al reporte de referencia. Se afianzó la percepción, dentro y fuera del país, de la mediocridad de la respuesta gubernamental a la pandemia. La indiferencia del Presidente se complicó porque, por coincidencia o prestidigitación mediática, en la mañanera previa a la presentación del reporte, soltó una de sus bombas: excluir a los médicos privados de la vacunación prioritaria. El tema se llevó buena parte de la atención durante varios días.
El 20 de abril, el portal Pie de Página publicó la respuesta de López-Gatell. En una larga entrevista concedida a Daniela Pastrana y José Ignacio de Alba, se lanzó contra sus colegas. Descalificó el documento por básico. "Está bonito, elegante, pero básico" y por tener "cero reflexión sobre la historia". Lo atribuyó al "periodo electoral" y condenó a sus 12 autores de tener "un resentimiento ideológico".
Ojalá y el subsecretario se dé tiempo para un texto más elaborado porque su argumentación confirma una idea del informe de Sepúlveda, Sánchez, et.al.: "El debate público [sobre] la pandemia se tornó una cuestión personal. Dada la falta de controles institucionales y deliberación colectiva de expertos, los funcionarios tendieron a reincidir en sus errores. Críticas y recomendaciones externas fueron descartadas en automático como ataques partidistas".
En tanto seguimos la evolución de una discusión que afortunadamente se hace pública, se va conformando una tercera vía. En 2020, el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) convocó a 13 instituciones (UNAM, El Colegio de México, Institutos de salud, Organización Panamericana de la Salud, entre otras) para hacer un estudio con recomendaciones. Sus resultados fueron presentados a las autoridades en noviembre del año pasado. El texto, y la forma de presentarlo, no despertó resquemores en la Secretaría de Salud o Palacio Nacional.
Las 14 instituciones (incluido el INSP) han seguido reuniéndose con las autoridades y los avances fueron presentados en una de las vespertinas de la semana pasada (estuvo López-Gatell). Tal vez este diálogo se convierta en punto de confluencia de los especialistas en salud pública frecuentemente lastrados por esa costumbre presidencial de opinar y decidir sobre absolutamente todos los temas.
El combate a la pandemia está metido en una encrucijada. Los avances son insuficientes, las vacunas escasas y falta coordinación entre diferentes dependencias. La paradoja es que México cuenta con un gremio de especialistas capaces de armar una respuesta mucho mejor a la recibida. Las 14 instituciones podrían ser determinantes si logran sacudirse la timidez y, enarbolando su autoridad científica, inciden en un gobierno obsesionado con el control de la política de salud.
No hay tiempo que perder. Las tareas urgentes son la reducción de las muertes evitables, la contención de la pandemia y el regreso gradual a una normalidad que ya se extraña.
Colaboró Sergio Huesca Villeda.
@sergioaguayo
*Tomado de Reforma, 21/IV/21