Chihuahua. Chih.
No, no soy una mujer hegemónica
No soy aprobada por la gente como una,
Tampoco es que hable por todas,
Pues me represento a mi misma y a nadie más,
No puedo alterar la realidad de las otras para alzar la voz por ellas, porque ni soy salvadora,
Ni soy quien para decirles que hacer, pues creo
humanamente en su poder y su fuerza,
Solo intento advertirlas por el mundo tan cruel que persiste,
por el macho asesino que asecha, el que viola y somete,
encubierto en iglesias y bajo rezos sombríos de un sufrir por
las almas,
Lo que puedo ver es que siendo todas nosotras tan
diferentes, una llaga atraviesa desde la planta de los pies al
centro de la cuerpa que conoce a su captor, el
patriarcado como un sistema incesante de desdicha para
les invisibles,
Al que nos enfrentamos todos los días en las dinámicas de
poder capitalista, y que aún así convertimos estás ruinas en
semblanza, amor punzante y de un día gris hacemos
consensos, y reunimos fuerzas de la punta de los pies al
centro de la cuerpa.
Porque este mundo sin nosotras no es posible, porque la
buena querella dónde exhibimos disconformes, lo
entregamos con todo el cariño, a sabiendas de que lo
hacemos con poder y razón.
Es ahí donde enraiza la brujería, chamánica y ancestral de
la buena voluntad de aquellas, que aún ardiendo en el
fuego supieron las cenizas serían esparcidas a la luna para
traer inspiración a otras, para iluminar el sendero a las que
vienen después.